Sunday, February 17, 2019

Todo Es Conciencia

Pude haber utilizado la palabra Dios, pero prefiero utilizar la palabra Conciencia dado que el concepto Dios tiene tantos significados para tantas personas que siento que Conciencia es un término más generalizadamente aceptado. Sobre todo, de la manera en que se desarrollará este escrito. Antes de continuar, para aquellos que son estudiantes de Un curso de milagros, el término conciencia no aplicaría aquí dado que según su teoría, la conciencia forma parte del primer nivel de separación. En otras palabras, la conciencia forma parte del ego. Pero aquí la estoy empleando de la manera en que el Advaita la emplea. En el que la Conciencia y Dios son sinónimos.

Y aunque en Un curso de milagros queda claramente establecido que la separación nunca ocurrió, el Advaita dice lo mismo. Sin embargo, Un curso de milagros, al igual que el Advaita, están de acuerdo, que, aunque la separación nunca ocurrió, no se puede negar la experiencia “humana” que aparenta estar teniendo lugar, y es desde ese prisma que se empieza a abordar este tema. Habiendo clarificado eso, continuemos.

La Conciencia, siendo potencial creativo infinito, es desde donde se proyecta la experiencia fenoménica. El mundo que se percibe, incluyendo el “yo” que se encuentra en él. Su Origen es la Conciencia. Ese Origen es el que le dota a cada una de las partes proyectadas (mundo físico y todo lo que el mismo contiene; seres humanos, animales, plantas, objetos, etcétera) sus características, comportamiento, decisiones, emociones y sentimientos. En fin, todo lo que caracteriza cada una de esas partes.

Cuando el ser humano no se percata de ello, sufre. Sufre porque cree tener el control de su vida, y trata de controlarla a toda costa sin darse cuenta que es una batalla perdida. Sin embargo, si ese ser humano se encuentra intentando controlar su vida, es porque la Conciencia lo ha proyectado de esa manera. Si, por el contrario, ese ser humano es consciente de que la Conciencia es Quien lo vive, y por consiguiente toma la posición de el observador de su vida, sin intentar controlar nada, vive en paz. Y esa actitud, viene ya predeterminada por la Conciencia misma.

Entonces, ¿por qué hacer todo tipo de prácticas, si de todos modos la Conciencia va a determinar lo que va a ocurrir? Ese es el misterio, la gran paradoja de la vida. Mientras crees estar tomando decisiones, decisiones se están tomando a través de ti. Cuando se aprende a vivir en aceptación de esa paradoja, cuando esa comprensión es integrada, el miedo no es lo que tiene lugar. Todo lo contrario, todo se suelta y la vida ahora simplemente se vive.

Esta comprensión me lleva, no sólo a ser más amoroso, comprensivo y compasivo conmigo mismo, sino que a ser amoroso, comprensivo y compasivo con los demás. ¿Pues cómo podría culparme por lo que haya hecho, si es la Conciencia a través de mi La que lo hace? ¿Y cómo podría culpar a otros por lo que hayan hecho, si es la Conciencia a través de ellos La que lo hace?

La pregunta que ahora surge, pero ¿qué hay de las persona que actúan de una manera horrífica? ¿Es entonces la Conciencia la que los lleva a actuar de esa manera, por consiguiente, no pueden hacer nada al respecto? En base a lo que se está compartiendo aquí, la contestación seria que, efectivamente, ese es su guion y no pueden hacer nada al respecto. Sin embargo, y es aquí donde quiero que se preste mucha atención, la pregunta que me tendría que hacer es, ¿soy yo una persona que actúa de una manera horrífica? Si la contestación es no, ¿para qué perder el tiempo con ese tipo de preguntas que solo sirven para distraer a la mente del hecho de que a través de mí la Conciencia está eligiendo despertar? Si te encuentras leyendo este tipo de material, haciendo tus prácticas, sean cuales sean, ¿no sería esa una razón para sentir agradecimiento?

Si la Conciencia a través de mi elige sanar, no puedo, sino que sentirme extremadamente privilegiado. Si la Conciencia a través de mí elige rendirse, lo único que toca ahora es observar como me abro a la vida en total asombro y maravillado, deseoso por ver cómo se va desenvolviendo. Cuando esa comprensión tiene lugar, va acompañado de una confianza plena en la vida. Eso es lo que mi experiencia me sigue enseñando. Lo que quiero decir es, la mente condicionada por el miedo, que no confía en la vida, que no confía en la Conciencia, que no confía en Dios, cree que si no está al control, la Conciencia, Dios, en cualquier momento le hará daño, le dejara desamparado, lleno de dolor y sufrimiento.

Pero repito, mi experiencia no es esa. Mi experiencia es que mientras observo el ocurrir de la vida, confiando en Ella, observando cómo se hace Su Voluntad, tiendo a ser más paciente, aun cuando mi condicionamiento personal ha mostrado rasgos de impaciencia. Me encuentro siendo más amoroso, más altruista, mas compasivo. La vida fluye de una manera espontánea, acogiéndome en todo momento, dándome todo lo que necesito en cada instante, libre de esfuerzo, libre de lucha. Y, aunque en ocasiones, situaciones aparenten ir en dirección contraria a lo que quizás hubiese preferido, ese estado natural de rendición permite abrirme y a permitir que la vida me demuestre, una y otra vez, qué lo que termina teniendo lugar, siempre, no algunas veces, sino que ¡SIEMPRE!, es más beneficioso de lo que en un principio hubiese preferido. ¿Por qué esto es así? Porque la naturaleza de la vida, que es amor, que es unidad, no separación, busca siempre unirse. Siempre se apoya a Si Misma.

Por lo tanto, estas palabras se escriben porque la Conciencia a través de “mí” las escribe. Y las lees porque la Conciencia a través de tí ha elegido recordar. Lo único que ahora nos queda hacer es relajarnos, vivir y confiar. <<…crees que sin el ego (la creencia de que soy un “individuo” “separado” con voluntad “propia”), todo sería caótico. Mas yo te aseguro que sin el ego, todo sería amor.>> T-15.V.1:6-7