Y aunque en Un curso de milagros queda claramente
establecido que la separación nunca ocurrió, el Advaita dice lo mismo. Sin
embargo, Un curso de milagros, al igual que el Advaita, están de acuerdo, que,
aunque la separación nunca ocurrió, no se puede negar la experiencia “humana”
que aparenta estar teniendo lugar, y es desde ese prisma que se empieza a abordar
este tema. Habiendo clarificado eso, continuemos.
La Conciencia, siendo potencial creativo infinito, es
desde donde se proyecta la experiencia fenoménica. El mundo que se percibe,
incluyendo el “yo” que se encuentra en él. Su Origen es la Conciencia. Ese
Origen es el que le dota a cada una de las partes proyectadas (mundo físico y
todo lo que el mismo contiene; seres humanos, animales, plantas, objetos,
etcétera) sus características, comportamiento, decisiones, emociones y
sentimientos. En fin, todo lo que caracteriza cada una de esas partes.
Cuando el ser humano no se percata de ello, sufre. Sufre
porque cree tener el control de su vida, y trata de controlarla a toda costa
sin darse cuenta que es una batalla perdida. Sin embargo, si ese ser humano se
encuentra intentando controlar su vida, es porque la Conciencia lo ha
proyectado de esa manera. Si, por el contrario, ese ser humano es consciente de
que la Conciencia es Quien lo vive, y por consiguiente toma la posición de el
observador de su vida, sin intentar controlar nada, vive en paz. Y esa actitud,
viene ya predeterminada por la Conciencia misma.
Entonces, ¿por qué hacer todo tipo de prácticas, si de
todos modos la Conciencia va a determinar lo que va a ocurrir? Ese es el
misterio, la gran paradoja de la vida. Mientras crees estar tomando decisiones,
decisiones se están tomando a través de ti. Cuando se aprende a vivir en
aceptación de esa paradoja, cuando esa comprensión es integrada, el miedo no es
lo que tiene lugar. Todo lo contrario, todo se suelta y la vida ahora
simplemente se vive.
Esta comprensión me lleva, no sólo a ser más amoroso,
comprensivo y compasivo conmigo mismo, sino que a ser amoroso, comprensivo y
compasivo con los demás. ¿Pues cómo podría culparme por lo que haya hecho, si
es la Conciencia a través de mi La que lo hace? ¿Y cómo podría culpar a otros
por lo que hayan hecho, si es la Conciencia a través de ellos La que lo hace?
La pregunta que ahora surge, pero ¿qué hay de las persona
que actúan de una manera horrífica? ¿Es entonces la Conciencia la que los lleva
a actuar de esa manera, por consiguiente, no pueden hacer nada al respecto? En
base a lo que se está compartiendo aquí, la contestación seria que,
efectivamente, ese es su guion y no pueden hacer nada al respecto. Sin embargo,
y es aquí donde quiero que se preste mucha atención, la pregunta que me tendría
que hacer es, ¿soy yo una persona que actúa de una manera horrífica? Si la
contestación es no, ¿para qué perder el tiempo con ese tipo de preguntas que
solo sirven para distraer a la mente del hecho de que a través de mí la
Conciencia está eligiendo despertar? Si te encuentras leyendo este tipo de
material, haciendo tus prácticas, sean cuales sean, ¿no sería esa una razón
para sentir agradecimiento?
Si la Conciencia a través de mi elige sanar, no puedo,
sino que sentirme extremadamente privilegiado. Si la Conciencia a través de mí
elige rendirse, lo único que toca ahora es observar como me abro a la vida en
total asombro y maravillado, deseoso por ver cómo se va desenvolviendo. Cuando
esa comprensión tiene lugar, va acompañado de una confianza plena en la vida.
Eso es lo que mi experiencia me sigue enseñando. Lo que quiero decir es, la
mente condicionada por el miedo, que no confía en la vida, que no confía en la
Conciencia, que no confía en Dios, cree que si no está al control, la
Conciencia, Dios, en cualquier momento le hará daño, le dejara desamparado,
lleno de dolor y sufrimiento.
Pero repito, mi experiencia no es esa. Mi experiencia es
que mientras observo el ocurrir de la vida, confiando en Ella, observando cómo
se hace Su Voluntad, tiendo a ser más paciente, aun cuando mi condicionamiento
personal ha mostrado rasgos de impaciencia. Me encuentro siendo más amoroso,
más altruista, mas compasivo. La vida fluye de una manera espontánea,
acogiéndome en todo momento, dándome todo lo que necesito en cada instante,
libre de esfuerzo, libre de lucha. Y, aunque en ocasiones, situaciones
aparenten ir en dirección contraria a lo que quizás hubiese preferido, ese
estado natural de rendición permite abrirme y a permitir que la vida me
demuestre, una y otra vez, qué lo que termina teniendo lugar, siempre, no
algunas veces, sino que ¡SIEMPRE!, es más beneficioso de lo que en un principio
hubiese preferido. ¿Por qué esto es así? Porque la naturaleza de la vida, que
es amor, que es unidad, no separación, busca siempre unirse. Siempre se apoya a
Si Misma.
Por lo tanto, estas palabras se escriben porque la
Conciencia a través de “mí” las escribe. Y las lees porque la Conciencia a
través de tí ha elegido recordar. Lo único que ahora nos queda hacer es
relajarnos, vivir y confiar. <<…crees que sin el ego (la creencia de que
soy un “individuo” “separado” con voluntad “propia”), todo sería caótico. Mas
yo te aseguro que sin el ego, todo sería amor.>> T-15.V.1:6-7