Pregunta: “Hola Nick, primeramente quiero decirte que eres de esos seres humanos de los cuales uno agradece a Dios por permitirles existir... Me gustaría que me ayudaras con la siguiente inquietud: ¿Como permanecer definitivamente Unido a la Fuente, cuando vivimos rodeados de influencias de separación? Es decir, la mayor parte del mundo y el sistema por el cual funciona nos lleva a enfocarnos en "tener, acumular, aparentar, adquirir poder". En pocas palabras buscar la mejor posición en el "Top de la vida". Procurando siempre sobresalir en "Tener" y no en el SER. Esto en lo personal me complica la Unión con la Fuente, porque una cosa es ver al mundo como que está loco, y otra ver que gente que amas y que es importante para ti vive bajo un sistema totalmente distinto al tuyo, sin el más mínimo interés por despertar de ese sueño de separación. Creo que ahora comprendo porque hay personas que deciden irse a vivir a las montañas como ermitaños para alejarse de las influencias mundanas y entregarse a la espiritualidad, no creo que esa sea la clave para permanecer Unidos, más bien creo que prefieren no tener distracciones... Eso no es para mí, yo disfruto vivir en sociedad,¿pero acaso es normal esa lucha constante entre estar unido y separado a causa de la influencia del Mundo? Me encantaría que me aconsejaras como sobrellevar esta situación. ¿será que solo yo he pasado por esta dualidad? ¿O será cada tentación una oportunidad que se me ofrece para ejercer el Perdón? Gracias y Bendiciones mil...”
Comentario: No voy a entrar en
detalles con lo que la cultura hace o no hace, dice o no dice, enseña o no
enseña debido a que esas son proyecciones de la mente. Empecemos por aquí,
imagínate que estás en un cine viendo una película. Estas envuelto en lo que
los ojos están mirando consumido en las imágenes que están siendo proyectadas
sobre una pantalla. Entonces yo te pregunto, ¿puedes ver la pantalla en donde
se están proyectando esas imágenes? Posiblemente me vas a decir que no debido a
que estás muy distraído con las imágenes que están siendo proyectadas sobre esa
pantalla.
Sin embargo yo te digo que las imágenes son
ilusorias y que solo están siendo proyectadas sobre una pantalla en blanco. Y
tú me dices, “sí, yo sé intelectualmente que detrás de esas imágenes hay una
pantalla en blanco pero es imposible verla porque las imágenes me están
distrayendo.” Entonces yo te digo, “relaja tu mente, relaja tu vista, deja de
enfocar en las imágenes y observa si puedes reconocer el trasfondo.” Y cuando
tu mente está completamente relajada puedes empezar a tomar conciencia de el
trasfondo se revela, y en un momento dices, “ahhh, ¡cierto! Ahora puedo ser
consciente del trasfondo el cual es la pantalla. ¡Ahora lo veo!” Lo ves, aun
cuando las imágenes siguen siendo proyectadas sobre el trasfondo porque lo que
a cambiado a sido tu percepción.
No obstante, ese no sería el mejor ejemplo
porque todavía hay una percepción de separación donde hay un tú y una pantalla
al frente. Vamos ahora hacerlo un poco más íntimo. Tu pregunta sobre como
experimentar la unión con tu Ser y no la dualidad es imposible de contestar
porque es la dualidad misma la que hace la pregunta. Y en la dualidad no tienes
acceso a una contestación debido a que la dualidad es la negación de la unidad.
No dije que la dualidad era lo opuesto a la unidad, dije que era la negación de
la unidad. Y aquello que es negado no puede ser reconocido no importa lo que
hagas.
Por eso es que en la Advaita Vedanta se
dice que la forma más elevada de aprendizaje es el silencio. El curso, al igual
que todo tipo de filosofía no dual constantemente nos recuerda que el silencio
es lo más importante, no para recibir contestaciones a preguntas sino que para
reconocer lo que realmente somos. Es por eso que le pregunta un discípulo a su
maestro; “¿Maestro, si practico la meditación se me contestarán mis preguntas?”
El maestro le contesta; “No, no se contestarán ninguna de tus preguntas, pero
se va a eliminar al que está preguntando.”
Por consiguiente imagínate la luz haciendo
la siguiente pregunta, “¿donde está la luz?” O un pez haciendo la siguiente
pregunta, “¿donde está el agua?” Y un pez muy sabio no le dice, “estas en
ella”, o “esta a tu alrededor”, etc. Simplemente le dice, “siente.”
En tu caso te digo, “ríndete.” O como el
curso lo plantea: “Haz
simplemente esto: permanece muy quedo y deja a un lado todos los pensamientos
acerca de lo que tú eres y de lo que Dios es; todos los conceptos que hayas aprendido
acerca del mundo; todas las imágenes que tienes acerca de ti mismo. Vacía tu
mente de todo lo que ella piensa que es verdadero o falso, bueno o malo; de
todo pensamiento que considere digno, así como de todas las ideas de las que se
siente avergonzada. No conserves nada. No traigas contigo ni un solo
pensamiento que el pasado te haya enseñado, ni ninguna creencia que, sea cual
sea su procedencia, hayas aprendido con anterioridad. Olvídate de este mundo,
olvídate de este curso, y con las manos completamente vacías, ve a tu Dios.” W-pI.189.7:1-5
Voy a cerrar esta nota con un extracto de
libro de Francis Lucille titulado El
Perfume del Silencio:
“Simplemente sintoniza con este silencio, con esta presencia que eres,
que somos. Abandona todo lo que es percibido, especialmente tu cuerpo. Déjalo
ahí, flotando en el vacío, flotando en tu infinitud, sin desear nada, sin tener
nada, sin saber nada, siendo nada. Date un baño en esta luz. Vuelve tu corazón
hacia esta resonancia. No preguntes como, simplemente hazlo. Hazlo una y otra
vez. Cada vez que parece que la has perdido simplemente vuelve a hacerlo otra
vez, hasta que se haga tan natural como lo es para un niño volverse para
comprobar que su madre todavía está ahí, cuidándole.
Este es un gesto muy simple, volver a aquello que mas amamos. Desde
este lugar no hay verdaderamente nada que hacer. Simplemente permanece a la
espera sin esperar. Tú eres el amor en todo lo que amas. Eres la belleza en
todo lo que miras. Eres la inteligencia en todo lo que entiendes. Eres la
dulzura en todas las cosas. Solo búscate a ti mismo como esta dulzura.
Permanece enfocado en la dulzura y no te apegues a las cosas. Las cosas son la
concha. La dulzura es la perla. Los objetos son como la sombra de las ramas de
un árbol que se mueven al viento proyectada sobre una pared. El gatito intenta
desesperadamente atrapar su sombra. Sé un viejo gato sabio.
No tienes que eliminar los objetos que surgen, las sensaciones, los
pensamientos o los sentimientos. Simplemente mantente indiferente a ellos. Y si
no eres indiferente, pregúntate, “¿Qué me van a traer estas sombras? ¿Por qué
los deseo? ¿Por qué tengo miedo de ellos? ¿Son realmente lo que quiero?” Sabes
que eres, sin sombra alguna de duda, pero no sabes lo que eres. La mente estará
eternamente frustrada por la pregunta, “¿Qué soy?” La mente solo sabe lo que no
eres. Lo que eres es un misterio para la mente. Es un hermoso misterio. No
puede ser nombrado porque no puede ser pensado.