Saturday, October 20, 2018

Extracto de Lo Que Pasó Cuando Dejé Ir (Nick Arandes nuevo libro)

Extracto de Lo Que Pasó Cuando Dejé Ir (Nick Arandes nuevo libro)

La Dualidad y la No Dualidad

No dual significa que solo hay uno. Pero eso tampoco sería una manera apropiada de describir la no dualidad, porque ni siquiera es que haya uno, ya que el concepto ‘uno’ sigue siendo un objeto cuantificable. Es por eso que cuando se habla de Dios (lo que es no dual) se dice que Dios Es. No que Dios es esto o esto otro. Simplemente Es. ¡no hay nada más!. Si experimentas alguna resistencia al utilizar la palabra Dios para describir la no dualidad, puedes sustituirla por la palabra Amor. Solo que de ese ser el caso, la palabra Amor tendría que ser escrita con letra mayúscula y no confundirla con la definición sentimental humana que generalmente se le otorga.

Un curso de milagros tampoco intenta hablar, o mejor dicho, describir la no dualidad (la Verdad, el Amor, Dios) pues es imposible. Lo reitera múltiples veces, una de ellas es en la introducción del libro de texto cuando dice: «Este curso no pretende enseñar el significado del amor (lo que Dios [Amor] Es), pues eso está más allá de lo que se puede enseñar.» T.In.1:6. Otra es en el siguiente extracto del capítulo 18 donde dice: «Este curso te conducirá al conocimiento (a lo que Dios [Amor] Es), pero el conocimiento en sí está más allá del alcance de nuestro programa de estudios. Y no es necesario que tratemos de hablar de lo que por siempre ha de estar más allá de las palabras.» T-18.IX.11:1-2. Sin embargo, como el lenguaje -siendo parte de esta experiencia dual nos limita, vamos a utilizarlo para que por lo menos apunte en dirección hacia lo que se le conoce como la no dualidad.

Utilizando una vez más la analogía del sueño, cuando duermes y sueñas, ¿cuántos están soñando el sueño? La respuesta es obvia, uno. Ahí no existen opuestos, solo una sola mente, la del soñador. Sin embargo, dentro del sueño aparentan haber “muchos”. Pero sigue siendo una sola mente soñando el sueño. La dualidad se rige por la percepción. Para que la percepción tenga lugar tienen que haber dos, el sujeto (quien percibe) y el objeto (lo percibido). En esta experiencia física, el yo que creo ser se le conoce como ‘el sujeto’ y todo lo que yo creo estar percibiendo se le conoce como ‘los objetos’. Yo, con mis ojos percibo un coche que está enfrente de mí. “Yo” soy el sujeto, el “coche” es el objeto. Yo, con mis oídos percibo escuchar a los vecinos riéndose. “Yo” soy el sujeto y el “sonido”, la risa de los vecinos, es el objeto percibido. Yo, percibo el sentir del agua tibia cuando introduzco mi mano en ella. “Yo” soy el sujeto y el “sentir”, el agua tibia; es una manera de darle una cualidad objetiva a lo que siento.

Luego está la percepción de opuestos, alto-bajo, feo-bonito, gordo-flaco, frío-caliente, triste-alegre, bueno-malo, culpable-inocente y así sucesivamente. Todos esos son juicios, interpretaciones basadas en una percepción de separación en donde a cada objeto se les adhiere una etiqueta o significado. Todas esas son más y más formas de perpetuar la creencia en la separación. Sin embargo, todo eso está ocurriendo dentro de la única mente que existe, la que está soñando el sueño. Por eso, para efectos didácticos, se podría decir que la mente soñadora es no dual, mientras que el sueño es dual. Dado ese el caso, la mente es el único sujeto, y yo al igual que todo este sueño es el objeto.

En resumidas cuentas, es así de simple: toda esta experiencia física es dual por el mero hecho de ser regida por opuestos, por ser regida por la percepción, por ser regida por lo que es limitado. No tiene nada que ver con nuestra Realidad como se pudo observar en el capítulo anterior. Nuestra Realidad es que somos Eso en lo cual está contenida esta experiencia física, en lo cual está contenido este sueño de separación.

Los próximos capítulos van a abordar términos que Un curso de milagros emplea, ya que son parte de los cimientos de esa enseñanza. Esos términos, tal cual como hice con la palabra Dios -para aquellas personas que sientan algún tipo de resistencia hacia la teología pueden ser reemplazados por unos que voy también a sugerir, de manera que se pueda dar uno cuenta de que todo mensaje que apunte hacia la Verdad es el mismo independientemente de la terminología que se haya empleado. Empecemos por lo que se le conoce como mente, ego y Espíritu Santo. (Capitulo La Dualidad y la No Dualidad)

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Friday, October 19, 2018

Lo que sea que esté destinado a no suceder no sucederá,

"Lo que sea que esté destinado a no suceder no sucederá, inténtalo como puedas. Todo lo que está destinado a suceder sucederá, haz lo que puedas para evitarlo. Esto es cierto. El mejor curso, por lo tanto, es permanecer en silencio." Bhagavan Sri Romana Maharshi

Comentario: Después de pasar la mayor parte de mi vida intentando crear mi futuro acorde a mis deseos. Intentando "manifestar" todo aquello que creía me haría feliz. Rechazando cada momento presente en función a la idea de como yo quería que fuese. Más importante aún, dándome cuenta que no importa lo que hiciera las cosas van a ser como han de ser acorde a mi guión de vida y no acorde a mis deseos personales, solo me restaba hacer una sola cosa, rendirme completamente en aceptación total a lo que es.

Lo curioso del caso es, que gracias a ello he aprendido que todo lo que quiera "manifestar", todo lo que quería "cambiar", era porque estaba en búsqueda del la paz, de la felicidad. Esa rendición total me enseño, que ya tengo la paz y la felicidad que tanto buscaba.

Lo que Sri Ramana Maharshi intenta trasmitir con esas palabras no es un mensaje pesimista. Es que la razón por la cual no podemos manifestar lo que deseamos es porque eso continuaría reforzando la creencia que sólo un ser que se percibe como algo "separado" de la Fuente adoptaría. Y es la creencia de que mi paz y mi felicidad depende de la búsqueda del placer, depende de que mis circunstancias luzcan de cierta manera, depende de que obtenga lo que desee pasando por alto lo obvio. Que la felicidad y la paz que tanto busco, son simplemente mi verdadera naturaleza.

Es como la llama de una vela en búsqueda de la luz. Cuando lo obvio seria, dejar de buscarla para que pueda experimentarse como luz, que es lo que realmente es. Estas palabras son totalmente incomprensibles para aquel que todavía cree que su verdadera identidad es el cuerpo físico.

Por consiguiente, estas palabras no van dirigidas a ese "yo" (personaje) que cree estar leyéndolas. Estas palabras van dirigidas al Origen que supuestamente proyecta este "yo" (personaje) que aparenta estar leyendo estas palabras. Es por eso que Sri Ramana Maharshi cierra su escrito con "...por lo tanto, es permanecer en silencio."

Thursday, October 18, 2018

El Amor es Como la Electricidad

Los enseres eléctricos, cada uno tiene una función en particular. Por ejemplo, la tostadora con su fuerte calor tuesta el pan. La batidora con sus afiladas aspas hace batidos. El congelador con su baja temperatura congela alimentos. La aspiradora con su fuerte succión aspira objetos. Y una radio con su sistema de transistores transmite cualquier sonido o combinación de sonidos.

La tostadora puede tostar las tostadas levemente o quemarlas. La batidora puede triturar frutas de la misma manera que lo puede hacer con un dedo de la mano. El congelador puede congelar comidas de la misma forma que si un ser humano queda atrapado en él puede convertirse en cadáver. La aspiradora puede aspirar lo no deseado al igual que objetos que deseamos. Y una radio puede transmitir mensajes de amor o de odio.

Sin embargo, la fuente que pone a funcionar todos estos enseres, independientemente de lo que hagan, es la misma, la electricidad. De la misma forma que cada uno de los enseres tiene una función en particular basada en su modelo y sus características, cada una de las criaturas vivientes también tienen características particulares que las lleva a comportarse de la forma que se comportan. Sin embargo, la fuente de vida que respira a cada uno de esos seres vivientes es la misma, es amor.

Si me identifico con la fuente de vida que me respira, que a su vez respira a todas y cada una de las criaturas vivientes, empiezo a identificarme con mi esencia que es la misma de todos. No obstante, si también reconozco que yo tengo características particulares, algunas que podrían ser denominadas como virtudes de igual manera que otras pueden ser denominadas como defectos, reconociendo mi esencia y simultáneamente aceptándome completamente, eso es lo que me permite ser consciente de la esencia de todos, y a su vez aceptándolos completamente.

Esa es la base de la verdadera felicidad. No juzgo el comportamiento de nadie porque reconozco que forma parte de sus características las cuales ellos no pueden controlar. Pero si soy consciente de su esencia, que es la misma mía, puedo ahora observar la Fuente (amor, electricidad) expresándose a través de ellos reconociendo que lo que hagan o dejen de hacer no tiene nada que ver conmigo. Todos los enseres eléctricos, a pesar de sus diferencias, tienen algo en común, si se va la electricidad ninguno funciona. De la misma manera, si me olvido del amor que soy, de mi esencia, que es la que todos compartimos, directa o indirectamente, todos sufrimos la consecuencia de ese olvido.

Jesús, el Buda, la Madre Teresa, Krishnamurti, Sai Baba, Ramesh Balsekar, un barrendero que veo todas las mañanas barriendo las aceras con una actitud muy amable y servicial, y me imagino que tu conoces a alguien que quizás tenga esas cualidades, o quizás eres tú mismo, sirven de recordatorio para que la luz se mantenga presente. Cuando se me olvida mi esencia tú me la recuerdas, y cuando se te olvida a ti te la recuerdo yo.

Tú con tus características particulares al igual que yo con las mías, que nunca se nos olvide la electricidad que nos mueve, que nos une, lo único que es real, el verdadero amor.

Por lo tanto, hagamos lo mejor posible para recordar nuestra esencia, de manera que las características de cada persona, no importa lo que hagan o dejen de hacer, no sirvan de distracción. Ese es el mensaje detrás de, “Padres perdónalos porque no saben lo que hacen.” [Lucas 23:34]

Él no lo decía para que el Padre los “perdonase”.  Lo decía para que ¡él no se olvidara!. Pues si los hubiese condenado se hubiese condenado a si mismo. Si los hubiese juzgado es porque él se hubiese olvidado de su esencia. Solo uno que olvida su esencia juzga. Y como nuestra esencia es amor, no importa lo que el personaje haga, de la misma manera que la electricidad sigue siendo la misma, independientemente de lo que los enseres hagan, en ese sentido, no hay nada ni nadie que perdonar. Por eso el Curso nos dice, "El perdón no perdona pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados." W-pII.1.1:2-4

No pasemos por alto la oración final de ese extracto, dice que desde ese punto de vista en el que no hay nada que perdonar, todos “TUS”, no los de tus hermanos, o llevándolo a primera persona, todos “MIS”, no los de mis hermanos, sino que MIS pecados (juicios hacia mi mismo) son perdonados. Pues lo que se percibe “fuera”, como imágenes que les llamamos “otros”, son solo pensamientos, tal como yo soy un pensamiento dentro de la misma mente (fuente) que nos sueña. Por consiguiente todo me lo hago a mi mismo. Si juzgo me juzgo, si perdono me perdono. No hay otra salida.

Es por eso que Un curso de milagros dice, "El secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo....Pues no reaccionarías en absoluto ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú (no como personaje, sino como mente absoluta) el que lo está soñando. No importa cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño." T-27.VIII.10:1-2..4-6

Wednesday, October 17, 2018

Del Conflicto al Amor

El amor es la liberación de todo miedo, de todo conflicto. En mi experiencia podría compartir que todo conflicto se deriva de la creencia de que soy el hacedor.

Esa creencia me pone en posición de sentir culpabilidad (conflicto) cuando creo que he hecho algo que no debí haber hecho o que puedo o pude hacer algo diferente. Al igual que me pone en conflicto con los demás cuando creo que son ellos los que han hecho algo o pudieron, o debieron hacer algo diferente.

Cuando hay un profundo entendimiento como diría Nisargadatta Maharaj, "Entendimiento lo es todo", descanso en mi esencia en cada momento observando lo que ocurre a través de mi de la misma manera que observo lo que ocurre a través de cada uno de mis hermanos.

Eso me pone en una perspectiva de observador a través el cual me libero de todo conflicto hacia mí mismo ( dejo de culparme) al igual que de todo conflicto hacia mis hermanos ( dejó de culparlos).

Eso no cambia necesariamente el comportamiento, ni la situación dado que sí eso es lo que está ocurriendo es lo que tiene que ocurrir. Pero sí automáticamente cambia mi actitud hacia mí al igual que hacía los demás .

Cuando no hay juicio, que para efectos de este escrito juicio implica condenación, inclusive, también implicaría el sentido de orgullo creyendo que "yo" he hecho cosas aunque puedan ser calificadas como "buenas" o "positivas", lo que existe es una presencia a través el cual se podría deducir que el amor se expresa.

Ese amor, inclusive se podría decir que esa felicidad, lo cual es simplemente paz interior en cada momento, es la liberación de todo conflicto.

Cuando se asienta profundamente el entendimiento de que no soy el hacedor de nada, sino que más bien, la vida ocurre, dejó de identificarme con un "yo" al que cree que le ocurren las cosas al igual que al que cree que hace que las cosas ocurran, y por ende soy más consciente de mi esencia la cual se le puede dar muchos nombres, que para efectos de este escrito elijo nombrarla, amor.

Tuesday, October 9, 2018

Extracto de Nick Arandes Nuevo Libro

Aquí va la portada del libro actualizada, está en última revisión, si no hay mucho percance, me imagino que podría estar disponible en una o dos semanas.


Mientras tanto, aquí les comparto otro extracto del mismo:

Extracto de Lo Que Pasó Cuando Dejé Ir

"Siempre tenemos que recordar que Un curso de milagros nos habla en dos niveles simultáneamente. El nivel de la forma, que es nuestra experiencia física, la que creemos que es nuestra “realidad”; y el nivel de la mente, que tiene que ver con el mensaje que va dirigido a la mente que sueña el sueño. Por lo tanto, mientras me identifique con el “yo” que creo ser, en “mi” mundo de percepción se percibirán personas haciéndole cosas a otras, incluso haciéndome cosas a “mi” al igual que “yo” a “otras”. Pero si soy consciente de que este mundo es una proyección, una ilusión (y esto no es algo que se entiende intelectualmente, pero a un nivel más profundo se puede ser consciente de ello), entonces nada en realidad ha ocurrido, ya que mi Esencia (letra mayúscula), la cual es el Amor (letra mayúscula) que trasciende la experiencia física se mantiene intacta. Y en ese sentido, el perdón significa recordar lo que realmente Soy.

Antes de continuar, vamos a definir brevemente lo que una ilusión es. Una ilusión es algo que se percibe como real pero que a su vez no es lo que aparenta ser. Por ejemplo, en una pantalla de cine las imágenes se perciben como reales, como que tienen volumen y dimensiones, pero en realidad lo único que verdaderamente existe es una pantalla en blanco. Esta experiencia física también se percibe como algo muy real, muy “sólido”, sin embargo, no es lo que aparenta ser. Es una proyección de la mente que sueña este sueño. En ese sentido es ilusorio. Pero como nuestra experiencia muestra que es real, tiene que haber un cambio de percepción, y eso es a lo que apuntan las palabras y los conceptos compartidos en este libro, las enseñanzas de Un curso de milagros al igual que cualquier filosofía no dual. Seguiremos explorando este tema en la sección titulada “Preguntas comunes y no tan comunes”.

Continuando, el Curso emplea la palabra perdón, no porque haya nada que “perdonar”, ni siquiera porque la palabra perdón tenga un significado intrínseco. La emplea simplemente porque aunque en la superficie aparenta tener una intención “benévola”, si la observamos más detenidamente, lo que la sostiene es una idea de culpa, una idea de separación, solo que “justificada”. Y como estamos tan acostumbrados a emplearla, solo que basado en un contexto que genera culpa, que genera miedo, Un curso de milagros la utiliza para restituir su verdadera función, la cual es erradicar cualquier sentimiento de culpa, cualquier sentimiento de miedo, de manera que la mente pueda retornar a su estado natural de paz.

Recordemos que para perdonar hay que primero juzgar. Esa idea surge de la creencia de que Dios juzga, por lo que en cierta manera, creemos que eso nos da derecho a juzgar a otros al igual que a nosotros mismos en Su nombre. Y por más que creamos que perdonando de la forma que habíamos aprendido anteriormente estamos haciendo lo “correcto”, en realidad lo que estamos haciendo es incrementar la culpa interna, justificando la creencia en la separación. Sin embargo, si somos conscientes de que aquello que estamos juzgando es parte de nosotros mismos, entonces somos nosotros los que sentimos el dolor de ese juicio. Por lo tanto, cuando se aplica el verdadero perdón me siento mejor, no porque haya hecho lo “correcto”, sino porque es a mí mismo a quien perdono. Por eso el Curso nos recuerda, «Es únicamente a mí mismo a quien crucifico: Cuando realmente hayas entendido esto, y lo mantengas firmemente en tu conciencia, ya no intentarás hacerte daño ni hacer de tu cuerpo un esclavo de la venganza. No te atacarás a ti mismo, y te darás cuenta de que atacar a otro es atacarte a ti mismo. Te liberarás de la demente creencia de que atacando a tu hermano te salvas tú. Y comprenderás que su seguridad es la tuya, y que al sanar él, tú quedas sanado.» W-pI.197.1:1-4.

Entonces el verdadero perdón, cuyo objetivo es retornar la mente a su estado natural de unión, de paz, se pone en práctica cuando se deja a un lado toda interpretación personal. Inclusive, cuando se deja a un lado la idea de que hay algo o alguien que “perdonar”, cuando se deja la idea de que hay un “yo” que tiene que perdonar."  (Capítulo el Verdadero Perdón)

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