Tuesday, April 9, 2019

Cuando Estás Atravesando El Valle de Las Sombras


Recientemente me he estado encontrando experimentando unos resentimientos muy profundos. Me acuesto a dormir y me encuentro levantándome experimentando a veces una ira que luego me acuesto, de nuevo, no puedo siquiera cerrar los ojos. Dan las 4, las 5 de la madrugada y la mente no para. Sin embargo, en esos momentos lo que sí recuerdo es haberle pedido a la vida que mi deseo más profundo es amar incondicionalmente.

Cuando ese deseo está ahí, la vida saca todos los resentimientos y los miedos, en fin, toda la culpa que está escondida, no para castigarme, ni siquiera para “enseñarme” a amar porque la realidad es, la vida no me está, ni castigando, ni “enseñándome” a amar dado que amar no es algo que "hago", es lo que soy. La vida solo está apoyando a que el amor que soy pueda ser despejado de obstáculos. Ese en sí es el trabajo.

Dado que amor es lo que soy, si quiero ser consciente de lo que soy, tengo primero que despejar todos los obstáculos, que, de una forma u otra, están encubriendo mi esencia como amor.

Por consiguiente, por más incómodo que pueda ser la experiencia, por más dolorosa que se puede experimentar en momentos, solo tengo que recordar cuál es el propósito de mi vida, y es perdonar. Solo tengo que recordar cuál es la petición más profunda de mi corazón, y es amar.

Y como tengo claro mi propósito, como tengo claro ese deseo tan profundo, ahora simplemente, cuando me encuentro atravesando el valle de las sombras, no es buscar sentido ni entender el por qué me siento así, es agarrarme de la Mano de ese Maestro (Espíritu Santo, Mente Recta, Sabiduría Interior, Jesús, Cristo, Buda Interior, llámesele como se le llame) que me está, poco a poco, llevando a MIRAR TODAS Y CADA UNA DE LAS PARTES DE LA MENTE que están identificadas con el miedo para poder ser liberadas, y así el amor quedé totalmente restablecido en la mente.

Por consiguiente, si alguien se encuentra lidiando con sensaciones y emociones muy fuertes y muy profundas, simplemente lo que puedo recordarle es; “¡no está pasando nada!” Aunque así lo parezca.

Que se deje atravesar por esas sensaciones y se aferre mas y mas a su propósito, perdonar, amar. Esto forma parte del proceso. Por eso es que, y esto lo he dicho muchas veces no importa cuál sea la filosofía, en la Biblia le pueden llamar el camino angosto o la puerta estrecha, en otras filosofías le pueden llamar una muerte súbita, y otras tendrán su forma de nombrarlo. Pero lo que se nos está recordando es que las personas que estamos atravesando momentos como este, que nunca se nos olvide que estamos siendo atravesadas por todo ese miedo debido a que ya estamos preparadas para permitir que la luz que se encuentre en lo más profundo atraviese todas esas capas y alumbre el camino.

Y lo que es doloroso NO ES la luz atravesando esas capas. Lo que es doloroso ES QUERER SOSTENER esas capas para no permitir que la luz las atraviese. Esas capas forman parte de la identidad que hemos forjado inconscientemente de nosotros mismos para esconder la luz que somos. Ahora esa identidad que se ha forjado, y que se ha defendido toda la vida tiene que “morir”.

Una vez escuché al cantautor Facundo Cabral decir, “Mi llama no se ha apagado, ha cambiado de calidad, antes quemaba, ahora ilumina.”

Lo que me atrevería a decir es que a veces se siente cómo que algo muy profundo en mí se está quemando, y duele. Pero en realidad lo que se están quemando son las memorias, los resentimientos, los miedos, y por eso se experimenta como muy doloroso. Pero esa luz no me está quemando a mí, está simplemente quemando lo que no soy, está quemando la identidad que he forjado sobre mí mismo para una vez todo eso se queme, ahora lo que soy puede cumplir su única función, la cual es, iluminar.

No tengas miedo de sentir las quemaduras. Porque todo lo que estás haciendo es preparándote para que seas la luz del mundo. No la luz del mundo que perciben tus sentidos. Esa es la proyección. Esa es la mentira. Esa es la trampa. Eres la luz del mundo que ilumina tu mente y que la vuelve íntegra.

Y aunque en el mundo de las formas pueda aparentar que estás ayudando a “otros”, la realidad es que estás utilizando a los “otros” como espejo para que puedas ser tu ayudado por tu Maestro Interno a recordar lo que realmente eres. Ese es el precioso regalo que nos ofrecen todas las relaciones. Porque nos llevan a relacionarnos con nosotros mismos a un nivel mucho más profundo y sentido. Y cuando la mente está regida por la culpa, que es lo que se proyecta a esas imágenes, el proceso puede experimentarse como muy doloroso. Pero como he compartido en algún escrito anterior, una madre está dispuesta a experimentar el dolor del parto porque sabe que forma parte del proceso a través el cual podrá tener a su amada criatura en sus brazos.

Nosotros estamos dando a luz A LA LUZ MISMA QUE SOMOS. Esa criatura ¡somos nosotros! Y el deseo profundo porque ese amor que somos nazca, y podamos acogerlo en nuestros brazos, hace que estemos dispuestos a no huir del dolor que se pueda experimentar. Y ese dolor NO ES necesario, sólo que se experimenta así dada la resistencia que existe en la mente la cual tiene miedo a “morir” para ser resucitada a la vida eterna.

Y cuando hablo de “morir”, no estoy hablando de una muerte física. Lo que estoy hablando es de un cambio de percepción. En la Verdad (letra mayúscula) el cuerpo no existe, solo hay vida eterna. Pero mientras me experimento como un cuerpo, el cambio de mentalidad implica que muere lo temporal, que es el miedo, que es mi percepción errada sobre lo que creo ser, y nace lo que es permanente en mi, el amor a través del cual puedo ahora relacionarme con este mundo ilusorio.

Así que, no hay que temerle a la muerte de esa identidad ilusoria. Todo lo contrario, ¿por qué no mejor dejarse morir lo más rápido posible? Para así, por primera vez, poder experimentar lo que es ¡verdaderamente vivir!