Friday, July 3, 2015

¿A Que Le Tienes Miedo? por Nick Arandes

¿Si se te hiciese esa pregunta, que responderías? Por lo general las respuestas difieren de persona a persona, unas dirían, “tengo miedo de quedarme sin dinero,” otras, “tengo miedo de enfermarme, o miedo a morir, o miedo a que mi pareja me deje, o miedo a yo dejar a mi pareja, o miedo que mis hijos les pase algo, o miedo a que no pueda conseguir este trabajo, o miedo a que mi reputación se derrumbe, o miedo a que se den cuenta que estoy fingiendo, o miedo a…” Y la lista es interminable.

Sin embargo, ¿te has preguntado quien es el “yo” que siente ese miedo? Esa es la pregunta que si se pasa por alto te encontrarás en un callejón sin salidas, pues dentro del sistema de pensamientos de ese “yo” no hay salida, no hay contestación, o mejor dicho, no hay nada, pues ese “yo” no es real. Por algo se nos recuerda, “Lo podrás haber planeado a prueba de todo,…” T-5.VI.10:6 Sin embargo esa misma oración termina con, “…pero no está a prueba de Dios.” T-5.VI.10:6

Por consiguiente, todo miedo, y aquí no hay excepciones, sino que todo miedo surge a raíz de mi identificación con este “yo” que se cree separado en un mundo de separación y que ahora siente que lo que lo sustenta son sus creencias acerca de lo que el cree ser y de lo que el mundo es.

Esta es una creencia que para poder revertirse hay que empezar a poner la atención en la paz interna. Lo que hace aparentemente difícil poner la atención en esa paz es que por un lado queremos paz pero no queremos dejar a un lado las ilusiones por miedo a “perder” algo. Por eso se nos recuerda: “Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas." W-pI.185.5:1-2

Obviamente creemos que lo que tenemos miedo a perder es algo en el mundo, ya sea dinero, salud, pareja, hijos, trabajo, etc. Pero en realidad lo que realmente tenemos miedo a perder es nuestra identidad como seres separados. Por algo se nos recuerda: "No hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta: No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo. Sin embargo, con esta lección nace la salvación. Y lo que tú eres te hablará de Sí Mismo." T-31.V.17:6-9

Por lo tanto tenemos mas miedo a perder nuestra identidad separada la cual es la causante de todo nuestro dolor que a recordar que somos la totalidad abundante del amor libre de miedo. En un principio esto puede sonar muy aterrador, sin embargo por algo se nos recuerda: “No temas que se te vaya a elevar y a arrojar abruptamente a la realidad. El tiempo es benévolo, y si lo usas en beneficio de la realidad, se ajustará al ritmo de tu transición. Lo único que es urgente es desencajar a tu mente de la posición fija que ha adoptado aquí. Ello no te dejará desamparado ni desprovisto de un marco de referencia. El período de desorientación, que precede a la transición en sí, es mucho más corto que el tiempo que tardaste en fijar tu mente tan firmemente en las ilusiones.” T-16.VI.8:1-5

Lo que podemos hacer es utilizar el mismo miedo para el beneficio de la Verdad. En otras palabras, cuando el miedo surge en la mente, lo primero es tomar consciencia de que ese miedo no existe en este momento sino que es la historia que la mente forja para no permitiremos experimentar este momento en su totalidad. No hay ni siquiera que etiquetar lo que sentimos como miedo, sino que como un sentir que surge para ser abrazado de manera que la aceptación del amor pueda sanarlo.

El problema con ese sentir, de nuevo, es que la mente empieza a hacer historias alrededor de ello para justificarlo. Pero en realidad es solo una oportunidad que se nos brinda para observar esas memorias escondidas que constantemente surgen para distraernos de lo único que es real, la paz de Dios en este y cada momento. Solo que con esa paz no se puede negociar.

En otras palabras, si quiero esa paz pero no quiero soltar eso a lo que me estoy aferrando (mi identidad), es imposible confiar en el amor de Dios interno. Pues siento que el amor de Dios me quita eso a lo que me estoy aferrando. Descansar en la paz de Dios no es ignorar lo que se siente, es simplemente aceptar totalmente lo que se siente recordando que ese sentir no significa nada. Por eso comparto esta frase que tanto me encanta del curso: “Cuando de alguna manera tu paz se vea amenazada o perturbada, afirma lo siguiente: No conozco el significado de nada, incluido esto. No sé, por lo tanto, cómo responder a ello. No me valdré de lo que he aprendido en el pasado para que me sirva de guía ahora." T-14.XI.6:6-9

Pero este trabajo no es una varita mágica para evitar el sentir, sobre todo si el sentir se percibe como doloroso, y luego continuar deseando ser un ser separado de todo. Es una manera de recordarle a la mente que nada de lo que ha aprendido es válido. “Cuando de este modo te niegues a tratar de enseñarte a ti mismo lo que no sabes, el Guía que Dios te ha dado te hablará. Ocupará el lugar que le corresponde en tu conciencia en el momento en que tú lo desocupes y se lo ofrezcas a Él.” T-14.XI.6:10-11

Según empezamos a reconocer lo bien que se siente cuando se suelta todo, es ahí donde es mas fácil descansar en la paz de Dios, pues no hay apegos al mundo ya que sabemos que nuestra fuente es el amor de Dios. Y empiezo a vivir en el mundo desde un estado de consciencia donde soy consciente de que soy consciente de lo que soy, mientras se hace lo que sea que se esté haciendo en el mundo.

Ya las preguntas y el miedo al futuro se desvanecen en el presente al igual que la culpa de un ilusorio pasado también se desvanece en el presente. Y desde el presente lo que se hace se hace desde el amor. Paradójicamente, ese simple cambio de actitud hace que nuestro “futuro” (lo cual en realidad no existe pues no hay mas ningún momento que el presente) sea siempre un reflejo de nuestro presente. Por lo tanto, ¿queremos un futuro de paz y de amor? Entonces solo se nos pide que la paz y el amor sea lo mas importante en este momento, y así será por el resto de la eternidad.