Wednesday, November 2, 2016

La Corrección del Error


Uno de los errores fundamentales que tuvo lugar en mi vida cuando comencé a compartir las enseñanzas de Un Curso de Milagros fue el de defender sus enseñanzas. Me acuerdo en una ocasión cuando le pregunté personalmente al doctor Kenneth Wapnick, le dije que estaba muy confundido porque por un lado se me invita a compartir las enseñanzas del curso sin que yo esté buscando compartirlas, y que al mismo tiempo me encontraba defendiendo las enseñanzas del curso. En ese momento lo primero que salió de su boca cuando le compartí que me encontraba defendiendo la teoría del curso fue, “!ESE ES UN PECADO!”

Luego continuó, sin motivarme a que fuese por el mundo a enseñar Un Curso de Milagros, simplemente me dijo, “si es algo que te gusta hacer y no le estás haciendo daño a nadie pues continúa.”

Pero no me lo dijo para que continuase por el mundo compartiéndolo, pues eso seria corroborar la creencia de la que el curso intenta deshacer, la creencia de que hay un “yo” en un mundo real (mi deseo de ser especial). Por eso se nos recuerda: “El mundo no existe! Este es el pensamiento básico que el curso pretende enseñar…” W-pI.32.6:2 Sino que me lo dijo como una manera de decir, siempre y cuando sea la mente recta con la que te identifiques, haz lo que te sientas inspirado a hacer.

Cada vez que soy consciente de que el Espíritu Santo es el que está a cargo de éste proceso, puedo entonces reconocer que no existen maestros tergiversando el curso ni estudiantes que siguen maestros “incorrectos.” Todo lo que existe es, o resistencia al amor, o amor expresándose y extendiéndose.

¿Que quiero decir con esto? Si alguna persona tiene resistencia al amor, como todos la tenemos de lo contrario no estuviésemos aquí, al igual que si algún facilitador tiene resistencia al amor, los dos se encontrarán por mutuo acuerdo y yo no necesito intervenir en su encuentro sino que honrarlo y respetarlo. Pues una vez mas, el Espíritu Santo no necesita mi ayuda.

Una vez que la resistencia al amor se va deshaciendo, estudiantes al igual que facilitadores que estén preparados para la enseñanza puramente no dual de Un Curso de Milagros, o la que se sientan inclinados a seguir se encontrarán. No para juzgar a los que lo están haciendo “mal” sino que para recordarse los unos a los otros de la Verdad mientras contemplan el mundo libre de juicio e interpretaciones personales.

Solo así pueden ser verdaderos facilitadores del curso, no por su entendimiento intelectual sino que por su ejemplo,  que por eso se nos recuerda: “Enseñar es demostrar.” M-In.2:1 De esa manera apoyan verdaderamente a todo aquel que todavía se resiste al amor.

Eso no significa que yo tenga que estar de acuerdo con la manera en que algunas personas interpreten la teoría del curso. Mi trabajo es permitirle al Espíritu Santo que me enseñe a MI a ver todo eso con inocencia, desde Su Visión, no mi juicio.

Por consiguiente no hay nada que tenga yo que defender, salvo que atender a mi estado mental, a como me siento en todo momento de manera que no me deje distraer del amor que soy y así pueda conscientemente elegir un Nuevo Maestro (Espíritu Santo).

Habiendo dicho esto, me gustaría cerrar esta nota con lo que Un Curso de Milagros dice sobre la corrección de error:

Capítulo 9, Sección III. La corrección del error:

1. La vigilancia que el ego ejerce en relación con los errores de otros egos no es la clase de vigilancia que el Espíritu Santo quiere que mantengas. 2Los egos critican basándose en el tipo de "lógica" de que son partidarios. 3Entienden esa clase de lógica porque para ellos tiene sentido. 4Para el Espíritu Santo, no obstante, no tiene ningún sentido.

2. Para el ego lo caritativo, lo correcto y lo apropiado es señalarles a otros sus errores y tratar de "corregirlos". 2Esto tiene perfecto sentido para él porque no tiene idea de lo que son los errores ni de lo que es la corrección. 3Los errores pertenecen al ámbito del ego, y la corrección de los mismos estriba en el rechazo del ego. 4Cuando corriges a un hermano le estás diciendo que está equivocado. 5Puede que en ese momento lo que esté diciendo no tenga sentido, y es indudable que si está hablando desde su ego no lo tiene. 6Tu tarea, sin embargo, sigue siendo decirle que tiene razón. 7No tienes que decírselo verbalmente si está diciendo tonterías. 8Necesita corrección en otro nivel porque su error se encuentra en otro nivel. 9Sigue teniendo razón porque es un Hijo de Dios. 10Su ego, por otra parte, está siempre equivocado, no importa lo que diga o lo que haga.

3. Si le señalas a tu hermano los errores de su ego, tienes forzosamente que estar viendo a través del tuyo porque el Espíritu Santo no percibe sus errores. 2Esto tiene que ser verdad, toda vez que no existe comunicación entre el ego y el Espíritu Santo. 3Lo que el ego está diciendo no tiene sentido, y el Espíritu Santo no intenta comprender nada que proceda de él. 4Puesto que no lo entiende, tampoco lo juzga, pues sabe que nada que el ego haga tiene sentido.

4. Reaccionar ante cualquier error, por muy levemente que sea, significa que no se está escuchando al Espíritu Santo. 2Él simplemente pasa por alto todos los errores, y si tú les das importancia, es que no lo estás oyendo a Él. 3Si no lo oyes, es que estás escuchando al ego, y mostrándote tan insensato como el hermano cuyos errores percibes. 4Esto no puede ser corrección. 5Y como resultado de ello, no sólo se quedan sus errores sin corregir, 6sino que renuncias a la posibilidad de poder corregir los tuyos.

5. Cuando un hermano se comporta de forma demente sólo lo puedes sanar percibiendo cordura en él. 2Si percibes sus errores y los aceptas, estás aceptando los tuyos. 3Si quieres entregarle tus errores al Espíritu Santo, tienes que hacer lo mismo con los suyos. 4A menos que ésta se convierta en la única manera en que lidias con todos los errores; no podrás entender cómo se deshacen. 5¿Qué diferencia hay entre esto y decirte que lo que enseñas es lo que aprendes? 6Tu hermano tiene tanta razón como tú, y si crees que está equivocado te estás condenando a ti mismo.

6. Tú no te puedes corregir a ti mismo. 2¿Cómo ibas a poder entonces corregir a otro? 3Puedes, no obstante, verlo verdaderamente, puesto que te es posible verte a ti mismo verdaderamente. 4Tu función no es cambiar a tu hermano, sino simplemente aceptarlo tal como es. 5Sus errores no proceden de la verdad que mora en él, y sólo lo que es verdad en él es verdad en ti. 6Sus errores no pueden cambiar esto, ni tener efecto alguno sobre la verdad que mora en ti. 7Percibir errores en alguien, y reaccionar ante ellos como si fueran reales, es hacer que sean reales para ti. 8No podrás evitar pagar las consecuencias de esto, no porque se te vaya a castigar, sino porque estarás siguiendo al guía equivocado, y, por lo tanto, te extraviarás.

7. Los errores que tu hermano comete no es él quien los comete, tal como no eres tú quien comete los tuyos. 2Considera reales sus errores, y te habrás atacado a ti mismo. 3Si quieres encontrar tu camino y seguirlo, ve sólo la verdad a tu lado, pues camináis juntos. 4El Espíritu Santo en ti os perdona todo a ti y a él. 5Sus errores le son perdonados junto con los tuyos. 6La Expiación, al igual que el amor, no opera aisladamente. 7La Expiación no puede operar aisladamente porque procede del amor. 8Cualquier intento que hagas por corregir a un hermano significa que crees que puedes corregir, y eso no es otra cosa que la arrogancia del ego. 9La corrección le corresponde a Dios, Quien no conoce la arrogancia.

8. El Espíritu Santo lo perdona todo porque Dios lo creó todo. 2No trates de asumir Su función, o te olvidarás de la tuya. 3Acepta únicamente la función de sanar mientras estés en el tiempo porque para eso es el tiempo. 4Dios te encomendó la función de crear en la eternidad. 5No necesitas aprender cómo crear, pero necesitas aprender a desearlo. 6Todo aprendizaje se estableció con ese propósito. 7Así es como el Espíritu Santo utiliza una capacidad que tú inventaste, pero que no necesitas. 8iPonla a Su disposición! 9Tú no sabes cómo usarla. 10ÉI te enseñará cómo verte a ti mismo sin condenación, según aprendas a contemplar, todas las cosas de esa manera. 11La condenación dejará entonces de ser real para ti, y todos tus errores te serán perdonados.