Pregunta: “Estoy leyendo UCDM... Si tienes chance, por favor, explica el párrafo 2 de la sección V (La ilusión del cuerpo-ego. Pág 72) del capítulo 4... Empieza así: "Una de las causas principales..."... Específicamente la oración 5: " El ego por consiguiente, trata de ocultar no solo los impulsos "inaceptables" del cuerpo", sino también los Pensamientos de Dios, ya que ambos suponen una amenaza para él." Gracias, un abrazo …”
Comentario: Vamos a leer el párrafo completo primero:
2. Una de las causas principales del estado de
desequilibrio del ego es su falta de discernimiento entre lo que es el cuerpo y
lo que son los Pensamientos de Dios. 2Los Pensamientos de Dios son inaceptables
para el ego porque apuntan claramente al hecho de que él no existe. 3El ego,
por lo tanto, los distorsiona o se niega a aceptarlos. 4Pero no puede hacer que
dejen de existir. 5El ego, por consiguiente, trata de ocultar no sólo los
impulsos "inaceptables" del cuerpo, sino también los Pensamientos de
Dios, ya que ambos suponen una amenaza para él. 6Dado que lo que básicamente le
preocupa es su propia supervivencia ante cualquier amenaza, el ego los percibe
a ambos como si fueran lo mismo. 7Y al percibirlos así, evita ser aniquilado,
como de seguro lo sería en presencia del conocimiento.” T-4.V.2:1-7
Disectémolso:
“Una de las causas principales del estado de
desequilibrio del ego es su falta de discernimiento entre lo que es el cuerpo y
lo que son los Pensamientos de Dios.”
Los pensamientos de Dios tienen que ver
con la realidad, no la experiencia física. Toda ésta experiencia física es una
proyección que niega los pensamientos de Dios, que niega nuestra realidad en
Dios. El ego no puede discernir entre los pensamientos de Dios y el cuerpo
porque los dos son mutuamente exclusivos debido a que el cuerpo mismo es una
negación de nuestra realidad en Dios.
“2Los Pensamientos de Dios son inaceptables para el
ego porque apuntan claramente al hecho de que él no existe.”
Utilizando un ejemplo dual, cuando estás
despierto, eso sería el equivalente a los pensamientos verdaderos, los
pensamientos de Dios. Luego cuando te acuestas a dormir y te pones a soñar, los
sueños no son pensamientos verdaderos sino que imágenes proyectadas. Ahí es
donde se proyecta un “mundo” un “cuerpo”, en fin, objetos.
“3El ego, por lo tanto, los distorsiona o se niega a
aceptarlos. 4Pero no puede hacer que dejen de existir.”
Eso es lo que un sueño haría, negar tu
realidad como si no estuvieses en la cama y estuvieses en un sueño, en un mundo
ajeno a ti, pero aun así no puede hacer que dejes de existir como el que está
en la cama soñando el sueño.
“5El ego, por consiguiente, trata de ocultar no sólo
los impulsos "inaceptables" del cuerpo, sino también los Pensamientos
de Dios, ya que ambos suponen una amenaza para él.”
Los impulsos inaceptables seria como
decir, todo aquello que de alguna manera apunta hacia la verdad, como lo que
seria la paz interior. El ego no quiere que entres en silencio, o que dejes de
interpretar, eso seria un impulso inaceptable porque retornaría tu atención
hacia la mente, hacia el interior donde se puede elegir el sistema de
pensamientos del Espíritu Santo y por consiguiente se deshace el ego.
Y recuerda que cuando hablo de
“interior”, no es que haya un “interior” y un “exterior” sino que mas bien es
una manera de decir, dejar nuestras interpretaciones, dejar de poner nuestra
atención fija hacia los objetos (mundo “exterior”, “yo” separado). El ego
quiere que mantengas tu atención en el mundo, en el cuerpo, en lo físico, pues
es así como pasa por alto nuestra realidad en Dios, es así como pasa por alto
los pensamientos de Dios, que para los efectos del ejemplo que compartí, es
como niega el hecho de que soy el soñador del sueño en vez del que se cree
estar aquí (cuerpo) siendo soñado.
“6Dado que lo que básicamente le preocupa es su
propia supervivencia ante cualquier amenaza, el ego los percibe a ambos como si
fueran lo mismo. 7Y al percibirlos así, evita ser aniquilado, como de seguro lo
sería en presencia del conocimiento.”
Al hacernos creer que ésta es nuestra
realidad, y que el cuerpo es parte de la realidad, asume que los pensamientos
de Dios dan lugar a un cuerpo. Por consiguiente nos hace creer que los dos son
lo mismo. Pero una vez mas, los pensamientos de Dios no tienen nada que ver con
ésta experiencia física. Por consiguiente no son lo mismo. El cuerpo es parte
del sueño, de la negación de la verdad, y los pensamientos de Dios son parte de
nuestra realidad los cuales solo pueden ser experimentados cuando se deja el
sueño a un lado. El Espíritu Santo amorosamente sirve como interprete entre los
pensamientos de Dios y nos los hace llegar recordándonos una y otra vez que
estamos sano y salvo en Dios, y que nada de este sueño puede de ninguna manera
afectar nuestra inocencia, nuestro amor, nuestra realidad.
Seria como si en el sueño hay un monstruo
persiguiéndote, y simultáneamente hay una voz muy dulce que si aquietas la
mente, que sería un impulso inaceptable, la puedes escuchar diciendo una y otra
vez, “estás soñando mi amor, no hay monstruo, no hay nada, no creas lo que tus
sentidos muestran, estás en mis brazos, tranquilo, relájate…” Pueda que la
imagen del monstruo continue ahí, pero tu enfoque ahora es en tu interior y
descansas en esa paz, y por consiguiente el monstruo deja de tener efecto sobre
ti hasta que o desaparece o te ries de él. Porque en realidad no es que un
monstruo apareció, sino que lo inventaste tú y con tu miedo lo sostienes.
Por eso es que el ego tiene tanto temor a
que eliges el sistema de pensamientos del Espíritu Santo, porque el ego, aunque
no existe, en nuestra experiencia solo existe porque somos nosotros los que lo
sostenemos. Somos nosotros los que le damos “vida.”