Pregunta: “Estoy en un momento de confusión. Intento dejar todo en manos del Espíritu Santo y confiando plenamente que el me indicará lo mejor. Debo confiarte que hay momentos en que me gana la tristeza y el enojo.”
Comentario: La tristeza
y el enojo son simplemente sensaciones que si les quitas la etiqueta de
tristeza y enojo dejan de tener peso, como algo digamos negativo, y se
convierten en una experiencia más, dentro de lo que es la experiencia de ser un
ser un "ser humano." Cuando intentamos entregarle al Espíritu Santo
esas experiencias con el propósito de que se vayan, todo lo que hacemos es
estar en oposición a lo que en este momento está ocurriendo y por eso es que el
sufrimiento se apodera de nosotros.
Pero si dejas de juzgar la experiencia
misma y te abres a sentirla plenamente sin hacer juicios de ella ni como buena
o mala estás entrando en un estado de comprensión profunda que va más allá de
nuestro entendimiento intelectual.
Todas esas sensaciones que surgen se
utilizan para hacernos creer que somos un cuerpo y que esta es nuestra
experiencia real. Sin embargo cuando las podemos observar inocentemente sin
juzgarlas y sin etiquetarlas podemos ahora estar en paz con esas sensaciones, y
como todo, las cosas vienen y van, pero lo que realmente somos se mantiene
intacto.
Y lo que somos no es un personaje, un
cuerpo o un "ser humano" teniendo una experiencia de separación. Lo
que realmente somos es la conciencia misma, la totalidad y por eso es que nos
damos espacios de quietud para dejar de poner la atención fija en los objetos,
en lo que es definido como un "yo" personal y nos abrimos a la experiencia
de paz que tiene lugar cuando se dejan a un lado todas las interpretaciones,
pues es así como la mente se abre a una experiencia más expansiva que
obviamente no se puede explicar en palabras.
Por lo tanto en vez de decir, “me siento triste o siente rabia…” podría simplemente abrirme a ese sentimiento que surge sin
juzgarlo y dejar que se exprese. Eso es aceptación, eso es paz, eso es
felicidad libre de conceptos, libre de juicio, libre de interpretaciones, y por
consiguiente estoy amando. ¿Por qué me atrevo a decir que eso es amando? Porque
el amor es aceptación total, y si dejo a un lado mis interpretaciones
(juicios), no puedo sino que estar amando. ¿Que otra cosa podría estar
haciendo?