Monday, February 20, 2017

¿Que Quiere Decir Dios Está En Todo Lo Que Veo?

Pregunta: “Hola Nick. En el ejercicio 29 nos dice que Dios está en todo lo que vemos. Lo que no entiendo es que anteriormente los ejercicios nos enseñan que nada de lo que vemos es real, ni el cuerpo, ni el universo, nada. Como es posible de ver a Dios en todo lo que no es real? Muchas gracias Nick.”

Comentario: Dios está en todos lo que veo porque no existe nada más que Dios. Sin embargo lo que los ojos perciben es lo que no nos permite reconocer a Dios en todas partes. Porque lo que nosotros creemos ver, que no es nada más que una percepción, nos muestra objetos separados. Cuando le proyecto un significado a alguno de esos objetos me percibo como un yo separado de el objeto, por lo cual el objeto aparenta tener identidad propia al igual que yo.

Mirémoslo de la siguiente manera. Ahora mismo tú crees que estás leyendo una nota escrita por mí en tu computadora. El hecho de tu etiquetar la nota como nota, computadora como computadora, y tú como individuo, Dios, qué es lo que realmente eres se ha dividido ahora en tres partes, “yo” o “tú”, “nota” y “computadora.” Así sucede con todo lo que crees ver a tu alrededor. A tu alrededor ves, o mejor dicho, percibes millones de objetos. Cada uno con una etiqueta “diferente”, al que le atribuyes un significado “diferente.”

¿Que sucedería sin embargo, si a todo lo que tus ojos creen estar viendo le quitases el significado? ¿Inclusive te quitases el significado de un “yo” separado de todo eso que ves? Lo que quedaría sería una sola cosa donde no existen bordes ni principios ni finales. Todo es lo mismo. Por consiguiente al dejar de juzgar (proyectarle significado) a cada una de esas partes como buenas o malas, bonitas o feas, grandes o pequeñas, correctas o incorrectas, darle nombres, etc., no podrías sino que percibir unidad, por lo cual experimentarías amor. Es así como reconoces que Dios está en todo lo que ves. De nuevo, no en todo lo que ves con los ojos sino que siendo lo único que hay los ojos ya no te distraen de la verdad. Seguirán percibiendo cosas y objetos. Como yo ahora mismo percibiendo una computadora en la que estoy escribiendo esto. Pero hay una comprensión subyacente inmutable que no se deja distraer por lo que los ojos perciben.

Utilicemos el ejemplo de una pantalla en blanco en un cine. La pantalla en blanco es lo único que hay. Cuando se le proyecta una película llena de millones de imágenes percibimos separación, pasando por alto lo que en realidad está frente a nosotros, una pantalla en blanco. Si yo te digo, “la pantalla está en todo lo que veo” mientras se le está proyectando una película me dirías que estoy loco. Pero si te pido que relajes la visión y dejes de prestar atención a las imágenes que se están proyectando, poco a poco podrás entonces darte cuenta que lo único que existe en frente a tí es una pantalla en blanco. Y entonces me dirías, “tienes razón la pantalla está en todo lo que veo.”

Por consiguiente, a este nivel en el que aparento encontrarme, si dejo todas mis evaluaciones a un lado me abro a una comprensión profunda donde sólo voy a experimentar ese amor y esa paz que realmente soy. Sin embargo, como este mundo con todas sus aparentes diferencias es el obstáculo que se ha interpuesto ante ese reconocimiento, empezamos por quitarle el significado que se le ha proyectado a cada una esas partes. Es por eso que “nada de lo que veo significa nada. W-pI.1 Según se le quita el significado al mundo, la percepción fragmentada se va ampliando uniéndose poco a poco a la visión unificada. Otra forma de decirlo es, la percepción del ego se transforma en la visión de Cristo.