Friday, June 9, 2017

Cuando Te Invade La Ira...


“Cuando te invade la ira, ¿no es acaso porque alguien no llevó a cabo la función que tú le habías asignado?” T-29.IV.4:1

Leamos esa oración muy conscientemente. ¿Cual es la función que constantemente le adjudicamos a todo? La función de que nos haga feliz. Entramos en relaciones de pareja, en trabajos, en busca de actividades, objetos, en fin, todo con el deseo de que eso que elegimos nos haga feliz. En relaciones quiero que tu te comportes de una manera para que yo sea feliz. Quiero que hagas las cosas como yo lo deseo para que yo sea feliz. Quiero que el mundo sea como yo quisiera que fuese para yo ser feliz. Y como nada ni nadie puede cumplir con mis deseos, ya que inconscientemente yo he preparado el escenario para justificar mi sentido de victimismo, todo lo que voy a hacer es sentir ira y proyectársela a aquello a que o a quien yo le he adjudicado la función de hacerme sentir feliz.

Teóricamente suena muy simple mas si embargo llevarlo a la práctica parece ser complicado. La razón es porque lo que me lleva a buscar en el mundo de las formas todo aquello que yo creo me hará sentir feliz proviene del miedo que le tengo a Dios. Por consiguiente, en vez de dirigir mi atención a Dios (paz interior) en busca de la Verdadera Felicidad, dirijo toda mi atención al mundo que percibo con mis sentidos (busco “fuera” lo que creo me va a hacer sentir mejor “dentro”).

Y lo seguiré haciendo siempre y cuando yo crea que el mundo tenga algo que ofrecerme, o que crea que hay algo en el mundo que desee y por consiguiente tenga miedo de perderlo. El Espíritu Santo muy amorosamente me enseñará, si se lo permito, a cambiar mi interpretación personal de todo por Su visión. Lo que me motivará eventualmente a elegir Su sistema de pensamientos es debido a que mi interpretación personal genera miedo mas Su Visión restaura la paz en la mente.

Es por eso que el Espíritu Santo nunca nos ha pedido que hagamos ningún sacrifico por Él. Simplemente nos pide que observemos como nos sentimos cuando lo abandonamos a Él, y como nos sentimos cuando Lo invitamos. Eso será suficiente para que el cambio de mentalidad (el milagro) pueda ir teniendo lugar en nuestra mente. Por lo tanto, como todo, primero empezamos por ver como deseamos sentirnos como víctimas al establecer expectativas y sentirnos atraídos a personas o experiencias que sirven el propósito de aflorar el miedo.

En ese momento, sin sentirnos culpables por ello, somos conscientes de que el error tiene que ver con haber elegido al ego como nuestro guía y ahora cambiar a la Guía del Espíritu Santo. Dado ese el caso, esa misma ira que antes se utilizaba para incrementar la culpa inconsciente ahora se utiliza con un propósito diferente. Es por eso que el Espíritu Santo puedo utilizar todo lo que el ego ha fabricado con el propósito de ver donde hemos tomado una decisión equivocada y así poder elegir de nuevo.

“Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: ´Hermano mío, elige de nuevo´.” T-31.VIII.3:1-2