El problema entonces no es el cómo vivir
el presente sino que para la mayoría de las personas se le imposibilita esa
experiencia porque no confían en la vida. Al no confiar en la vida, al no
confiar en cada experiencia tal y como se presenta quieren cambiarla, quieren
que fuese diferente, y eso los lleva a un estado de conflicto interno el cual
no es que los saque del presente sino que hace de su presente una experiencia
infernal. Pero mientras mas uno empieza a confiar en la vida, donde ya se deja
a un lado las fantasías de un “futuro mejor” o de un presente diferente, donde
se acepta cada experiencia con brazos abiertos sin resistencia ninguna el
momento presente se transforma en una experiencia de paz.
Todo conflicto interno surge a raíz de
resistir este momento, de resistir nuestros pensamientos. Y si esta uno
resistiendo este momento nunca podrá desear vivir el momento presente. Solo
desea el presente cuando las cosa van en acorde a lo que le gustaría. Pero aun
así el miedo a que esa experiencia pueda cambiar es una proyección de un futuro
el cual una vez mas no es que no viva el momento presente sino que hace del
presente una experiencia preocupante.
En resumidas cuentas, no hay que intentar
vivir el momento presente. Simplemente acepta cada experiencia tal y como es,
acepta cada pensamientos tal y como viene. En otras palabras, dejemos de juzgar
cada experiencia, cada pensamientos y esa ausencia de conflicto es lo que
permite que se pueda disfrutar de este momento presente, que a final de cuentas
es el único que hay. Es por eso que no existe el intentar vivir el momento
presente. No hay otro momento. Entonces no es en realidad intentar vivir el
momento presente sino que mas bien cómo se vive, en paz o en conflicto.