La vida siempre nos pone en relación con la persona perfecta de manera que podamos ponernos en contacto directo a con todo ese dolor escondido del cual nos la hemos estado pasando toda la vida huyendo de. Y no importa con quien uno este o con quien deje de estar, ese dolor continuará aflorando hasta que finalmente pueda ser acogido y abrazado.
Por consiguiente toda relación que nos
pone en contacto con ese dolor inconsciente es la puerta para nuestra
liberación. Sin embargo cuando ese dolor surge, cuando se experimenta esa
intensidad la mente no sabe cómo abordarla y quiere darle sentido formulando
cualquier tipo de historia. Si compramos su historia, sea cual sea, la
tendencia siempre es de o atacar o de salir corriendo.
Y cualquier actitud que se tome, aunque
aparente apaciguar el dolor, en realidad lo que hace es esconderlo, listo para
salir de nuevo en la próxima relación, aun cuando esa relación “aparente”
reunir todas las cualidades deseadas. Como claramente se puede ver está uno en
un callejón sin salida.
La única opción cuerda a elegir es
permitir que esos sentimientos nos atraviesen manteniendo a la mente en su
estado natural de inocencia, de no saber absolutamente nada, confiando en el
proceso. Ese proceso tomará el tiempo que tenga que tomar. No se puede acelerar
sino que simplemente observar. De esa manera la relación está cumpliendo su
único propósito el cual es nuestra verdadera liberación. Eso es a lo que se le
conoce como una relación santa, o consciente. No es una donde no hay dolor, es
una donde el dolor se mira para ser sanado. Y este proceso es mas bien al
principio, y ese principio puede durar el tiempo que sea necesario para mira
los obstáculos al amor. Un Curso de Milagros me recuerda, "La
relación santa es en todos sus aspectos -comienzo, desarrollo y consumación- lo
opuesto a la relación no santa. Consuélate con esto: la única fase que es
difícil es el comienzo. Pues en esa etapa, el objetivo de la relación cambia de
súbito a exactamente lo opuesto de lo que era antes. Éste es el primer
resultado que se obtiene cuando se ofrece la relación al Espíritu Santo, a fin
de que Él se valga de ella para Sus fines."
T-V.2:4-7
Por lo tanto toda sensación que se
experimente a raíz de la interacción con cualquier persona que la vida nos
ponga en contacto, relación de pareja, amistades, conocidos, desconocidos, sea
lo que sea que se mueva en nosotros a raíz de esa interacción son regalos que
la vida nos ofrece para perdonar y por consiguiente sanar. Dado ese el caso
aprendamos a estar agradecidos en vez de resentidos.