"Un pensamiento que no perdona es aquel que emite un juicio que no pone en duda a pesar de que es falso." W-pII.1.2:1
Comentario: Aquí
podemos ver la sutileza de cómo el sistema de pensamientos del miedo opera.
Emitimos un juicio en función a lo que percibimos. No hacia algo que es real ni
algo que en realidad está sucediendo sino que a nuestra percepción de lo que
aparenta estar ocurriendo. Ese pensamiento lo atesoramos como un dios y luego
buscamos todo tipo de evidencia para seguir sosteniendo nuestra percepción aun
cuando sentimos la dolorosa consecuencia de esa decisión.
Y como la mente siempre encontrará
evidencia para justificar lo que sea que desees creer siempre nos vamos a
encontrar entre la espada y la pared. Más si sólo se quedase a nivel mental
sería una cosa, pero como surgen sentimientos que se le atribuyen a esa
percepción o interpretación errada, eso es lo que hace que el proceso del
perdón aparente ser tan difícil, pues en realidad lo único que tendríamos que
hacer es no creer en ninguno de nuestros pensamientos ni justificar ninguno de
nuestros sentimientos. Si pudiésemos hacer eso el perdón se encargaría de hacer
el trabajo por sí mismo. Es por eso que los últimos dos párrafos de la sección
titulada ¿Qué es el perdón? del libro de ejercicios nos recuerda:
"El perdón, en
cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la
realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le
gusten. Simplemente observa, espera y no juzga. El que no perdona se ve
obligado a juzgar, pues tiene que justificar el no haber perdonado. Pero aquel
que ha de perdonarse a sí mismo debe aprender a darle la bienvenida a la verdad
exactamente como ésta es.
No hagas nada, pues,
y deja que el perdón te muestre lo que debes hacer a través de Aquel que es tu
Guía, tu Salvador y Protector, Quien, lleno de esperanza, está seguro de que
finalmente triunfarás. Él ya te ha perdonado, pues ésa es la función que Dios
le encomendó. Ahora tú debes compartir Su función y perdonar a aquel que Él ha
salvado, cuya inocencia Él ve y a quien honra como el Hijo de Dios." W-pII.1.4:1-5;6:1-3
Por lo tanto si no pongo en duda
cualquiera que sean mis interpretaciones sobre cualquier pensamiento o
sentimiento el perdón es literalmente imposible. Es por eso que la humildad es
imperativa si queremos poder poner en práctica el perdón. Una mente humilde es
una mente que sabe que no sabe absolutamente nada. Si estoy dispuesto en cada
instante a reconocer que no sé absolutamente nada la mente no podrá encontrar
evidencia alguna que justifique mi experiencia con ningún sentimiento de culpa
y miedo. Es así como la paz se restaura en la mente. No hay nada mas que hacer.