En este momento presente sólo existe paz, y no existe, ni existirá prueba alguna de lo contrario. Lo que ocurre no obstante, una mente no entrenada, proyecta a lo que sea que esté teniendo lugar en este momento, al pensamiento que haya brotado en la mente, una historia, un significado, un relato.
Esa historia, ese significado que se le proyecta a lo que sea que esté aconteciendo a nivel físico o mental en este momento, es lo que produce la ilusión del sufrimiento. Sí quiero dejar de sufrir, todo lo que tengo que hacer es observar los significados qué fabrico en la mente, los juicios, y si me abro plenamente a un estado de aceptación total de lo que es, se restaura la paz inmediatamente. Pues todos esos juicios, anécdotas, historias, nos sueltan al dejar de ser sostenidas.
Cuando acepto la vida, cuando acepto cada experiencia, cada pensamiento tal y como se presenta, por definición no los estoy sosteniendo. Ese es el "secreto" de como "soltar". A final de cuentas, como podemos ver, no es un "secreto", es simplemente ¡sentido común!
Sin embargo, si es sentido común, ¿por qué el sufrimiento continúa? Porque, creámoslo o no, el sufrimiento tiene más valor para muchos que la paz interior. Cuando la paz interior se convierte en lo más importante, la mente hará lo que sea necesario para elegir ese estado de paz.
Una persona que desea la paz de todo corazón, hará el trabajo que sea necesario para adquirirla. Por eso Un Curso de Milagros nos recuerda, "El conocimiento no es la motivación para aprender este curso. La paz lo es." T-8.I.1:1-2 Solo que desear la paz implica soltar el apego a las ilusiones.
Esa es la parte que al personaje le causa conflicto. Porque, aunque por un lado dice que desea la paz interior, por el otro todavía desea el mundo con sus juguetes. Por eso el curso nos recuerda, "Deseo la paz de dios. Decir estas palabras no es nada. Pero decirlas de corazón lo es todo. Si pudieras decirlas de corazón, aunque sólo fuera por un instante, jamás volverías a sentir pesar alguno, en ningún lugar o momento..Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños. Pues nadie que diga estas palabras de todo corazón desea ilusiones o busca la manera de obtenerlas." W-pI.185.1:1-3..5:1-2
Sin embargo, no hay que preocuparse por soltar los juguetes. Eso ocurrirá muy orgánicamente cuando ya dejen de tener valor para nosotros. No obstante, la mente tiene que irse entrenando hasta llegar a ese punto. Si nos damos cuenta del gran precio que pagamos por elegir los juguetes sobre la paz interior, llega el momento en el que elegir la paz sobre todas las cosas dejará de percibirse como un sacrificio, y se experimentará como la práctica gozosa.
En lo personal, mi gran regocijo surge cuando permito que todo sea tal y como es. Cuándo soy consciente de que mi deseo por la paz va por encima de cualquier experiencia que este mundo puede ofrecerme. Así todo escenario, toda experiencia se convierte en otra oportunidad para elegir la paz.
Y mientras esa es mi práctica, sigo teniendo experiencias como cualquier persona. La única diferencia, es que reconozco que nada de lo que haga o deje de hacer importa. Siempre y cuando experimente paz, sé que lo que sea que esté haciendo con la mente, és lo correcto. Pues es en la mente donde único se hace el trabajo.