Thursday, June 14, 2018

Cuando Aflora la Ira - Nick Arandes

Cuando sentimientos de ira o resentimiento surgen, el ego tiene dos maneras de abordarlas. Una es suprimiéndolas, lo cual eventualmente resulta en depresión, o la otra es actuando sobre ellas, lo que conduce a actos de violencia contra otros o contra uno mismo. Cuando la mente no está lo suficientemente entrenada es como si automáticamente la misma reaccionara de cualquiera de las dos maneras que acabo de compartir.

Sin embargo, la práctica del perdón no es para dejar de sentir ira, es sino para poder ser consciente de que si permitimos que la ira, o cualquiera de esas sensaciones que surgen de la nada se puedan sentir, libre de historias, libre de juicios, es como se es consciente de que somos el espacio en el que las sensaciones surgen y no el personaje separado que asume la autoría y se adueña de ellas. En ese sentido es que se puede ahora observar la ira, o cualquiera de esas sensaciones como nubes pasajeras que en su debido momento se disuelven en la nada de donde surgieron.

Este es un proceso que en un principio aparenta ser imposible de aceptar o de poner en práctica. Sin embargo, con la práctica es que uno puede poco a poco darse cuenta que ninguna emoción tiene poder sobre uno. Pero para ello hay que primero ser consciente de qué es lo más importante, la paz interior, o el deseo por el placer o evitar el dolor. El deseo por el placer o evitar el dolor es simplemente una identificación con el cuerpo-mente (el "yo" que me creo ser), que se percibe separado. El deseo por la paz interior, no obstante, es el deseo por la verdad. Ese deseo genuino abre el espacio para que toda la culpa inconsciente, para que todo ese odio y ese resentimiento pueda aflorar de manera que pueda ser observado y por consiguiente desecho. Esta es la parte del proceso que no es cómoda, que inclusive se puede experimentar como extremadamente dolorosa. Por eso se nos dice, "En primer lugar, tienen que pasar por lo que podría calificarse como un "período de deshacimiento". Ello no tiene por qué ser doloroso, aunque normalmente lo es." M-4.I.A.3:1-2

El mismo no puede ser deshecho en absoluto si todavía hay una justificación, una historia que de alguna forma haga parecer que esas sensaciones tienen sentido de ser. Por eso es que Un curso de milagros no nos dice que la rabia no debe ser sentida, sino que no es justificada. "La ira nunca está justificada." T-30.VI.1:1

Como por ejemplo, "siento rabia porque...", "siento lo que sea por la siguiente razón...". Eso es lo que mantiene a la mente aprisionada y a esas sensación latentes. En otras palabras, eso es lo que hace que el "yo" que me creo ser continue sosteniendo esa sensación. Porque créalo o no, tiene un gran valor para mi. Y esto no sucede conscientemente sino que inconscientemente. Por lo tanto, no puedo "yo" hacer nada al respecto. Que por algo el Curso nos dice, "Tú no puedes ser tu propio guía hacia los milagros (ejercer un cambio de mentalidad), pues fuiste tú el que hizo que fuesen necesarios." T-14.XI.7:1

¿Como entonces puede uno abordar esos momentos en el que la ira, o cualquier sentimiento que para efectos de este ejemplo etiquetamos como "desagradable" se apoderan de la mente sin uno perder el sentido de razón y reaccionar? Una vez más, y esto lo continuaré reiterando una y otra vez. Si mi propósito es la paz interior en cada momento. No el deseo de buscar experiencias placenteras y evitar experiencias dolorosas. Pues si mi deseo es buscar experiencias placenteras es porque inconscientemente sigo sosteniendo la creencia de que soy un individuo separado, y que mi felicidad depende de que esas experiencias placenteras tengan lugar.

Recordemos que cualquier sentimiento de ira o sentimiento que de una forma u otra perturbe la paz que soy, es por la simple creencia subyacente que dice que soy algo separado de la tonalidad, que soy algo separado de Dios, que soy lo opuesto al Amor.

Así que voy a compartir una experiencia personal para que vean como el personaje Nick aborda ese tipo de experiencias de la mejor manera que puede en cada momento. Y esto aplica a cualquier experiencia en el que la mente se encuentre completamente aprisionada por los sentimientos, sean los que sean.

En la noche me encontraba desvelado y la mente estaba dando vueltas. Surgieron unas sensaciones de resentimiento e ira, y sabía conscientemente de que si intentaba erradicarlas todo lo que terminaría haciendo es reforzarlas. Esas sensaciones estaban buscando aferrarse a cualquier historia que la mente pudiese fabricar de manera que la identificación con este cuerpo-mente se siga sosteniendo. Las historias salieron, una detrás de la otra, razones por la cual debería sentirme así al igual que personajes a quien podría culpar de manera que pueda justificar lo que estaba sintiendo.

Llevo más de 10 años integrando la teoría de Un curso de milagros, siendo plenamente consciente de la naturaleza de lo que soy, y aún así esas sensaciones brotaban y no había nada que pudiese hacer al respecto. Sin embargo, al tener claro que mi única función es perdonar, sabia que todo eso estaba surgiendo porque a un nivel más profundo mi deseo por amar incondicionalmente implicada mirar todo eso que está escondido. La lección número cinco del curso me llegaba a la mente, "Nunca estoy disgustado por la razón que creo." W-pI.5 También sabía intelectualmente que nada de lo que sentía tenía que ver con las historias que la mente fabricada. Esto no implica que las sensaciones se fueron, pero sí implica que estaba tomando completa responsabilidad de mi sentir. Eso en si es lo que Un curso de milagros es.

Como a las tres de la madrugada me sentí inclinado a ir a la cocina, prepararme un sandwich, y luego me senté en el colchón a sentir sin juzgar ni justificar. Eso yo le llamo meditación consciente. Donde estoy abierto a la posibilidad de que hay un amor, una paz detrás de todo ese sentir. Luego me levanté en la mañana con una mente más calmada, llevé los niños a la escuela. Cuando venía de regreso, observé como las historias volvían a salir y la ira poco a poco se iba incrementando. Llegó un punto que la ira y el resentimiento era tal, que no importa que entendiese la teoría del Curso, aparentaba como que me sobrepasaban.

Sin embargo, recordando que mi única función es perdonar, no para que se vayan las sensaciones, sino  para poder recordar que hay una parte cuerda en la mente que puede observar todo esto sin ser perturbada en lo absoluto. Cuando llegué a la casa, le doy un beso a Fayna, mi pareja, y le comparto todo este movimiento que ha estado teniendo lugar. Le compartí que lo curioso era, aunque toda esa ira estaba surgiendo, yo estaba completamente lúcido en el sentido de que no estaba conduciendo irresponsablemente, prestando mucha atención a lo que estaba sintiendo, siendo cortés con los peatones, mas sin embargo la energía estaba ahí en la mente. Quería gritar, pero ni siquiera tenía las fuerzas ni la energía para hacerlo. En otras palabras, aunque estaba sintiendo todo ese movimiento, no estaba reaccionando fisicamente en el sentido de actuándolo. Eso es un avance en Un curso de milagros. Pues mientras me siga percibiendo como un cuerpo separado, todas esas emociones continuarán surgiendo de la nada y se desintegrarán en la misma nada de la que surgieron.

Luego me senté a permitir que esas sensaciones me atravesaran. Ahi fue como pude observar, que como nubes pasajeras, simplemente están corriendo su rumbo, y es por eso que según se pone el perdón en práctica, que según el Curso dice,  "El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga," W-pII.1.4:1-3 se observa cada nube hacer su movimiento.

Lo importante es reconocer que cualquier emoción que surja, que la única razón por la cual se apodera de la mente, es por la identificación que tengo con un yo personal. Cuando creo que soy, Nick Arandes (este cuerpo-mente), el que siente eso, la experiencia es extremadamente dolorosa. Pero cuando le permito ser, sin hacer nada especial de ello, es como la parte cuerda de la mente toma posesión del proceso. Y cualquier experiencia que tenga lugar se puede acoger libremente.

Por consiguiente, si creemos que Un curso de Milagros es un curso para nunca sentir ninguna de esas emociones que etiquetamos como "negativas" o incómodas, todo lo que estamos haciendo es auto-engañándonos. Y eso simplemente creará frustración y desilusión. Si por el contrario, aprendemos a vivir en aceptación total de lo que es, el miedo no puede apoderarse de la mente, y por consiguiente todo es acogido en ese espacio que realmente somos, ese amor que nada rechaza.

Esto requiere una humildad profunda de no caer en la tentación de pensar que estamos más avanzados de lo que realmente estamos. Mientras se siga sosteniendo la identificación con un cuerpo-mente, no sabemos lo que está escondido tras bastidores. Pues recordemos que la identificación con el cuerpo-mente es el deseo de sentirme separado de Dios.

Con una mente debidamente entrenada, lo que si tiene lugar, es que esos sentimientos de ira o resentimiento o como se les quiera llamar pueden surgir, al igual que deseos por el placer, sólo que ahora son observados en vez de juzgados. Ese estado de observación impersonal, de des-identificación con el "yo" que me creo ser, es lo que se experimenta como la paz que sobrepasa todo entendimiento, el cual es el objetivo practico de Un curso de milagros.

Si me encuentro experimentando cualquier tipo de movimiento interno, sea cual sea, con una mente abierta y completamente rendido, mi oración se resume con éstas cinco palabras;

que se haga Tu Voluntad.

Y simplemente confío. No hay nada mas que hacer. Por eso se me recuerda, "'No tengo que hacer nada` es una declaración de fidelidad y de una lealtad verdaderamente inquebrantable. Créelo aunque sólo sea por un instante, y lograrás más que con un siglo de contemplación o de lucha contra la tentación." T-18.VII.6:7-8