El curso nunca toca el tema de lo
sexual porque el curso no habla de la forma. Así que le pedí a la persona que me
lo buscase en el curso, y rectifico su comentario al darse cuenta de que el
curso hablaba de impulsos físicos, no específicamente sexuales, ya que todo impulso
físico es un reflejo del estado de la mente. Así que busqué el párrafo en el curso
y me sentí inspirado a comentar sobre ese párrafo.
Le persona
se refiere a este extracto del curso:
VII. Las
distorsiones de los impulsos milagrosos
1. Tus
percepciones distorsionadas producen una densa envoltura alrededor de los
impulsos milagrosos, dificultándoles el que lleguen a tu conciencia. 2La
confusión de los impulsos milagrosos con los impulsos físicos es una de las
distorsiones básicas de la percepción. 3Los impulsos físicos son
impulsos milagrosos mal canalizados. 4Todo placer real procede de
hacer la Voluntad de Dios. 5Esto es así porque no hacer Su Voluntad
es una negación del Ser. 6La negación del Ser da lugar a ilusiones,
mientras que la corrección del error nos libera del mismo. 7No te
engañes a ti mismo creyendo que puedes relacionarte en paz con Dios o con tus
hermanos a través de algo externo.” T-1-VII.1:1-7
-------- Final
de Extracto --------
Observemos
como en ningún momento el curso habla de impulsos “sexuales”. Simplemente habla
de impulsos físicos, lo cual en ese sentido incluye todo deseo físico hacia
algún otro objeto que tenga lugar en este mundo. La razón por la cual ese
impulso físico está mal canalizado es porque parte de la premisa de que mi
felicidad, o mi paz, o mi sentido de plenitud la experimentaré si obtengo eso
del mundo que deseo. El impulso mal canalizado es el impulso por el mundo en
vez de por la Verdad.
Así que vamos
a mirar ese párrafo, oración por oración:
“Tus
percepciones distorsionadas producen una densa envoltura alrededor de los
impulsos milagrosos, dificultándoles el que lleguen a tu conciencia.” T-1-VII.1:1
Los impulsos
milagrosos son, o es, el deseo profundo por recordar a Dios. Por reconocer mi
verdadera Esencia. Pero al percibirme como algo separado del Todo (de mi
mismo), ese impulso inherente hacia el reconocimiento de la Verdad, lo dirijo
ahora hacia un objeto que aparenta estar separado de mí, y en ese sentido el
impulso milagros de sentirme pleno aquí y ahora se canaliza incorrectamente
hacia algo que se percibe “fuera. Esto no sólo incluye impulsos sexuales,
incluye cualquier impulso hacia un objeto o experiencia en el mundo físico que
yo crea que de una forma u otra pueda ser mi fuente de paz y felicidad. En
términos mundanos, es cualquier cosa que yo desee para derivar placer,
confundiendo el placer con la felicidad. Ese es el motivo por la cual un ser
humano completamente dormido se la pasa en la constante búsqueda del placer.
“La
confusión de los impulsos milagrosos con los impulsos físicos es una de las distorsiones
básicas de la percepción.” T-1-VII.1:2
Porque de
nuevo, los impulsos milagrosos dirigen la mente hacia el interior, hacia la paz,
mientras que los impulsos físicos, que se originan de una mente identificada
con el ego, por ende dirigiendo la atención al cuerpo, dirigen al cuerpo hacia
afuera, hacia algo del mundo que de una forma u otra cree que puede satisfacerle
verdaderamente.
“Los
impulsos físicos son impulsos milagrosos mal canalizados.” T-1-VII.1:3
Esto ya lo
clarificamos con el comentario anterior.
“Todo
placer real procede de hacer la Voluntad de Dios.” T-1-VII.1:4
Otra manera de
decirlo sería, la verdadera paz procede de hacer la voluntad de Dios, no de
buscar placer en el mundo. Se podría decir que Hacer la voluntad de Dios
implica una aceptación total a lo que, una rendición total al momento presente.
Esa actitud es la nos conduce a experimentar lo que realmente deseamos, la paz
permanente, no placeres transitorios (impulsos físicos, o impulsos milagrosos
mal canalizados).
“Esto
es así porque no hacer Su Voluntad es una negación del Ser.” T-1-VII.1:5
La negación
del Ser es lo que tiene lugar a raíz de creer que somos un cuerpo físico. Al
ser conscientes de nuestra realidad en Dios, mientras nos percibimos como
cuerpos, esto no implica que los impulsos físicos, los deseos desaparecen. Lo
que sí implica, es que los deseos, los impulsos físicos se pueden observar
libre del juicio, libre de interpretación personal, siendo conscientes de que
ninguno de esos deseos puede proporcionar, ni añadir nada a la paz que
realmente somos.
“La
negación del Ser da lugar a ilusiones, mientras que la corrección del error nos
libera del mismo.” T-1-VII.1:6
Como compartí
en el comentario previo, la negación del Ser es la que da lugar a la creencia
de que soy un cuerpo separado, a la creencia de que todo lo que percibo es
real, y por consiguiente, los impulsos físicos me llevan a buscar en el mundo,
en las ilusiones lo que creo pueda completarme. La corrección de ello es ser
consciente de que lo que soy es la Totalidad, y por consiguiente soy completo,
no necesito nada del mundo para completarme. En ese sentido ya los impulsos
correctamente canalizados son aquellos que dirigen la mente hacia la paz de
Dios (el verdadero gozo, la verdadera dicha).
“No
te engañes a ti mismo creyendo que puedes relacionarte en paz con Dios o con
tus hermanos a través de algo externo.” T-1-VII.1:7
Otra manera de
decirlo sería, no te engañes a ti mismo creyendo que en el mundo de los sueños
puedes experimentar la Realidad. Por lo tanto, no te engañes a ti mismo
creyendo que cualquier impulso físico, dirigido hacia lo que sea, puede darte
la paz permanente. Ningún placer de este mundo te puede ofrecer nada permanente.
Como podemos
ver, todo lo que el Curso hace, una y otra vez, a través de todo el Texto, Libro
de Ejercicios, Manual para el Maestro, El Canto de la Oración y Manual de
Psicoterapia, es hacernos conscientes de que lo único que puede proporcionarnos
la paz y la felicidad que realmente se desea, es cuando la atención va dirigida
hacia lo único de realmente tiene valor, la paz de Dios. En ese sentido, los
impulsos milagrosos son aquellos que nos llevan a la unión mientras que los
impulsos milagrosos mal canalizados son aquellos que buscan esa misma unión,
solo que con algo que se percibe “fuera”.
Por eso nos
damos cuenta, utilizando la sexualidad, para efecto de este ejemplo, que lo que
queremos unirnos al otro, solo que es imposible que dos cuerpos se unan. Por
consiguiente, impulsos físicos mal canalizados son, o es, ese deseo profundo de
unión con Dios, solo que intentando obtener esa unión a través de sosteniendo
nuestra identidad como seres humanos. Al percibirnos como entidades separadas (carentes),
buscamos a toda costa ese sentido de unión, esa satisfacción, ese sentido de
plenitud, hasta que llega un momento, después de haber intentado sentirnos
plenos a través del sexo, de la comida, de la satisfacción de todo deseo
corporal como quiera que sea que busquemos el placer, que solo el deseo por la
paz es la única opción cuerda. Es la única opción que nos puede de verdad
satisfacer, y por eso, citando de nuevo del párrafo en discusión, “Todo placer
real procede de hacer la Voluntad de Dios.” T-1-VII.1:4