Amar es el impulso profundo de unirte a tu hermano, no de poseerlo, no de adueñarte o de lo que sea. Vamos a explorar este tema juntos.
Si amor es lo que
soy, y amor es unión, su naturaleza tiene que ser el deseo de unirse a todo. Y esto
tiene lugar a nivel de la conciencia (mente), no físico. Utilizamos la
experiencia física para tratar de “unirnos” el uno con el otro y es imposible.
Dos cuerpos no pueden “unirse”. Pero dos mentes sí. Aunque sólo hay una mente,
dada las limitaciones del lenguaje, voy a utilizar el concepto de “mentes” sólo
para que este mensaje pueda ser fácil de comprender al nivel en el que ahora
mismo nos percibimos, como “individuos separados” que tienen mentes
“individuales”.
Continuando,
cuando una mente suelta todos los conceptos de lo que cree “saber” es que está
abierta a unirse con el resto de las mentes. Y esa es una experiencia de amor.
Pero como existen tantas creencias al igual que sensaciones que la mente
utiliza para sostener la idea de que es algo separado, la experiencia de amor
puro aparenta ser imposible.
Sin embargo, para
poder experimentar nuestra esencia como amor hay que ¡amarlo todo! Sobretodo
aquello que es difícil de amar. La pregunta que surge entonces es, ¿cómo puedo
aprender a amarlo todo? Aunque ya dijimos que es cuestión de soltar todas
nuestras creencias, todos nuestros conceptos, no es tan fácil dado lo
arraigados que están en el inconsciente todas esas creencia pues son las que
sostienen el concepto de un "yo", que a su vez generan sensaciones
que hacen que este proceso pueda experimentarse como una experiencia muy
dolorosa.
Aún así, sabiendo
esto en teoría, y teniendo las "buenas intenciones" de amar, es como
que se nos imposibilita. En mi experiencia, la razón es, ¿cómo puedo amar a
alguien si ni siquiera sé lo que el amor es? Ese es el gran dilema. Para yo
poder amar tengo que saber lo que el amor es. Pero si no sé lo que el amor es,
¿cómo puedo amar? ¿Sobre todo, amarme a mí mismo? Y cuando hablo de amor no
estoy hablando de los conceptos que tenemos sobre lo que el amor es; mariposas
en el estomago, fuerte atracción física, etc. Todos esos son obstáculos al amor
porque hacen de eso que se desea algo tan especial que alimenta la necesidad de
que sin eso no puede estar uno en paz, no puede ser feliz, mas bien, no puede
vivir sin ello. Eso da lugar a los celos, al maltrato, a la manipulación, al
victimismo, en fin, a innumerables comportamientos que no reflejan lo que el
amor es.
Solo hay que
escuchar las canciones de "amor" al igual que cómo las películas y
telenovelas alimentan un "amor" basado en necesidad, en carencia, en
drama, en victimismo, incluso, violencia.
Pero hay una
manera de poder abrirse uno a la experiencia de amor que somos. Y lo curioso
del caso es que no es "amando", sino que dejando de rechazar. Me
explico. Pueda que no sepa lo que el amor es. Pero sí sé lo que rechazar es y
lo que se siente. Sí sé lo que odiar es y lo que se siente. ¿Podemos estar de
acuerdo con ello? Entonces, si dejo de rechazar, si dejo de odiar, lo que
queda, por defecto, tiene que ser amor.
Un sabio de la
india dijo unas palabras que resonaron tanto en mi, y al ponerlas en práctica
me he dado cuenta que me es más fácil experimentar ese amor que soy. Él dijo,
“En vez de estar intentando “amar” a tus enemigos o aquellas personas que
juzgas y que generan algún resentimiento ti, ¿por qué no mejor dejas de
odiarlos y observa la transformación que ocurre?”
Es tan obvio y
hace perfecto sentido porque para odiar, para resentir, todo eso requiere un esfuerzo
mental. Pero para amar ¡no se requiere nada!
En otras
palabras, se requiere un esfuerzo inmenso para aferrarse, pero ninguno para
rendirse. En esa rendición lo único que hay es paz, es amor. Y lo que he
observado, de nuevo, en mi experiencia, es que paz y amor son sinónimos. Y
puedo ver ahora como me siento unido a todos mis hermanos (en mente, que somos
una) cuando hay ausencia de juicio. Me siento en amor, me siento en paz, y eso
que siento no tiene nada que ver con un deseo hacia nada ni hacia nadie.
Es por eso que mi
meditación diaria es prestar atención a lo que siento, observando el juicio que
puede estar detrás, y cuando eso se suelta, la paz, el amor es restaurado en mi
mente. Por cierto, hice un escrito sobre la meditación titulado; Qué Es Para Mi
La Meditación. Si te interesa leerlo visita el siguiente enlace:
https://www.facebook.com/nickarandes/posts/1610396572396712
Si dedico toda mi
vida a perdonar, lo que estoy haciendo es dedicando toda mi vida a amar. Y todo
lo que hago, o mejor dicho, todo lo que el personaje “yo” se encuentra
“haciendo”, sea lo que sea, son oportunidades para compartir ese amor. No para
generar atención, no para creer que soy “mejor”, etc., simplemente son cosas
que se hacen y son compartidas por el deseo de amar.
Como podemos ver,
ese amor es la expresión natural que no hace las cosas para satisfacer un
vacío, que no busca nada ni a nadie para sentirse “completo”. Es simplemente lo
que se desborda de uno mismo en todo lo que hace y con quien sea que
interactúe.
Una vez más,
recordando las palabras de ese sabio de la india, no tengo que preocuparme por
aprender a amar. Simplemente tengo que dejar de rechazar, dejar de odiar, y en
ese momento el amor se revela por si mismo.
¿Y cómo se deja
de odiar o de rechazar? Y esta es la práctica, la cual es muy difícil cuando no
hemos aprendido a sentir nuestras emociones, es sintiendo todo ese odio, todo
ese resentimiento, toda esa tristeza, sea lo que sea, sentirlo, solo que
liberándolas de historias. Eso es perdonar, y que a su vez, es el puente que la
mente misma, sin intervencion de nuestras creencias, cruza para retornar a su
estado natural, que es amor, que es unión, que es paz.
Y en mi
experiencia, para poder abrirme a sentir todo esto, tiene que haber un deseo
profundo por amar de verdad, un deseo profundo por la verdad. De lo contrario,
esto puede ser, una vez más, una experiencia muy dolorosa. Pues ¿quién en su
sano juicio querría sentir el dolor que se experimenta cuando surgen los
obstáculos al amor? Por eso es que se le conoce como el camino angosto, la
puerta estrecha. Que aunque aparenta que solo pocos la cruzan, la realidad es
todos la tendremos que cruza sí o sí, porque nadie queda despojado del Reino
(del Amor).
En otras
palabras, vamos a descubrir el amor que forma parte de nuestra verdadera
identidad, nos guste o no.