Wednesday, March 27, 2019

Necesito Morir Para Aprender A Vivir

Mi experiencia como ser humano es limitada. Sirve como una barrera para establecer un límite entre lo que Soy (Totalidad) y lo que creo ser (individuo separado). Soy la Totalidad, aquello que es ilimitado. Sin embargo, cuando me percibo como un cuerpo, y observa que no dije cuando “soy” un cuerpo, sino, cuando me “percibo” como uno, automáticamente se genera la ilusión de un “límite”. Ese “límite” es lo que etiqueto “yo”, y que a su vez, da la impresión de que “todo lo demás” es algo “aparte” de “mi”.

Si esa limitación no existiese, sería imposible que me percibiese separado de este ordenador en el que se escriben estas palabras. Sin embargo, para poder abrirme a esa expansión necesito “morir”. En un principio esta idea nos aterroriza porque creemos estar perdiendo algo. Creemos estar perdiendo la “vida”. Pero es todo lo contrario. Estamos resucitando a la vida eterna. Esto no es algo comprensible mientras la identificación es con el cuerpo. Sin embargo, no podemos negar lo doloroso y exhaustivo que es intentar sostener el cuerpo.

El cuerpo se cansa, se enferma, hay que alimentarlo todos los días, es un trabajo constante de atender todas sus necesidades. Luego nos encontramos viviendo en una sociedad en la que para atender sus necesidades básicas se necesita dinero para obtenerlas. Ahora el cuerpo tiene que trabajar para ganarse ese dinero. Ese es otro esfuerzo más al que en ocasiones se resiente. Entonces el cuerpo está cansado, y aún así tiene que seguir trabajando. Y cuando obtiene ese dinero ahora tiene miedo de perderlo, y lo defiende, lo ahorra, lo “asegura”, que por cierto, esa compañía de seguros termina sacándole mas dinero que el que recibe a final del plazo. Luego desea cosas por las que tiene que luchar. A veces las consigue y experimenta momentos de euforia temporal, pero cuando no consigue lo que desea se frustra, se deprime, siente resentimiento, se siente desvalorizado. Si se siente solo sufre, entonces busca a otros cuerpos para sentirse acompañado. Pero si esos cuerpos no están de acuerdo con su forma de ver la vida nace el conflicto entre cuerpos. Eso implica mas sufrimiento, más dolor. Y si pierde a algún cuerpo al que se sentía apegado (amigo, familia) sufre, y en ocasiones la vida deja de tener sentido. Ya, cuando el dolor es tan insoportable, la persona no quiere continuar viviendo y busca como ahogarse en el placer para intentar “olvidar”.

Aún así, queremos seguir sosteniendo el cuerpo por miedo a la “muerte”.

Solo cuando la comprensión llega de que hay una paz inquebrantable cuando se deja el cuerpo a un lado, desde la perspectiva limitada y corporal decimos, “estoy cansado de vivir, sólo quiero morir”. Pero desde esa comprensión profunda, en la que la mente se transforma y empieza a ser consciente de su Esencia como Totalidad, se da uno cuenta que el deseo más profundo no es el de morir, es el de vivir.

Cuando se es consciente de que soy Vida, dado que esa es mi Esencia, algo muy paradójico tiene lugar. Ya dejó de temer soltar el cuerpo, y mientras sigo teniendo la experiencia “humana”, el cuerpo es simplemente un vehículo a través del cual recuerdo que soy Vida. Y esa Conciencia es lo que extiendo a toda esta experiencia “humana”.

Entonces se experimenta una sensación de unidad con todo (amor), en el que el miedo desaparece. Nada ni nadie puede hacerme “daño”, aunque en la superficie aparente que sí. Reconozco que nada es "mío", y simultáneamente todo forma parte de mí. No tengo que defender ningún punto de vista ni me encuentro luchando por nada. Sólo observo como la vida dirige cada uno de mis pasos al igual que cada una de las palabras que salen de la boca. El silencio se convierte en mi mas preciado tesoro. Observó la película de la vida acontecer dentro de la cual “aparenta” como estoy involucrado, “tomando decisiones”, mas sabiendo muy profundamente que no es así.

La felicidad ya no la determina ninguna experiencia ni acontecimiento que tenga lugar en el “mundo”. Es mi Esencia y es desde donde vivo la experiencia “mundo”. Cuando alguien es consciente de su Esencia y se le pregunta, ¿porque eres feliz?, la contestación que sale de lo más profundo de su ser es obvia, “porque sí”. No necesita añadir nada más. En otras palabras, no hay “razón” ninguna para justificar su estado de felicidad. Es como preguntarle a la luz, ¿por qué alumbras? La luz sólo podría contestar, “porque sí”, “porque es lo que soy”. Por consiguiente, dentro de esta experiencia humana limitante, si quiero ser consciente de lo que soy, necesito “morir”.

La pregunta que ahora surge es, ¿cómo puedo morir? Cada vez que surge el miedo a morir, permitírselo. En otras palabras, cada vez que me encuentro intentando defender mi identidad, ya sea a que el cuerpo se enferme y tengo miedo a dejarlo a un lado, permitirme sentir esa muerte sin intentar hacer nada al respecto. Cada vez que alguien dice algo, o alguna experiencia en el mundo me afecte, sentir esas sensaciones en profundidad sin intentar hacer nada al respecto. En fin, cada vez que algo amenace mi identidad como cuerpo, permitir todas esas sensaciones aflorar sin juzgarlas. Eso es “morir” (aceptación). Ojo, no ”resignación”, aceptación. ¿Cuál es la diferencia? Cuando hay aceptación hay confianza. Y confianza es amor. Cuando hay resignación lo que hay es miedo. Y eso es falta de amor.

Hay quienes podrían argumentar, “pero si asumo esa actitud eso significa que si estoy enfermo no voy a ir al hospital, o si alguien me amenaza no voy hacer nada respecto”.

Prestemos mucha atención a lo que voy a compartir ahora. Al ser consciente de que lo que realmente soy es Conciencia, es la Conciencia la que dirige mis pasos y no “yo”. Todo el sufrimiento surge al creer que era “yo” el que hacía las cosas. ¿Que implica esto? Que si me encuentro experimentando una condición física que requiera ir a un médico, no es que “yo” “decido” a ir a un médico, sino que me encuentro yendo a un médico. Si alguien me amenaza y una acción necesita ser tomada, no soy “yo” quien “decide” tomar esa acción, esa acción es tomada a través de mí.

Y aquí viene algo muy interesante; esa acción, que no la tomo "yo", iba a suceder ¡de todas maneras! Con esta comprensión no es la acción la que cambia sino la actitud con la que se vive esa acción.

Por lo tanto, la "muerte" de la que estamos hablando es la desidentificación que tengo con mi identidad como “ser humano” limitado, y el reconocimiento de que mi Verdadera Identidad, de que mi Esencia es ilimitada, es Totalidad (Amor, Dios). Y aunque se utilizan palabras para explicar esto, no puede ser entendido, es una experiencia.

La analogía del sueño es la mejor para explicar esto. Cuando estoy durmiendo en la cama soy la única mente que existe. Cuando esa mente proyecta un sueño, lo que tenga lugar en el sueño no tiene efecto sobre la mente que sueña el sueño. ¿Que implica esto? Si en el sueño hay una amenaza de “muerte”, el sufrimiento sólo tiene lugar, si la mente que sueña el sueño se identifica con el personaje soñado. Pero si es consciente de que su realidad no es ese personaje dentro del sueño, sino más bien, que es la mente misma que sueña el sueño, no existe amenaza de “muerte”. Inclusive, se ríe de la película porque sabe que es una mente a salvo en la cama, y que el sueño es solo una imagen proyectada.

Esta experiencia física es una constante invitación a que seamos consientes de nuestra Esencia como Ser. Y poner esto en practica reconozco que en ocasiones se experimenta como algo muy intenso. Porque lo que se está haciendo aquí es mirar de frente el terror más intenso al que la experiencia humana le ha estado huyendo. Y es al concepto de muerte. Solo que esta vez, en vez de huir de la “muerte” estamos caminando hacia ella. De lo contrario, la identificación con la experiencia física es la distracción a través del cual se perpetúa el miedo.

El hecho es, la muerte del cuerpo es inevitable. Pero el sufrimiento que tiene lugar antes de ese hecho es opcional. Por eso hay una frase en la india que dice, “Tienes que morir mientras estás vivo.” En resumen, ¿qué significa permitirnos morir? Aprender a vivir libre de miedo.