Entrevistador: “¿Papaji, quién es usted?”
Papaji: “Yo soy Eso de la cual “tu”, “yo” y “todos” emanamos.”
Comentario: Cuando uno duerme y sueña, ¿de donde surge el sueño con todas y
cada una de sus aparentes “diferentes” y “separadas” partes? De la única mente
que lo está soñando. Lo que Papaji quiere decir es, solo existe Dios, Esencia,
Conciencia, como se le quiera llamar, y no hay nada más. La experiencia
fenoménica (la experiencia humana) es una proyección de esa única Conciencia.
Entonces, la única razón por la cual el “ser humano” experimenta miedo es
porque se cree ser una entidad separada del resto, pasando completamente por
alto su Realidad como Conciencia, como Dios, como Unidad. Cuando entonces se
habla de silencio, no es intentar “callar” la mente. Es una manera de decir,
deja de prestar atención a lo que la mente te cuenta como “realidad”, y observa
cada escenario con una mente abierta, libre de conceptos y de interpretación
sobre lo que crees que cada escenario significa o creer saber lo que está
teniendo lugar.
Eso permite que la mente deje de poner su atención fija en la manifestación
y vuelva a traer presencia de manera que sea consciente de que es Conciencia.
Lo que tiende a frustrar a buscadores es que intentan llegar a ese estado de
conciencia, sin darse cuenta que el querer alcanzar un estado de conciencia es
el obstáculo mismo porque sigue habiendo una identificación con un “yo” que
ahora quiere alcanzar algo. Esto me recuerda una conversación que Ramesh
Balsekar tuvo con uno de los asistentes a una de sus charlas:
RAMESH: Mientras una persona considere el esfuerzo como su esfuerzo
personal, con el propósito de lograr algo, está rechazando el poder absoluto del
Todopoderoso. Mientras una persona quiera algo del Todopoderoso, está
rechazando el hecho de "hágase Tu voluntad". El verdadero amor de
Dios significa rendirse a Èl, sin querer nada, ni siquiera la salvación.
"Allan" queriendo ser uno con Dios, ser Dios no puede suceder. Por lo
tanto, ser Dios solo puede suceder cuando Allan no quiere ser uno con Dios. Y
eso solo puede suceder si es la voluntad de Dios. Eso es. Esa es la última
palabra, Allan.
ALLAN: Esa es la última palabra. Gracias, porque cuando me miras ...
RAMESH: Cuando te miro, Allan, ¿sabes lo que siento? Compasión profunda Eso
es lo que siento. Siento profunda compasión porque Allan sigue intentando
hacerlo, lo cual es imposible. Por eso sigo diciéndole a Allan: "Mientras
haya un Allan que quiera ser uno con Dios, ser Dios no puede suceder".
Solo puede suceder si es la voluntad de Dios. Por lo tanto, ¿hay algo que Allan
pueda hacer? ¡Sí! Déjaselo a Dios. Eso es lo único que puedes hacer, dejarlo a
Dios. Mientras tanto, deja que la vida pase a través de este organismo
mente-cuerpo y simplemente se testigo de lo que está sucediendo.
ALLAN: Por eso creo que disfruto más y más la vida.
RAMESH: Bien, bien.
----- Final de conversación -----
Por consiguiente, la vida es mucho mas simple. Cuando hay una total
aceptación de cada experiencia, de cada escenario, libre de juicios, libre de
conceptos, libre de historias, la mente deja de prestar atención al “yo” y se
funde con la experiencia misma. La vida se vive igual. Nada especial tiene que
tener lugar. Ahora mismo, en este instante que se escriben estas palabras, lo
que hay es, persona escribiendo palabras. Nada más ni nada menos. Y este acto
no significa nada. No hay expectativas sobre ello. Solo escribir. La vida es
así. Si tuviese expectativas o una agenda para estas palabras, se pasa por alto
la espontaneidad de la experiencia y se tiñe de pensamientos “futuros”, los
cuales si se cumplen el personaje “yo” se siente “bien”, y si no se cumplen el
personaje “yo” se siente “mal”. Y “bien” o “mal” son interpretaciones que
llevan la mente otra vez a identificarse con el personaje “yo”.
Y ya se estableció que si esa identificación con el “yo” tiene lugar, es
porque esa es la voluntad de la Conciencia. Es la gran paradoja. Por lo tanto,
si estoy escribiendo estas palabras, y tú las estás leyendo, digamos que la
Conciencia se está recordando a si misma que su realidad es Conciencia. Y no
hay que darle mas vueltas al asunto, sino que disfrutar de esa comprensión y
vivir esta experiencia presente (la única que hay) despojándola de significado.
Por lo menos, esa actitud permite que la paz reine en la mente mientras se vive
la experiencia “humana”.