Friday, February 28, 2020

El Miedo a Morir No Permite Escuchar


Constantemente escucho gente diciendo que quieren aprender a escuchar. A veces dicen: "quiero escuchar la Voz del Espíritu Santo o Maestro Interno o Divinidad, Inspiración, etc. El primer problema es, ¿quién es ese “yo” que quiere escuchar esa voz? Esa es la identificación con el individuo. La identificación con el individuo se sostiene por el miedo a la "muerte".
Cualquier cosa que pueda amenazar la supervivencia del individuo, la identidad del individuo, genera miedo, preocupación, y la escucha es imposible. Porque la escucha sólo tiene lugar cuando la mente está en perfecta paz y tranquilidad.

Cuando no hay miedo a "morir" porque no hay identificación con un "yo", todo se suelta. Y no es que ahora un "yo" intente "escuchar". Es que se vive cada instante en estado de escucha.

Por eso la gente dice que no se siente inspirada, que no saben qué hacer, cuando la realidad es que no están abiertas a esa inspiración por el deseo de controlar su mundo para beneficio de su supervivencia.

Ejemplo: Una persona que tiene problemas financieros, mientras está pegada a los objetos del mundo, a su condición humana, por más que intente meditar para intentar escuchar, todo esfuerzo es fútil porque su mente no está tranquila. Paradójicamente, cuando no le importa perderlo todo, es que la mente descansa y está abierta a la posible inspiración que conduzca a tomar una acción que pueda resultar beneficiosa para su situación. Porque el miedo subyacente detrás de perder todo el dinero es la creencia de que el dinero es su sustento y sin sustento puede "morir".

Esto aplica a todas y cada una de las diferentes, o mejor dicho, “aparentes diferentes” experiencias de este mundo. Si una persona tiene una condición física y busca la manera de “escuchar” para ver qué hacer para que su cuerpo se “cure”, no tiene acceso a la escucha porque la mente está preocupada por la supervivencia del cuerpo. Cuando no hay miedo a “morir”, y da igual lo que tenga lugar con el cuerpo, la mente descansa en tranquilidad y, paradójicamente es que puede surgir la inspiración para tomar cualquier acción que sea necesaria, la cual podría resultar en la curación del cuerpo.

La diferencia, al igual que con la situación financiera, es que ya no importa si nada de eso se arregla porque nada de eso es sustento. Porque, de nuevo, no hay una identificación con un “yo”. Lo que hay es experiencia misma. Y habrás observado que pongo la palabra morir entre comillas porque la “muerte” solo “aparenta existir” cuando se cree en la “aparente existencia” de un “cuerpo”.

El único sustento es Dios. El único sustento es la paz. Es ahí donde se tiene que poner toda la atención. Pues de lo contrario la escucha va a ser totalmente imposible. El ego, no obstante, tomará el papel de Espíritu Santo o de Inspiración Divina y llevará al individuo a hacer todo tipo de cosas. Y, de nuevo, para poder escuchar, la mente tiene que estar en total paz y ecuanimidad. Por lo tanto, se podría deducir que si la mente no está en paz, no importa cuán "espiritual" o convincente sea la idea o sugerencia que aparezca en la mente, los hechos son que hay miedo y por lo tanto el asesoramiento viene del ego.

En resumen, la raíz de todo miedo es la creencia en la “muerte”, que esta basada en la creencia de que yo soy un “individuo separado”. Desear la paz sobre todas las cosas empieza por la des-identificación con el "yo" que me he creído ser, y llevar la atención a su causa (mente). ¿Y cómo se hace eso? Es tan simple que por eso su obviedad se pasa por desapercibida. Total aceptación de lo que es, libre de expectativas, es lo que comienza el proceso de re dirigir la atención del "yo" (individuo separado y el mundo de los objetos) a la Presencia (Eso que no se puede describir ni nombrar).

En lenguaje mundano, todo se suelta, y el trabajo comienza. Por eso es que lo que se requiere es nuestra pequeña dosis de buena voluntad. Pero hay que ser honesto. Tiene uno que de corazón ser consciente si desea la verdadera paz o si todavía desea los placeres del mundo. Si todavía desea los placeres del mundo se puede comenzar con ponerlos al servicio de la Verdad. Así, esos símbolos, que, aunque en un principio son distracción, se convierten en oportunidades para sanar la mente de todo miedo. Es por eso que aquí no se pide que se sacrifique nada. Curiosamente, el ego, cuando se espiritualiza, cree que sacrificando el mundo se libera la mente. Sin embargo,sacrificando el mundo aprisiona mas a la mente porque sigue dándole tanta realidad al mundo, que es lo mismo como si lo quisiera.

Aquí se está hablando de un cambio de mentalidad el cual irá ocurriendo muy orgánicamente a raíz de ponerlo todo al servicio de la Verdad. Entonces, no es que uno sacrifica nada. Es que al tomar consciencia de la falta de valor de lo que el mundo pueda ofrecer, es uno quien lo suelta. Ahí, como podemos ver, no hay sacrificio, solo una comprensión que conduce a la verdadera paz y felicidad. Según se va soltando todo, la escucha se convierte, no en algo que uno “hace”. Se convierte en la única manera cuerda de vivir.

#nickarandes