Prefacio
La primera vez que vi a John Wheeler, no sé qué esperaba exactamente, pero no era eso. Quizás por asistir a demasiados satsangs de California y leer demasiados libros escritos por celebridades espirituales, de alguna manera esperaba que este tipo fuera simplemente otro clon de gurú, flotando en la sala con un sentido de su propia especialidad.
Pero en el momento en que vi a John supe que había una claridad aquí que no había encontrado en mis veinticinco años en la escena espiritual. Aquí estaba un tipo humilde y trabajador sin ningún interés en que yo o cualquier otra persona lo admirara, lo alabara o lo elevara de alguna manera. Vi a alguien que conocía su verdadera naturaleza, sin lugar a dudas al respecto. Vi a un hombre que se sintió afortunado de haber terminado su búsqueda un par de años antes al escuchar lo que "Sailor" Bob Adamson tenía que decir, y ahora se sintió impulsado, por amor, a ayudar a otros a terminar su búsqueda también.
John fue directo al grano y les contó a la gente reunida allí en su firma de libros en la librería East West en Mountain View, California, sobre su propia búsqueda de veinte años y cómo terminó. Quedamos cautivados por él, por la franqueza con la que contó su historia. Me pareció un poco extraño que no pareciera muy interesado en vender libros. Levantó su última oferta y la agitó un poco, pero sobre todo para ilustrarnos que lo que estábamos buscando no se podía encontrar allí. Y continuó, paciente, amable y metódicamente, para decirnos (mostrarnos) que lo que habíamos estado buscando todos estos años ya era simplemente lo que somos y lo que experimentamos como nosotros mismos ahora mismo. En esa habitación, esa noche, finalmente lo entendí.
No quise dar a entender que los libros de John no sean importantes; al contrario, sus escritos se encuentran entre los más valiosos y eficaces que existen sobre el tema del no dualismo. Son tan efectivos en gran parte porque no hay confusión en John Wheeler. Ninguna. Aclaró completamente este entendimiento en 2003, durante una visita a Bob Adamson en Melbourne, Australia, y eso fue todo.
No hay más dudas, no hay zonas grises, no hay preguntas sobre la mejor y más clara manera de comunicar esto, no hay sensación de importancia como el portador del mensaje: ninguna de estas cosas le ha surgido jamás a John. Es muy claro en los puntos liberadores esenciales y no se desvía de ellos. Incluso he oído que se refieren a John como “implacable”, lo que en algunos casos podría considerarse despectivo, pero cuando se trata de lo absoluto (uno sin segundo), es aconsejable un enfoque implacable. A John le funciona: la gente parece perder el rumbo con bastante frecuencia después de reunirse con él una o dos veces.
John ha titulado esta cuarta colección de diálogos y sugerencias, “Nunca naciste”, que habla del primer principio: el hecho de que la nada pura es todo lo que existe, y que todos nuestros problemas y sufrimientos personales son imaginarios. John dice: “No se puede hablar del nacimiento de aquello que no tiene forma ni límites. Nosotros somos eso, y eso nunca ha tomado forma. Entonces nunca hemos nacido”. Esta simple verdad es la base que subyace a todas las capas resbaladizas de suposiciones y proyecciones que intentamos amontonar sobre ella. Sólo existe una verdad, sólo un principio, sólo uno que no tiene forma ni límites, y eso es lo que eres. Y ese es el punto al que John regresa una y otra vez en sus diálogos y sugerencias.
Este es un gran servicio, y más raro de lo que creemos, porque John no contamina la verdad con muchas ideas tangenciales y desviaciones mentales, como encontramos en tantos otros escritos de este tipo. Esta claridad, esta pureza de enfoque, es el sello distintivo de las enseñanzas de John y lo que lo hace único en este campo.
En este, su último libro, esa claridad está presente, como siempre, pero además hay una madurez que se ha ido produciendo en los medios de comunicación. Por eso no dudaría en decir que este es el mejor libro de John hasta el momento.
John tiene un lugar especial en mi corazón porque me señaló (y me dio la confianza para encontrar por mí misma) aquello que había estado ansiando durante toda mi vida adulta. Deja que John hable a tu corazón y tú también podrás terminar tu búsqueda ahora.
Annette Nibley
Mill Valley, California, octubre de 2006
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