Wednesday, February 24, 2016

Emociones Positivas, Negativas, y el Cuerpo

Las siguientes tres preguntas son extraídas del libro, The Perfume of Silencia (El Perfume del Silencio) por Francis Lucile

Pregunta: ¿Cuál es la diferencia esencial entre las emociones positivas y negativas?

Respuesta: Un sentimiento negativo es una sensación corporal con un yo-pensamiento que se le atribuye. Siempre tiene estos dos componentes.

Cuando entendemos claramente que el "yo" en torno al cual gira la sensación es una entidad ficticia entonces, como resultado de esta comprensión, el yo-pensamiento se deja caer. El sentimiento se ha rebajado al rango de una sensación corporal.

Ahora damos la bienvenida a esta sensación; es decir, simplemente permitimos que se desarrolle en nuestra presencia benévola e indiferente.

Todas las sensaciones, al igual que todos los pensamientos, son dinámicos. Ellos están en movimiento. Se mueven y cambian, algunos lentamente, algunos rápidamente.

Sin embargo, debido a que son dinámicos tienen una fecha de caducidad. Ya no son apoyados por el yo-pensamiento, por el pensamiento, “El me hizo esto a mí, así que estoy justificado, etcétera."

Al no ser apoyado, evolucionan y cambian y con el tiempo se disuelven, aunque eso no es de interés para nosotros.

Tenemos que estar seguros de que no hay ningún motivo oculto en darles la bienvenida. Si secretamente albergamos el deseo de librarnos de una sensación desagradable, entonces ese deseo mismo se convertirá en otra capa de resistencia, de rechazo, de contracción en el cuerpo.

Los sentimientos positivos son sentimientos que vienen directamente de la fuente, no mediadas por el pensamiento o la sensación de ser una entidad separada.

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Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre los sentimientos y las sensaciones corporales?

Respuesta: La palabra "sentimientos" tiene varios significados. Por ejemplo, a la confusión y a la depresión se les refiere como sentimientos, pero ambos tienen un componente en la mente.

Ambos son sentidos como sensaciones en el cuerpo, pero ambos también se basan en la creencia de que somos personas separadas.

En el caso de confusión, la creencia de que somos entidades separadas desencadena la agitación de la mente cuyo objeto, en este caso, es la protección de la entidad personal que creemos ser, asegurando que se cumplan sus deseos para hacerla feliz .

Sin embargo, cada vez que se cumple un deseo, surgen dos o tres nuevos deseos, por lo que no se alcanza la verdadera felicidad. Surgen deseos innumerables de esta manera, cada uno en busca de felicidad en una dirección diferente, hasta que la situación termina fuera de control.

La confusión se produce cuando el proceso de pensamiento se sale de control, debido a la multiplicidad de los deseos y los temores del ego y esto a su vez perpetúa la idea de que somos entidades separadas. También es posible que quedemos atrapados en patrones repetitivos de sentimientos en el cuerpo, que están más profundamente arraigados que nuestros pensamientos.

En este caso, la mente pueda que no sienta agitación, de hecho, puede que no haya ningún pensamiento, pero sin embargo, el sentimiento sigue.

Por ejemplo, podemos sentir que estamos frente a una pared oscura, en blanco, y requiere una gran cantidad de valor para preguntarnos lo que ésta pared se compone de. Si hacemos esto, dándole la bienvenida por completo a la sensación, sin ninguna intención de rechazarla, descubrimos que consiste en capas de sensaciones corporales reprimidas.

Estos sentimientos se suprimen porque, después de haberlos etiquetados como "desagradables”, tenemos miedo o no quereos experimentarlos por completo y por lo tanto están enterrados, por así decirlo, en el cuerpo.

Si le damos la bienvenida por completo a la sensación podemos encontrar que otros sentimientos comienzan a aflorar, como apatía, el aburrimiento o carencia, como si faltara algo.

Si a su vez nos interesamos en esta carencia y le damos la bienvenida, otros sentimientos como el miedo o pánico pueden comenzar a surgir. De esta manera capas de sentimientos se revelan, cada uno con una ubicación o ubicaciones en el cuerpo los cuales según se les da la bienvenida, una nueva y más profunda capa se revela. También puede suceder que durante este proceso, recibamos alguna información con respecto al origen de un sentimiento específico, pero no es siempre el caso.

Por ejemplo, podemos sentir incomodidad, y de repente se pone de manifiesto que surgió a raíz de haber encontrado una multa en nuestro parabrisas esa mañana. Los pensamientos negativos posteriores que no se procesaron en el momento de haber sido experimentados crean el ego en el plano de la mente y dejan un residuo de sentimientos subliminales en nuestro cuerpo, que a su vez refuerzan la creencia de ser un individuo separado.

Uno de los obstáculos para el procesamiento de nuestros sentimientos es que se encuentran en lugares escondidos en el cuerpo, proporcionando con ello una oportunidad para que el ego, el sentido de separación, se mantenga.

El cuerpo es un buen escondite para el ego, porque no estamos plenamente conscientes de él. Vivimos principalmente en actividades y en el pensamiento, y relativamente poco en sintiendo o percibiendo.

Esta falta de conciencia a nivel corporal significa que tenemos poco conocimiento sensorial de, por ejemplo, nuestro diafragma o nuestra cara, y porque no somos conscientes de ellos, son lugares ideales para que sentimientos como el miedo se puedan ocultar.

Es por esta razón por la que incluimos el cuerpo en nuestra meditación.

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Pregunta: Suena como si estos sentimientos tuviesen su propio ámbito.

Respuesta: A nivel de sensación no tenemos un cuerpo como usualmente lo concebimos, simplemente tenemos el cuerpo como actualmente lo sentimos.

Sin embargo, se deja sin explorar y en gran medida desconocido, debido a que muchos sentimientos se suprimen o no son expresados. Se hace una distinción entre el cuerpo como lo sentimos y el cuerpo como pensamos de él, el cuerpo que percibimos en el espejo.

Es importante tratar con el cuerpo tal como lo percibimos. No tenemos que pensar en ello y no tiene uno que preocuparse acerca de que si es real o no. Simplemente estamos tratando con las sensaciones y los sentimientos actuales tal y como se presentan.

A veces, usamos palabras como el espacio, y describimos estos sentimientos como los icebergs que flotan en el mar y así sucesivamente; estos son sólo metáforas para ayudarnos a hacer esta exploración. No tienen ningún significado en sí.

Estas localizaciones en el cuerpo, donde los sentimientos subconscientes están al acecho, son como racimos densos de energía. Son áreas contraídas que ocupan nuestra atención a expensas de otras áreas que han sido negadas. De esta manera se crea una polaridad entre la tensión y dinamismo por una parte, y las áreas en el cuerpo las cuales no tenemos conocimiento de por el otro.

Si le damos a estas zonas olvidadas la atención que merecen, los dos polos de la batería se ponen en contacto, por así decirlo, y la tensión se descarga. El sistema vuelve a un estado de equilibrio y de estabilidad. La clave es escuchar las sensaciones corporales.

En un principio tenemos que ser conscientes de que estamos predominantemente ocupados con el pensamiento y no lo suficiente con sentir el cuerpo. Así que tenemos que dejar pasar un tiempo durante el día para escuchar las sensaciones corporales sin esperar nada, sólo observar el cuerpo y permitiendo que se revele tal y como es.

Poco a poco, el cuerpo se expande y en algún momento, ya sea durante la meditación o algún tiempo después, nos damos cuenta de que, mientras que previamente habríamos pensado que estábamos en una habitación, por ejemplo, ahora sentimos que la habitación está en realidad en nosotros.

De hecho, el cuerpo no se expande. Más bien, siempre ha sido ésta expansión. Sólo que las limitaciones que nos han llevado a creer que el cuerpo estaba restringido se desvanecen o se neutralizan.