Pregunta: “Hola, Hermano, quería compartir ésto contigo: llegamos el jueves a Los Angeles desde Madrid y todavía hoy ni nos encontraron las maletas. Estuve muy feliz durante todo el camino y pedí varias veces que por favor me guiase el Espíritu Santo, de hecho pedía siempre que lo recordaba el Instante Santo y desde que estoy aquí estoy perdonándome expiando el sufrimiento que me genera no tener las maletas...Me está constando liberarme. Por favor, Hermano Nick, sé de tu inspiración. Algún consejo.? Muchísimas gracias”
Comentario: Suelta el apego a las
maletas y ahí es que te liberas. Si aparecen bien, y si no también. Es ahí
donde aprendiste la lección que es la misma siempre en todo momento, nada de este
mundo tiene valor.
El Espíritu Santo y el Instante Santo se
invocan para que recuerdes que estás en este momento descansando en Dios y que
esta experiencia de separación no es tu realidad.
Si invocas al Espíritu Santo con el
propósito de que algo en tu mundo cambie, como por ejemplo que las maletas
aparezcan, simplemente le estás dando realidad al sueño y ahora quieres que el
Espíritu Santo corrobore esa creencia falsa en tu mente.
Todo lo que el Espíritu Santo nos enseña a
raíz de un cambio de percepción es a dejar de darle valor al mundo y sus
diferentes símbolos de manera que puedas desapegarte de él y por consiguiente
abrirte a tu realidad en Dios ya que es imposible despertar de un sueño si hay
apego a cualquiera de las partes del sueño.
Ese es el significado de, "…es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que un
hombre rico entrar al reino de Dios." [Marcos 10:25]
Esa frase no tiene nada que ver con dinero
sino que con apegos. Sólo que en ese ejemplo se utilizó el dinero pero en tu
caso la misma frase aplicaría a las maletas o a cualquier cosa de este mundo
con la que existe algún apego. Y para fines mundanos, el desapego a las maletas
no significa que vas a desaparecer del sueño sino que experimentarás paz, y ese
es el equivalente de vivir en el mundo de las ilusiones solo que
experimentándote como si estuvieses viviendo en el reino de Dios porque estás
en paz.
Mi sugerencia práctica sería, disfruta de
estar sin maletas y confía en que eso es parte de la perfección en tu proceso
de sanación. Ahora puedes comprar una maleta nueva, puedes comprar ropa nueva,
y todo eso que tenías en la maleta que creías que era valioso te enseña una vez
más que nosotros no podemos poseer nada.
Eso es liberación total. Y si tus maletas
aparecen, disfrutas el que aparecieron, pero lo importante es que ya te da
igual y por consiguiente eres libre para ser feliz con o sin maletas, con o sin
todas esas cosas que considerabas "valiosas", pues una vez más, es
ahí donde experimentas la verdadera liberación.
De hecho, puedes utilizar esa perfecta
analogía solo que ahora la estás viviendo. La analogía es, deja atrás las
mochilas, equipaje, bagaje, las maletas, y todo eso que has estado cargando.
Suéltalo todo, eso es liberación. El
Instante Santo, o invocar al Espíritu Santo es exactamente para eso, para que
lo sueltes todo, para que sueltes este mundo, o como te dice un curso de
milagros, "Olvídate de este mundo, olvídate de este curso
y con las manos completamente vacías de a tu Dios." W-pI.189.7:5
Disfruta de tus vacaciones sin maletas,
ábrete a esa nueva experiencia, y te garantizo que será una experiencia
inolvidable. Es cuestión de un cambio de perspectiva no de encontrar las
maletas.
Si no puedes soltar las maletas, no podrás
soltar tus pensamientos de miedo, tus memorias de sufrimiento, pues a final de
cuenta es todo lo mismo. No te dejes engañar con la creencia de que las maletas
son reales y tus pensamientos no lo son. Los pensamientos al igual que las
maletas al igual que todo lo que es percibido a través de los sentidos es
falso. Esa es la lección que tenemos que aprender. Solo de esa manera es que se
puede experimentar y vivir el sueño feliz.
Cerrando esta nota con las palabras de
nuestro querido hermano Jorge Lomar, "... si pierdes tu cartera
simplemente ya no es tuya." Y añado, no solo ya no es tuya sino que nunca
lo fue. Por cierto, acabo de salir del baño soltando lo que ya no es mío ¡Y
UFFFF, QUE AGRADECIDO ESTOY! :)