Wednesday, November 9, 2016

Reflexión Sobre la Elección Presidencial - Nick Arandes

Hay muchas emociones contradictorias con respecto a las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Lo que no estamos siendo conscientes de es que lo que estemos sintiendo no tiene nada que ver con quienquiera que haya ganado sino que con el miedo que está escondido en nuestro interior. Lo que sucede es que a medida que nuestro miedo es suprimido, pensando todo es “amor” y “felicidad”, nos reunimos con personas “que piensan como nosotros“ para no mirar lo que hay escondido en lo mas profundo del inconsciente, y el mundo, que está en la mente, constantemente está reflejando toda nuestra ira, todo nuestro odio, todo nuestro miedo oculto. Entonces, en vez de asumir total responsabilidad de lo que sentimos, proyectamos nuestro miedo escondido a lo que sea que elijamos. De esa manera podemos seguir jugando el papel víctima dado que ahora tenemos un victimario.

El ego nos ha convencido con la creencia de que si un presidente diferente hubiera sido elegido todo sería "mejor". Y si eso hubiera sucedido celebramos con todos aquellos que comparten nuestro punto de vista de temor. De esa manera, una vez más, podemos esconder nuestro miedo para luego encontrar otro sitio a que, o alguien a quien podamos proyectárselo. Incluso más tarde se lo proyectamos al mismo presidente que elegimos cuando las cosas no terminan saliendo como lo habíamos deseado.

Ser consciente no se trata de elegir un candidato diferente, ni siquiera de hablar sobre el que está en su lugar. Ser consciente es tomar completa responsabilidad, no culparnos sino que retomar nuestro poder autentico al hacernos responsables de cualquier sentimiento que creamos algún candidato (persona, situación) resalte en nosotros. Así es como podemos abrirnos al amor que somos y por lo tanto experimentar la verdadera sanación. Dado ese el caso, ese candidato o situación que saca lo que no queremos ver en nosotros mismos ES nuestro salvador. ES nuestro gurú.

Y hasta que no podamos ver la inocencia perfecta en ese presidente, o para elegir diferentes palabras, en ese hermano, no podremos verlo en nosotros mismos. Porque tenemos que recordar que nosotros y nuestro hermano somos Uno.

Al olvidar eso y culpar, que no está ni mal ni bien, simplemente seguiremos experimentando nuestro propio miedo oculto porque lo que damos recibimos. Y de lo que no tomamos responsabilidad dé (nuestra rabia, nuestra ira, nuestro miedo), simplemente lo proyectamos. Por lo tanto, no estoy sugiriendo que tenemos que estar de acuerdo con el punto de vista del nuevo presidente o su política. Pero si pensamos que el presidente es la fuente de nuestro miedo, la liberación del miedo nunca tendrá lugar EN LA MENTE, donde todo sentimiento de culpa y miedo se oculta. Al culpar al presidente, o a quien sea, o a lo que sea que queramos culpar, estamos identificados con el mismo sistema de pensamiento de miedo con el que el que estamos culpando se identifica.

Por eso se habla de no juzgar. No dice que hay que estar, o no estar de acuerdo. Dice que no juzguemos. Porque la verdad es que no sabemos nada. Si no sabemos lo que es mejor para nosotros, ¿cómo podemos pretender saber lo qué es mejor para el "mundo"?

Por lo tanto, si realmente queremos sanar, es decir dejar ir el miedo, no se trata de fingir que somos amor y evitar las cosas negativas, o no ver las noticia, o pensar que el presidente, sea quien sea, puede cambiar nada, etc. Se trata de sentir nuestro miedo, sentir nuestra ira, sentir nuestro odio, sentir nuestro resentimiento SIN proyectarlo a cualquier cosa (persona, lugar o circunstancias) justificándolo, y con una humilde actitud de no saber permitir que el AMOR haga el trabajo.

Podríamos comenzar ahora mismo sintiéndonos agradecidos, no por el resultado de las elecciones o cualquiera que sea el caso, sino por la gran oportunidad que se nos ofrece para sanar nuestro propio juicio, nuestra culpa y miedo escondido. De esa manera podemos dejar que la CONFIANZA, o el AMOR haga lo que ninguno de nosotros por nuestra cuanta con nuestros juicios y opiniones podemos hacer, y es sanar. Así es como el cambio puede tener lugar en cualquier mundo, cambiando de mentalidad acerca de él. Porque de nuevo, el mundo está en la mente.

Así que la pregunta que surge es: ¿qué debemos hacer? La respuesta directa sería, hasta que no haya una paz perfecta en la mente, no hay nada que podamos o “debamos” hacer. Porque con esa mentalidad lo que hagamos siempre será contraproducente y simplemente aumentará el miedo. Pero a medida que hacemos NUESTRO trabajo interior, y la paz poco a poco se hace cargo de la mente, seremos guiados en cuanto a qué hacer o decir en cada momento.

La pregunta que surge entonces es, ¿pero si hay que tomar una decisión ahora, inmediata, sino puede haber un caos, que ago? Esa es la trampa. Estamos tan atrapados por nuestro temeroso sentir, por nuestros juicios, opiniones, creencias basadas en el miedo que ni siquiera nos damos un espacio para respirar y parar ese mecanismo aunque sea unos segundos, pues creemos que “nosotros” estamos a cargo de este montaje. Cuando somos conscientes de que lo que está a cargo de este montaje es la Vida Misma, podemos tranquilamente confiar en que si hay situaciones en las que se tenga que tomar una decisiones inmediata se tomará. Quizás se tome una respiración para recordar que somos amor, aun cuando sentimos miedo,  y confiamos en que esa decisión “inmediata”, una vez mas, de ser necesaria se tomará, y será la perfecta para esa situación, aunque a veces no lo parezca.

Así que de nuevo, si hay miedo, pensamientos de agresión, de ira, pensamientos de resentimiento, no es el momento de hacer nada, incluso cuando pensamos que es el momento de hacer algo. Porque habiendo ignorado y suprimido nuestro propio miedo nos hemos enseñado a reaccionar, a justificar, a culpar. Pero usando el título de una canción de Armand y Angelina, “Aprendiendo a sentir" (la version es en inglés: Learning How To Feel) es lo que estamos listos a aprender hacer ahora.

Cuando aprendemos a sentir nuestro propio miedo, sin tratar de justificarlo, permitimos que el amor lo transforme. Entonces podemos ver la inocencia (nuestra propia inocencia) en todas partes. Y el mundo se convertirá en un reflejo o NUESTRO estado mental. Y lo paradójico es que así es como podemos ser un conducto para la sanción, especialmente para aquellos que están perdidos en su propio miedo. ¿Y quienes son “ellos” que están perdidos en su propio miedo? "Ellos" somos NOSOTROS mismos que estamos perdidos en NUESTRO propio miedo, solo que con disfraces diferentes.

Que la Verdadera Paz y Amor reine en la Mente, hoy ¡y por siempre!

Nick Arandes
www.NickArandes.com