Thursday, December 8, 2016

Lección 270: Hoy no utilizaré los ojos del cuerpo.


“Padre, la visión de Cristo es el don que me has dado, el cual tiene el poder de transforma todo lo que los ojos del cuerpo contemplan en panorama de un mundo perdonado.” W-pI.270.1:1

Los ojos no pueden ver nada sino que más bien contemplan el contenido de la mente. Como cuando estás durmiendo y sueñas, aunque el personaje dentro del sueño cree estar viendo cosas “fuera”, en realidad todo eso refleja el contenido de la mente que ahora aparenta estar mirando a través de los ojos de un personaje soñado.

Esta lección nos invita a que dejemos a un lado nuestras interpretaciones de lo que creemos estar viendo con estos ojos y descansar en un estado donde al dejar todo juicio a un lado no nos distraemos con el mundo que los ojos aparentan estar contemplando.

Sólo así tenemos acceso a la visión de Cristo y aunque los ojos todavía estén percibiendo un mundo de separación con todo tipo de imágenes, la mente descansa en un estado de tranquilidad y sosiego, libre de culpa y de miedo.

Lo que hace este proceso tan difícil, es que por un lado queremos adoptar la visión de Cristo para que podamos ver ese mundo inocente pero no queremos soltar nuestra identidad como personaje separado. En otras palabras nuestro miedo a desaparecer es el que no nos permite que ese mundo de ilusiones desaparezca también.

Mientras intente sostener un mundo no voy a poder sino que querer sostener mi identidad como personaje separado. De la misma manera que mientras quiera sostener mi identidad como personaje separado no voy a poder sino que querer sostener el mundo.

No obstante, la visión de Cristo nos lleva muy dulcemente de la mano para que esa transición no sea dolorosa sino que a raíz de una comprensión profunda es como el Santo hijo de Dios (que somos todos) es amorosamente llevado de lo que comenzó como una pesadilla a un dulce despertar.