Pregunta: “Hola Nick, que tal como estás? Te mando un saludo desde Guadalajara, México. Quisiera pedirte si puedes hablarnos sobre las leyes de la curación que se describen en el capítulo 26 del Curso. Claro sólo si lo deseas, y si lo deseas que sea cuando suceda. De corazón te mando un abrazo.”
Comentario: Lo primero que tenemos que ser conscientes de es de no confundir
los niveles, pues de ese modo el ego intentará utilizar las leyes de la
curación para aplicarlas al mundo creyendo que es de eso de lo que se está
hablando y por consiguiente toda la atención vuelve a ponerse en el sueño.
Empecemos mirando como comienza esa
sección cuando nos dice:
“Éste es un curso de milagros. Como tal, las leyes de la
curación deben entenderse antes de que se pueda alcanzar el propósito del
curso. Repasemos los principios que hemos estudiado, y organicémoslos a modo de
resumen de lo que debe ocurrir para que sea posible la curación. Pues una vez
que es posible no puede sino tener lugar.” T-26.VII.1:1-4
En ese primer párrafo muy claramente
establece que se tiene que entender cuáles son las leyes de la curación de
manera que se pueda alcanzar el propósito del curso. ¿Cual es el propósito del
Curso? Hacer que el Santo Hijo de Dios (que somos todos) sea consciente de que
ésto es un sueño y por consiguiente despertarlo. Si estuviese hablando de curar
un cuerpo o de hacer algo con el mundo todo lo que haría es corroborar la
creencia en la separación en la mente y a su vez manteniendo al Santo Hijo de
Dios dormido. Vamos a ver lo que el segundo párrafo dice para que tengamos
claro de lo que la enfermedad és, y de qué es lo que está enfermo.
“Toda enfermedad tiene su origen en la separación. Cuando se
niega la separación, la enfermedad desaparece. Pues desaparece tan pronto como
la idea que la produjo es sanada y reemplazada por la cordura. Al pecado y a la
enfermedad se les considera causa y consecuencia respectivamente, en una
relación que se mantiene oculta de la conciencia a fin de mantenerla excluida
de la luz de la razón.” T-26.VII.2:1-4
Vamos linea por linea en este segundo
párrafo: “Toda enfermedad
tiene su origen en la separación.”
Toda enfermedad tiene origen en la
separación porque si la separación no hubiese ocurrido la enfermedad no
existiría. Dado ese el caso lo que está enferma es la mente que está soñando el
sueño. Esa es la que tiene que ser curada. En el momento que creemos ser un cuerpo,
toda enfermedad a nivel físico se manifiesta, inclusive hasta la “muerte” del
cuerpo. Pero eso solo tiene lugar cuando se proyecta un sueño. Si no hubiese un
sueño no existiría un “yo” que se podría “enfermar.”
“Cuando se niega la
separación, la enfermedad desaparece.”
En otras palabras cuando se niega el
sueño desaparece todo; cuerpos, objetos, en fin, desaparece el mundo. Al
desaparecer el sueño la mente despierta (se cura). Porque una vez más, la
enfermedad estaba teniendo lugar en la mente por lo que el sueño es la
consecuencia de una mente enferma.
“Pues desaparece tan
pronto como la idea que la produjo es sanada y reemplazada por la cordura.”
Básicamente repitiendo lo que comenté
anteriormente, cuando la mente soñadora es consciente de que está soñando un
sueño, que sería lo mismo que decir recobrar la cordura, abre sus ojos y el
sueño desaparece, la enfermedad desaparece.
“Al pecado y a la
enfermedad se les considera causa y consecuencia respectivamente, en una
relación que se mantiene oculta de la conciencia a fin de mantenerla excluida
de la luz de la razón.”
Al pecado y a la enfermedad se les
considera causa y consecuencia respectivamente porque al mantener a la mente
distraída de la verdad se cree que en el mundo de las ilusiones existen causas
y a su vez consecuencias. Pero una vez más, la causa es la mente soñando y el
efecto o consecuencia es el sueño mismo.
Toda esa sección nos va llevando a
reconocer que si seguimos distraídos con esta experiencia física estamos
pasando por alto la causa de el aparente pecado y la enfermedad. Y la causa una
vez más es que la mente se cree que este sueño es realidad. Según ponemos en
práctica el perdón empezamos a ser conscientes de que nuestra realidad es mente
(causa) y no cuerpo, mundo (efecto). Según se va desvinculando la posición fija
que tenemos a las ilusiones vamos más y más siendo conscientes de nuestra
naturaleza como mente y es así como la misma se va “curando.”
Quiero ahora llevar la atención a otro
extracto de esa sección para que veas que si uno no es consciente de la
naturaleza no dual de la cual el curso habla, el ego re dirige la atención a la
forma y se distorsiona el mensaje;
“Las leyes de la percepción son lo opuesto a la verdad, y lo
que es cierto con respecto al conocimiento no lo es con respecto a nada que se
encuentre aparte de él. Aun así, Dios ha dado Su respuesta al mundo de la
enfermedad, la cual es aplicable por igual a cualquier clase de enfermedad.
Aunque la respuesta de Dios es eterna, opera en el tiempo, pues ahí es donde se
necesita. Pero como procede de Dios, las leyes del tiempo no afectan su
eficacia. La respuesta de Dios se encuentra en este mundo, pero no forma parte
de él. Es real, y mora donde la realidad no puede sino estar. Las ideas no
abandonan su fuente, y sus efectos sólo dan la impresión de estar separados de
ellas. 8Las ideas pertenecen al ámbito de la mente. 9Lo que se proyecta y
parece ser externo a la mente, no se encuentra afuera en absoluto, sino que es
un efecto de lo que está adentro y no ha abandonado su fuente.” T-26.VII.4:1-7
Vamos a mirar alguna de esa oraciones: “Las leyes de la percepción son lo
opuesto a la verdad, y lo que es cierto con respecto al conocimiento no lo es
con respecto a nada que se encuentre aparte de él.”
La percepción es la experiencia del mundo
físico por que solo aquí, donde existen los opuestos, es que la percepción
tiene lugar. Tiene que haber mas de uno para poder haber percepción. Uno es el
que percibe y el otro es lo que se percibe (sujeto, “yo”, y objeto, “lo que yo
percibo”. Por consiguiente es lo opuesto a la verdad porque en la verdad no
existe separación, no existen “otros”, no existen “cuerpos”, no existen “objetos
separados” solo existe Uno, Dios, Amor.
“Aun así, Dios ha
dado Su respuesta al mundo de la enfermedad, la cual es aplicable por igual a
cualquier clase de enfermedad. Aunque la respuesta de Dios es eterna, opera en
el tiempo, pues ahí es donde se necesita.”
Aquí es donde si no somos consiente el
ego dice, “ahhh, Dios ahora
opera en el mundo y va a cambiar lo que no me agrada, así que si aplico el
perdón un cambio va a tener lugar en mi sueño donde me voy a “curar” etc.”
Sin embargo, eso seria una contradicción
a todo lo que esa sección comparte, inclusive a todo lo que el curso comparte.
No obstante, para mantener la teoría no dual del curso, lo que se podaría
deducir es que como la mente es causa y el sueño es efecto, cuando hay un
cambio en la mente puede reflejarse en el mundo de los efectos, que es el mundo
en donde creo estar. Y pueda que una “curación” a nivel físico pueda tener
lugar. Pero si eso ocurre no seria para que el Santo Hijo de Dios se mantenga
distraído, sino que mas bien porque ese es el proceso necesario para su
despertar. De lo contrario si se utiliza la menta causativa para intentar
cambiar algo en el sueño, ¿cual sería entonces la motivación para que el Santo
Hijo de Dios despertase del sueño y retornara a Dios? Ninguna. Se quedaría
durmiendo por el resto de la eternidad.
Así que siempre recordemos que cuando el
curso habla de la mente como causa, está simplemente estableciendo un hecho, y
es que en el “mundo físico” todo es causado por la mente, que nada está siendo
causado por lo que esté teniendo lugar en esta experiencia física. Por lo
tanto, la “causa” de una enfermedad no es ni el “estrés”, o lo que me sucedió
cuando era niño, o por mis antepasados, etc., etc., etc. Ese es simplemente el
guión tal y como se va desenvolviendo en la vida de cada persona. Millones
viven estresados y sus cuerpos no se enferman, de la misma manera que millones
se enferman y sin embargo meditan y hacen sus practicas espirituales. La causa
de TODA enfermedad es el deseo de sentirme separado de Dios como un cuerpo. Y
si quiero seguir “enfermo” todo lo que tengo que hacer es seguir deseando ser
un cuerpo. Si, no obstante, elijo la paz de Dios, si elijo dejar las ilusiones
a un lado, ENTONCES la mente puede ser curada y el Santo Hijo de Dios despierta
del sueño.
Para hacerlo simple, atiende a los
problemas y enfermedades del cuerpo como lo haría cualquier ser humano “normal”
mientras sigues poniendo en practica el perdón para la sanción de la mente y lo
que va a terminar sucediendo es, según el cambio de mentalidad (milagro) va
teniendo lugar en la mente, vives en paz y feliz, independientemente de lo que
tenga lugar en tu experiencia física. Eso es ¡liberación!
Con este compartir no creo que sea
necesario continuar elaborando sobre esa sección porque terminaríamos
escribiendo un libro jejeje. Sólo quería que fueses consciente en la dirección
que el curso te está llevando para así no confundir los niveles y no distraerte
del propósito del curso, el cual es despertar al Santo Hijo de Dios (a todos)
de éste sueño.