Comentario: Lo primero
es reconocer que nada tiene el poder de hacernos daño. Obviamente estoy
hablando como mente no como cuerpo. Una mente que sueña un sueño nada de lo que
ocurra dentro del sueño puede afectarle. Nosotros somos la mente que sueña el
sueño. No obstante dentro del sueño donde “aparentan” haber cuerpos, se
experimenta la creencia de que pueden hacerse daño a sí mismos.
Pero para efectos de tu pregunta,a nivel
psicológico nada tiene el poder de hacerte daño pues son tus pensamientos, tus
interpretaciones sobre lo que percibes con lo que tú mismo te haces daño y
experimentas dolor y sufrimiento. Por lo tanto eso es importante ser consciente
de pues es ahí adonde la práctica del perdón va dirigida. Cuando dejas las
interpretaciones a un lado no hay dolor ni sufrimiento, lo que hay es
experiencia neutra.
Es como cuando ves una película en el
cine, si se te olvida que es una película y te envuelves en el drama
experimentas todo tipo de sentimientos. No obstante si reconoces que es una
película y que en realidad no está ocurriendo nada no experimentas dolor ni
sufrimiento alguno.
Este mundo es una película sólo que al yo
identificarme como cuerpo experimento miedo. Pero cuando reconozco que lo que
soy es conciencia el miedo se radica y solo vivo la experiencia tal como se
presenta sin juicios ni interpretación. Eso me lleva a experimentar esa paz que
sobrepasa todo entendimiento.
Vamos a abordar ahora otra parte de tu
pregunta qué siento que es muy importante y que por lo general es donde existe
la mayor cantidad de confusión. Dices que tienes miedo a soltar las ilusiones y
que sientes un vacío si lo hicieses. Cuando intentamos desde el personaje
soltar las ilusiones estamos corroborando de que como personaje “existimos” y
eso da realidad a las ilusiones. Utilizándome a mí como ejemplo, yo como Nick
Arandes no puedo soltar ninguna ilusión porque yo mismo soy parte de la
ilusión. Ser consciente no obstante, no hace que pueda soltar las ilusiones. Lo
que hace es que puedo vivir en el mundo de las ilusiones mientras que
simultáneamente soy consciente de qué lo que soy va mas allá de esta
experiencia.
Esto es algo que no se puede explicar
pues explicarlo sería corroborar la creencia en la ilusión misma. Es
simplemente una experiencia. Por eso se hace mucho hincapié en el Instante
Santo. El Instante Santo es ese espacio de quietud donde se dejan a un lado
todas las interpretaciones. Es como una suspensión completa de la atención al
tiempo y espacio donde el recuerdo del amor se expresa. Es como si cuando estás
en el cine viendo una película decides cerrar los ojos y no prestar atención a
la pantalla. Al no sentirte distraído por la película puedes sentirte
plenamente conciente de que estás en una silla sentado en donde nada en
realidad está ocurriendo. Entonces abres los ojos de nuevo pero ya siendo
consciente de que estás sentado en una silla y aunque los ojos puedan ver la
película ya no te distrae de la realidad, que para los efectos de este ejemplo,
la realidad es que estás sentado en una silla.
Cuando te abres a esos Instantes Santos,
al silencio, aunque sea por un momento puedes ser consciente de que nada en
realidad está ocurriendo y tu entorno deja de tener el poder de tener un efecto
sobre ti. Lo que hace ese entorno atractivo y por consiguiente no lo sueltas es
porque el tú qué crees ser forma parte de ese entorno y soltar ese entorno
significaría la muerte (el vacío) de él tú qué crees hacer. Pero cuando más vas
experimentando la paz que sientes al dejar a un lado tu identificación personal
eso es lo que te motiva a continuar poniendo en práctica los Instantes Santos.
Y no es que tú como personaje sueltas las
ilusiones sino que más bien vives desde un estado de contemplación y observación
donde las ilusiones se siguen percibiendo pero tu identificación con la paz y
el amor que eres toma primera posición en tu mente, y es como que ahora el
mundo es tu pantalla de cine y observas las escenas, los cambios y sabes que
nada de eso tienes que ver contigo. Contigo como Mente.
El miedo al vacío desaparece porque ya
tienes una experiencia que te da a entender que lo que antes percibias como
vacío es simplemente una paz permanente. Siempre recuerda que le temes al vacío
simplemente porque estás identificado con el conflicto. Una vida sin conflictos
según el ego es una vida que no tendría sentido. Y como estamos acostumbrados
al conflicto, eso es lo que constantemente nos atrae a este mundo. ¿No te das
cuenta como las películas llenas de drama, las noticias desastrosas y los
eventos conflictivos inmediatamente llaman nuestra atención? Cuando la
verdadera paz reine en tu mente esos escenarios podrán continuar estando en el
mundo pero ya no te atraen.
Recuerda que el miedo al vacío es simplemente
un concepto que el ego inventa para que no sueltes este mundo. Pues si sueltas
el “mundo” estás soltando al ego, y eso es “muerte.” Pero si sueltas el mundo,
no hay vacío, lo que hay es paz, y no estás soltando ni perdiendo nada,
paradójicamente estás ganándolo todo. Pero como eso es algo que no se puede
explicar en términos intelectuales, lo que se puede es tener una experiencia.
Esa experiencia es la paz de la que hablamos.
En resumen, no intentes soltar las
ilusiones porque una vez más tú eres parte de ellas. Ábrete completamente a
cada una de tus experiencias dejando a un lado de la mejor manera que puedas
tus interpretaciones sobre ellas, y el conocimiento mismo irá poco poco
aflorando en tu mente. Esto es algo que porque leas estas palabras lo vas a
entender pero es un proceso que si te abres a él podrás tener la experiencia
directa de la paz que se siente cuando se dejan a un lado las interpretaciones
de los juicios. Ese es el primer paso. Ahora es cuestión de confiar en tu
proceso.
El curso, o el Espíritu Santo sabiendo la
resistencia que hay lo plantea de la siguiente manera, “Todavía tienes muy poca confianza en mí, pero ésta
aumentará a medida que recurras más y más a mí -en vez de a tu ego- en busca de
consejo. Los resultados te irán convenciendo cada vez más de que ésta es la
única elección cuerda que puedes hacer.”
T-4.VI.3:1-2
En otras palabras lo que está diciendo
es: “Todavía tienes muy poca confianza en la paz, pero ésta aumentará a medida
que sigas eligiendo esos Instantes Santos dejando a un lado todas tus
interpretaciones -en vez de escuchar lo que tu crees que sabes- en busca de
consejo. Los resultados que es la paz que sientes te irá convenciendo cada vez
más de que dejando a un lado todas tus interpretaciones es la única elección
cuerda que puedes hacer.”