Monday, June 26, 2017

¿Cuán Dispuesto Estás a Perdonar a tu Hermano?

“¿Cuán dispuesto estás a perdonar a tu hermano? ¿Hasta qué punto deseas la paz en lugar de los conflictos interminables, el sufrimiento y el dolor?” T-29.VI.1:1-2

Observemos atentamente este extracto del Curso. Aparentar como qué nos dice que perdonemos a nuestros hermanos. Y el ego intenta utilizar ese extracto terminando frustrado porque desde el ego no podemos perdonar a ningún hermano por más que lo intentemos.

La clave de poder llevar a cabo exitosamente lo que nos dice ese extracto radica en la segunda oración. En otras palabras la pregunta no es que tan dispuesto estoy a perdonar a mi hermano sino que más bien cuan realmente estoy dispuesto a dejar de sufrir. Yo no perdono a mi hermano porque sea lo “caritativo” o lo “correcto” sino que lo perdono para dejar de castigarme a mí mismo.

Cuando puedo ver eso claramente, mi deseo por perdonar a mi hermano (a mi mismo), por más difícil que sea, es lo que me lleva a la experiencia de estar en paz y ser feliz.

Lo que dificulta este trabajo es que la evidencia de que soy injustamente tratado por mi hermano es tan obvia que no puedo argumentar con ella lógicamente. Mas sin embargo el Espíritu Santo no le interesa que tenga o no sentido lo que mi lógica dicte. Pues lo que el Espíritu Santo me está enseñando a ver, si se lo permito, es que lo que mi hermano me está haciendo a mi cumple mi deseo inconsciente de sentirme castigado.

Cuando me doy cuenta que el mundo simplemente es un espejo que refleja mi deseo inconsciente de sentirme como víctima, ahora puedo utilizar ese mismo espejo con la ayuda del Espíritu Santo para que me enseñe a percibirlo de otra manera. Al ser merecedor de el amor de Dios en mi, gracias a la interpretación de el Espíritu Santo, todo lo que voy a percibir en ese espejo, independientemente de la forma que tome, será sólo peticiones de amor.

Por lo tanto con la ayuda del Espíritu Santo quiero perdonar a mi hermano para poder restaurar la cordura en mi y es así como mis pecados son perdonados. Y lo que me motiva a hacer ese trabajo de perdón profundo es mi deseo por la paz de Dios, no por intentar perdonar a mi hermano. Sólo que estoy utilizando mi hermano ahora como espejo que refleja la culpa inconsciente en mi, y esto no es nada cómodo, pero si estoy abierto a hacer ese trabajo profundo la consecuencia es que la paz y la dicha seran restaurada en mi mente.