Pero si me doy un espacio de quietud para
ser consciente, puedo darme cuenta de que todos los pensamiento son simplemente
imágenes que surgen de la nada y se disuelven en la nada desprovistas de
significado al igual que cualquier sentimiento son simplemente sensaciones que
al igual que los pensamientos no significan absolutamente nada y que nada de
eso tiene que ver Conmigo (letra mayúscula) como conciencia.
Y como el propósito que el ego tiene para
los pensamientos y las sensaciones es dirigir la atención hacia la creencia de
que soy un cuerpo, siempre y cuando tenga miedo de soltar el cuerpo, de soltar
mi identidad como entidad separada, de soltar el "mundo", en otras
palabras, miedo a "morir", por más que lea libros que dicen que nada
significa nada o que mis sentimientos no significan nada o que soy espíritu y
no cuerpo o que soy tal como Dios me creo, etcétera, todo eso simplemente
permanecerá como conceptos intelectuales que no me llevan a ningún lado.
Tiene uno que de corazón desear la verdad
como lo más importante, desear la paz de Dios como lo más importante, y desde
ahí la práctica diaria de reconocer que nada significa nada cobra perfecto
sentido ya que la atención va dirigida hacia algo más abstracto y no a los
objetos como lo que es el cuerpo, las sensaciones, los pensamientos, el mundo,
en fin todo lo que se percibe a raíz de los sentidos.
Es entonces cuando los pensamientos
pueden observarse inocentemente sin proyectarles ningún tipo de significado y
las sensaciones pueden surgir y ser observadas pues ya la paz que sobrepasa
todo entendimiento empieza a tomar primera posición en la mente. Ahora la experiencia
humana se vive desde un estado de desapego observando cada imagen que se
presenta como una película en donde el escenario constantemente cambia, los
actores constantemente cambian, pero el observador, él Yo con letra mayúscula
que nunca cambia lo observa todo sin sentirse de ninguna manera afectado por
los cambios que van teniendo lugar.
Y cuando se acaba la película sigue
siendo ese Yo que siempre fue antes de que comenzase la película y que siempre
será después que termine la película.
Por lo tanto observa en silencio, y
permite que el Espíritu Santo vaya poco a poco efectuando el cambio de
mentalidad.
Es por eso que cada vez más soy
consciente de que no hay nada que hacer, simplemente observar muy atentamente
cuan fácil traigo mi atención al cuerpo, ya sea a raíz de un pensamiento que le
proyecto significado y por consiguiente experimento preocupación o culpa, de la
misma manera que algún sentimiento surge y al proyectarle significado genera
miedo pues amenaza mi identidad personal (mi deseo de sentirme especial).
Es en realidad todo lo mismo, pensamiento
o sentimiento, todo lleva la atención al cuerpo, al "yo" que se cree
estar sintiendo y pensando, pero eso no es quién Soy.
Por lo tanto para hacer este trabajo hay
que estar dispuesto a mirar el miedo escondido, en otras palabras los
obstáculos al Amor (que es lo que realmente Soy) y no esconderse detrás de
conceptos de que todo es amor y yo soy amor como una estrategia de evasión.
Todo eso suena muy bonito pero no deshace la culpa inconsciente que es la que
proyecta el cuerpo, el "yo" que me he creído ser al igual que el
mundo en el que aparentemente me percibo formando parte de.
Así que con la ayuda del Espíritu Santo
empiezo cada día, de la mejor manera que pueda, a poner mi mente bajo Su
directriz. Eso lo hago cuando me abro a permitir que toda sensación y
sentimiento tenga lugar de la misma manera que todo pensamiento y experiencia
que surja tenga lugar sin intentar evadir nada, sin intentar suprimir nada, sin
intentar justificar nada, sin intentar interpretar nada, simplemente siendo
consciente de que nada de lo que veo, y nada de lo que siento significa nada.
Eso es lo único que el Espíritu Santo
pide de mi parte.