Cuando hablamos de desear la paz, muchos experimentamos una gran frustración simplemente por el concepto que tenemos sobre lo que la Paz "es". Sin embargo, si Paz es lo que somos, de la misma manera que Amor es lo que somos, cualquier estado que se experimente es acogido, es aceptado, por consiguiente no se puede experimentar ninguna otra cosa que no fuese paz, que no fuese amor.
Por ejemplo, una bombilla prendida irradia luz. No puede hacer otra cosa. Dentro del espacio donde la luz está siendo irradiada pueden haber todo tipo de escenarios. Sin embargo, la luz no deja de ser luz ni deja de brillar por el mero hecho de que algunos escenarios sean diferentes que otros. Brilla en todos y los acoge a todos, sin excepción alguna. Como nos recuerda Un curso de Milagros, "El perdón, en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten. Simplemente observa, espera y no juzga." W-pII.1.4:1-3
Lo único que hace que no podamos reconocer la Paz de la que hablo es porque cuando empezamos a juzgar algunos sentimientos como "placenteros", "buenos", "aceptables" creemos estar en paz, creemos ser felices. Sin embargo, cuando algunos de esos sentimientos o sensaciones las juzgamos como "negativas", "inaceptables", en vez de estar en paz con ellas queremos cambiarlas, y es por eso que decimos, "deseo paz". Y si no se experimenta y nos aparenta inalcanzable, es porque ese "deseo paz" es la negación de esa sensación, es el rechazo de esa experiencia, de esa sensación y por lo tanto, es la negación de un Estado que ya está presente en ti, por razón de lo que Eres.
La experiencia de Paz está fuera de todo concepto o idea, y esa es la razón por la cual a esa Paz Universal de la que tanto se habla, se le conoce como la Paz que sobrepasa todo entendimiento.