Comentario:
Es muy importante recordar que cuando habla de que no perciba diferencias, no
está hablando de lo que los ojos "ven". Los ojos en realidad no
pueden ver, solo juzgar.
Por consiguiente, todo lo que yo crea
"ver" a través de los ojos va a ser diferencias, cuerpos diferentes,
diferentes formas, todo tipo de separación.
Sin embargo cuando mi mente está
centrada en el perdón, está lúcida, en la paz, los ojos podrán ver diferencias,
pero a un nivel más profundo siento el amor que me une a todos mis hermanos y
en ese sentido no percibo diferencia alguna.
Ya no siento amor especial por ninguna
de las partes sino que el amor y la paz que está en mi es la que extiendo a todas
y cada una de las partes, que una vez más, los ojos perciben como separadas,
pero que a nivel del contenido, a nivel emocional por así decirlo, hay un amor
que es lo que se percibe en todo.
Ese amor es el amor que hay en mí. Y
cuando estoy lleno de ese amor, cuando estoy lleno de esa paz, ya las imágenes,
independientemente las formas que tengan, no me distraen de ese espacio de
ecuanimidad, de cordura, que se encuentra en mí.
Por lo tanto cuando percibo algún tipo
de especialismo, amor especial u odio especial hacia cualquiera de las
imágenes, pongo en práctica el perdón para que una vez más, con la ayuda del
Espíritu Santo, con la ayuda de Su visión, El me ayude a que hoy deje de
percibir diferencias.
Es por eso que hay que tener mucho
cuidado de no confundir la forma con el contenido. En otras palabras, de no
caer en la trampa de creer que el curso nos está hablando a nosotros como
"seres humanos". Porque de nuevo, los ojos no pueden ver
absolutamente nada ya que la realidad es que aquí no hay nada, ni siquiera un
"yo" "mirando".