Una
mente clara, una mente perdonadora, simplemente observa la experiencia,
despojándola de todo significado, de toda etiqueta, de toda proyección sobre el
futuro, y vive la experiencia tal y como la misma se presenta. "El perdón,
en cambio, es tranquilo y sosegado, y no hace nada. No ofende ningún aspecto de
la realidad ni busca tergiversarla para que adquiera apariencias que a él le gusten.
Simplemente observa (es testigo), espera y no juzga," W-pII.1.4:1-3 Está
en paz con lo que es.
Lo
que ocurre es que al haber una fuerte identificación con un "yo"
(ego), y ese es el que sufre dado que ese es el que tiene expectativas, el que
quiere "controlar", el que desea objetos, experiencias, el que quiere
que las cosas vayan de na manera u otra en función a la creencia de que su
felicidad depende de ello, no está abierto a una aceptación total de lo-que-es
(a una rendición total).
Lo
que estamos aprendiendo con la práctica del perdón es la liberación de todo
sufrimiento, la paz que sobrepasa todo entendimiento. Y que la misma tiene
lugar cuando la identificación con el "yo" que me creo ser se va
debilitando. Siempre y cuando haya una identificación fuerte con este
"yo", que es el que se percibe separado de todo, la creencia en la
carencia, la creencia de que algo le falta no le permitirá rendirse
completamente a lo-que-es ya que cree que el mundo tiene algo de valor que
pueda hacerle sentir completo, que pueda hacerle feliz.
Una
vez que uno ha tenido suficientes experiencias en el mundo en el que finalmente
toma conciencia de que ningún objeto, ninguna experiencia, ninguna meta tiene
el poder de hacerle feliz, solo ofrecerle un placer temporal, es que la mente
empieza abrirse a explorar la posibilidad de que una rendición total puede
brindarle lo que a raíz de todo su esfuerzo anterior nunca pudo obtener, y es
esa paz permanente que tanto desea, donde ya no hay sufrimiento.
Cuando
eso está claro en la mente, que no es que no haya deseo de controlar nada sino
que toma uno consciencia de que no puede controlar nada, la apertura al proceso
del desasimiento de este "yo" (ego) comienza. Esta etapa en principio
se puede experimentar como muy dolorosa. Pero no es porque así lo sea, tal como
el curso nos recuerda, "En primer lugar, tienen que pasar por lo que
podría calificarse como un "período de des-hacimiento". Ello no tiene
por qué ser doloroso, aunque normalmente lo es." M-4.I.A.3:1-2.
Se
experimenta dolorosa porque está el residuo, la nostalgia, la creencia de que
la felicidad proviene de lo que el mundo me ofrezca ya que sigue habiendo una
identificaron con este "yo", y aunque intelectualmente sé que no es
así por lo que ya no hay interés en buscar nada en el mundo, psicológica y
emocionalmente esa creencia está firmemente impregnada en el inconsciente.
Por
lo tanto, en la superficie se experimenta como que hay una sensación de
sacrificio, de pérdida de algo, pero una vez más, como ya sabemos que no es
así, ese dolor, esa incertidumbre son las intensas capas de nubes de culpa que
se tienen que ir atravesando hasta que la paz se va asentando más y más en la
mente, no como un entendimiento intelectual, sino como una experiencia
completamente aceptada.
Es
por eso que cuando se habla de una rendición total a lo-que-es, no es algo que
se hace con la mente con el propósito de adquirir una experiencia específica,
la cual en este caso sería sentirme "mejor". Es una aceptación y
rendición total a través del cual esta idea del "yo" se va
deshaciendo en la mente. Para el ego eso es una experiencia de muerte, mientras
que para la mente es una experiencia de completar liberación. Pues recordemos
que toda experiencia de aprisionamiento para la mente radica en haberla
limitado a la creencia de un "yo" separado.
Dado
ese el caso, la práctica es muy simple. No deseo nada que este mundo me puedo
ofrecer. Mi único deseo es estar en paz con lo-que-es en cada momento. Por
consiguiente, por el resto de "mi existencia" en este cuerpo,
recordar estas cinco palabras; que se haga Su Voluntad.
Lo
curioso del caso es que Su Voluntad es la que ¡siempre se ha estado haciendo!
En ese sentido, una rendición total a lo-que-es, no es para que se haga Su
Voluntad. Una rendición total a lo-que-es, es para observar como Su Voluntad,
de nuevo, es la que ¡siempre se está haciendo!
Mi "voluntad personal", que no existe, no
es la que elige escribir estas palabras. Si estas palabras se están
escribiendo, es porque esa es Su Voluntad. Sólo cuando tengo expectativas al
respecto es que "aparenta" como que tengo ahora una "voluntad
personal" a la de Dios. En cada momento estoy observando Su Voluntad
haciéndose a través de mí. Y si no juzgo ninguna de mis experiencias, ninguno
de los escenarios que la vida presenta como buenos o malos, correctos o
incorrectos, deseables o indeseables, sin idea de lo que me gustaría o no
tener, sin creencias de cómo las cosas deberían o no ser, no hay sufrimiento,
estoy en paz con lo-que-es, y esa es la verdadera felicidad.