Cuando se deja a un lado la etiqueta de "desastre" la vida simplemente es. Esto no implica que no se pueda hacer algo al respecto para que se pueda efectuar un cambio. Pero sí implica que la actitud que se genera cuando hay juicio es una que conduce al constante sufrimiento.
Si quisiera que las cosas fuesen de una manera diferente a
como son, sufro. Si acepto la vida tal y como se presenta, sabiendo
íntegramente que lo que esté teniendo lugar es la voluntad de la vida para
beneficio de la totalidad, no existe sufrimiento. Solo aceptación del momento
presente.
Desde ese
espacio, observo las acciones que se toman a través de mi, sin adueñarme de
ellas. Eso es vivir espontáneamente, aun cuando en ocasiones aparenta
como que se hacen planes. Estas palabras que escribo no fueron planeadas.
Surgieron en la conciencia y me observo escribiéndolas. Pueda que las publique
y pueda que no. Eso solo lo sabré cuando se publiquen, aun cuando en este mismo
instante está el pensamiento, "se van a publicar."
A las 9:00am se
le da de comer a la perra. Ese es el "plan" hasta ahora. Ya se
verá si se le da de comer a esa hora, antes, o después dado que no se sabe que
planes tenga la vida. Reconozco que alguien podría argumentar, <<que
fácil es hablar de aceptación cuando los "problemas" tienen que ver
con publicar notas o alimentar a una perra a cierta hora, sobre todo cuando hay
comida suficiente. ¿Pero qué hay de catástrofes, enfermedades, perdidas de seres
queridos, situaciones gubernamentales, corrupción, cuando no hay dinero o
recursos, etc.?>>
El error con ese argumento es que se pasa por alto de que no
estoy hablando de experiencias concretas, sino que estoy hablando de una
actitud que tiene lugar cuando se dejan a un lado las etiquetas, los juicios.
Si dejas a un lado la etiqueta de "catástrofe",
"enfermedad", "perdidas", "corrupción", "no
hay suficiente" etc., lo que queda es una experiencia. Y si se aprende a
vivir en aceptación de cada experiencia, la misma contiene dentro de si la
manera de manejarla para beneficio de la totalidad.
Si aprende uno a salirse del medio (a soltar las historias
de como las cosas "deberían" ser), puede uno empezar a contactar con
esa comprensión de la cual todos los grandes maestros, Buda, Jesús, Sai Baba,
Ramana Maharshi, Nissargadata Maharaj, Krishnamuti y cientos que viven que
pueda que nunca sepamos de ellos hablan. Esto que comparto no es una
"prescripción" de cómo vivir la vida. Es una "descripción"
de otra manera de vivir que tenemos disponibles en este instante. Pero para
sacarle provecho a esa descripción de la que hablo, la pregunta que se tiene
que hacer es, ¿qué es lo que realmente deseo, la "resolución" de mis
"problemas" o la verdadera paz?
Si la contestación
honesta y de corazón a esa pregunta es que deseo paz interior, hay una parte de
nosotros que reconoce que tiene acceso a ella ¡ahora mismo!.
Esa parte de nosotros nos dice, ¡ríndete! ¿Cuándo? ¡Ahora!
Esa rendición es nada más y nada menos que no argumentar con
la experiencia presente. Es dejar a un lado la idea de que las cosas deberían
ser de otra manera. Y aunque nuestro entorno no cambie, no se puede negar que
con esa nueva actitud, un cambio de mentalidad tiene lugar ¡inmediatamente!.
Ese cambio de mentalidad es esa paz que tanto se desea. Y
ahora es observar que se encuentra uno dirigido a hacer, si es que algo se
tiene que hacer a través del organismo cuerpo/mente que se le conoce como
"yo". Entiendo que no es fácil. No estoy hablando aquí de que este
cambio de mentalidad sea fácil, sobre todo cuando hemos pasado toda una vida
alimentando un sistema de pensamientos caótico. Pero el cambio es posible, y
éstas palabras sirven de recordatorio. Ahora es solo cuestión de práctica. Que
la paz reine en la mente, es mi único deseo para tod@s.
Y antes de cerrar este escrito, a la perrita se le dio de
comer a las 9:08am.