Monday, March 4, 2019

Silencio No Es Ausencia de Ruido, Es La Ausencia de Juicio


Cuando me levanto en la mañana la mente empieza a hacer ruido. Un pensamiento surge que dice, “mira el móvil”. Y me encuentro dirigiendo la mano hacia el móvil para mirarlo. En otras ocasiones el pensamiento podría ser que vaya al baño. En otras ocasiones podría ser siéntate que meditar. En otras ocasiones podría ser ve a la cocina y prepárate algo. Lo que quiero decir es, no tengo idea del primer pensamiento que surgirá, pero sea cual sea, es la mente haciendo ruido. Sólo que ese tipo de pensamientos no se les considera como ruidosos porque no generan preocupación. No obstante, si el pensamiento que surgiese fuese etiquetado como preocupante, a eso se le considera una mente ruidosa.

Según el día se va desenvolviendo me encuentro ahora interactuando con el ruido que se percibe “afuera”. Gente que se contacta conmigo, o yo contactándome con ellos, el ruido de la ciudad, y todos los pensamientos acerca de todas y cada una de mis experiencias. En otras palabras, el ruido no sólo deja de ser interno, sino que ahora aparenta como que es externo.

Luego queremos darnos un espacio para experimentar "silencio". Los que nos sentimos más inclinados a un camino "espiritual" le podríamos llamar meditación. Lo que no nos damos cuenta es, que es imposible vivir sin ruido. Aún si me escondo en una cueva a meditar, o me voy al campo o a la playa para alejarme del bullicio de la ciudad, aunque me pueda alejar te el ruido externo, sigo lidiando con los pensamientos que surgen en la mente, que es el equivalente al ruido interno. Como podemos ver, el silencio se imposibilita.

Pero si voy tomamos conciencia de que el silencio del que hablo es la liberación de todo juicio, dicho de otra manera, soltar interpretaciones personales sobre todo lo que se percibe; pensamientos, situaciones, sensaciones, etc., la mente no va a poder sino que experimentar silencio ¡en todo momento!

Porque el ruido no tiene nada que ver ni con los pensamientos ni con los sonidos. Tiene que ver con la interpretación que se les hace a ellos.

Por consiguiente, para experimentar silencio no hay ni que meditar, ni que escapar a las montañas o al mar, no hay que esconderse en una cueva ni buscar un paisaje especial. Se puede experimentar el silencio en medio de una ciudad llena de actividad (llena de ruido). Se puede experimentar en medio de cualquier experiencia, hasta con una mente llena de pensamientos. Solo con poder abrirse a cada momento y vivirlo tal y como se desenvuelve sin resistirlo, sin adherírsele una historia, aunque haya ruido, se vive en paz.

Lo que se está aprendiendo a raíz de la práctica del perdón, a raíz de la práctica de la total aceptación de lo que es, no es hacer que el ruido se vaya. Es aprender a vivir con el ruido sin sentirse uno afectado por él. Mientras se sienta uno afectado por el ruido, no es motivo para sentirse mal ni para juzgarse. Es simplemente la oportunidad que se nos brinda para mirar donde todavía hay obstáculos a la paz que somos, para mirar donde todavía hay obstáculos al amor que somos.