Monday, September 16, 2019

Atendiendo a Tu Felicidad

En este escrito tengo que ser muy cuidadoso porque fácilmente puede confundirse la felicidad con la búsqueda del placer. En un principio, cuando la mente se identifica con un personaje “yo”, con la creencia de ser un cuerpo, se la pasa en una constante búsqueda del placer y evitando el dolor, creyendo que el placer es “felicidad”.

En el momento que comienza un despertar de conciencia, la identidad como ser humano empieza a ser cuestionada. Este proceso puede experimentarse en ocasiones como doloroso, desconcertante, confuso, hasta deprimente. Y no es porque tenga que ser así, sino porque los conceptos, creencias, limitaciones con las que la mente se había identificado para sostener la percepción de un individuo separado se empieza a desmoronar.

Una vez la mente va aclimatándose, soltando todo sentido de identidad personal a esta nueva comprensión, atender su felicidad no es una búsqueda de más placer. Es simplemente disfrutar del momento presente, atendiendo a los deseos que espontáneamente surgen, libre de culpa, libre de ideas preconcebidas basadas en condicionamiento pasado.

En el camino "espiritual" esto tiende a generar confusión debido a que la espiritualidad está llena de conceptos sobre lo que es ser “espiritual” y lo que no. Empieza uno entonces a actuar en función a esos conceptos en vez de actuar en función a algo que realmente le gustaría hacer. Porque cree que si hace eso que tanto desea su concepto de espiritualidad estaría amenazado. Inclusive, algunos podrían creer que están retrasando en vez de avanzando, sin darse cuenta que es lo opuesto. Aunque la realidad es, no existe ni "avance" ni "retraso". Pero me permití utilizar esos conceptos para efectos de este escrito.

Un ejemplo sería, utilizando mi experiencia, la espiritualidad podría decir que si se hace algo con el cuerpo eso implica que no estoy siendo “espiritual”, que estoy alimentando al ego, y empiezo a evitar las cosas que me gustaría hacer que involucren al cuerpo para no sacrificar mi espiritualidad. En mi caso, a mi me gusta cuidar del cuerpo y hacer ejercicio. Y lo que he ido observando, es que, si deseo hacer ejercicio, y por ser “espiritual” intento evadir ese deseo, no estoy atendiendo a lo que en ese momento pueda hacerme sentir bien, y termino sintiendo resentimiento, por consiguiente, proyectándoselo a personas. Reacciono a ellas, las juzgo, etc.

Lo paradójico, que también he ido observando, es que cuando atiendo a mi felicidad, sea como sea que se quiera demostrar, tiendo a ser mas amoroso con el resto de las personas. No porque soy mas “espiritual”, sino porque estoy siendo honesto conmigo mismo. Y si por alguna razón en el camino toque que no desee hacer ejercicio, no por obligación o sacrificio en base a alguna enseñanza “espiritual”, sino que para atender a mi felicidad ya el deseo de hacer ejercicio no surja, naturalmente dejaré de hacer ejercicio.

En ese sentido, utilizando otro ejemplo, si me forzó a meditar, aunque eso no es algo que honestamente desee, tampoco estoy atendiendo a mi felicidad, y voy a terminar resintiendo la meditación. A lo que voy es, no hay reglas. Gautam Sadcheva una vez dijo, "las reglas para la meditación, es que no hay reglas". Impones una regla, ya no hay meditación, lo que hay es manipulación. Porque deja de ser algo natural. Lo natural es este momento por el mero hecho de ser. Y si en el momento, lo natural es meditar, meditarás, y no habra ninguna sensación de obligación ni sacrificio. Esa ha sido mi experiencia, que no es la verdad absoluta, solo mi experiencia.

Cuando a Ramesh Balsekar le preguntaron qué hizo él para llegar a esa comprensión que algunos le llaman “iluminación”, él simplemente contestó, “atender a mi felicidad”. Algunas personas argumentarían que hay sabios que lo dejaron todo a un lado en pos de la “iluminación”. Cuando yo estudio a esos sabios, y no estoy hablando de todo aquel que se considera “gurú”. Estoy hablando de sabios que su ejemplo demuestra su comprensión, Nisargadatta Majarah, Ramana Majarshi, Papaji, Krishnamurti, y muchos que no necesito mencionar, es porque en ellos surgió un deseo profundo por la Verdad. En otras palabras, su felicidad era el deseo por la Verdad. Por lo tanto, no hubo sacrificio, no hubo perdida. Su corazón le llevaba naturalmente en esa dirección.

Para otros atender su felicidad pueda que tenga lugar en medio de un gimnasio haciendo repeticiones de levantar 80 kilos. O mientras cocinan. Para otros pueda ser el hecho de no querer tener hijos. Para otros pueda ser empezar una empresa, y para otros el dejarlo todo, agarrar una mochila y explorar el mundo. Y al atender su felicidad, pueda que empiecen a tocar con ese amor que los conduzca entonces a soltarlo todo, si eso tiene que tener lugar. ¿Qué diferencia hay?

Para mi, la ruta mas directa al Amor (Dios) es la felicidad, no el sacrificio. Por lo tanto, ¿qué te hace feliz? Y de nuevo, no estoy hablando de que algo en el mundo te pueda hacer feliz. Estoy hablando de ser honesto con uno mismo. Este mensaje no va a personas que no están en el camino a despertar. Porque confundirán la felicidad con la búsqueda del placer. Este mensaje va a personas que experimentan confusión sobre si lo que hacen es “espiritual” o no. Es muy simple. Me levanto en la mañana, y lo que surge de mi es, “solo se hace Su Voluntad. Mi deseo profundo es perdonar”. Una vez esa intención está claramente establecida, hago lo que felizmente deseo hacer, sin catalogarlo como “espiritual” o no.

Habiendo dicho eso, salgo ahora a un puesto que está cerca que hacen licuados con Proteína de nutrición, y al gimnasio. ¿Por qué? Porque, aunque conceptualmente sé que mi felicidad no se derive de ello, siendo honesto conmigo mismo, me apetece. Y no tengo que cuestionar si es un avance o un retraso, es, simplemente, lo-que-es, hasta que la vida me dirija a hacer otra cosa.

#nickarandes