“Dios mío, nunca
quisiera hacerte daño”, exclamó un devoto.
Dios Respondio:
"Mi amor, nada ni nadie tiene el poder de Hacerme daño. Pero respondiendo
a tu petición esto es lo que podría compartir. Si no quieres Hacerme daño, por
favor, no juzgues ni condenes a ninguno de Mis hijos que son tus hermanos. En
su debido momento regresarán a Mí.
Simplemente no
sueltes Mi Mano, especialmente si te sientes tentado a hacerlo cuando alguno de
ellos te juzga o hace algo que consideres inapropiado. Recuerda que su propio
dolor es su señal de que está eligiendo erradamente. Tú, no bastante, agarrado
de Mi Mano, vas a ser el recuerdo de que se puede hacer una nueva elección.
Si sueltas Mi
Mano, habrás elegido como éll y los dos se perderán. No obstante, en su propio
dolor, tarde o temprano, uno por uno llegará ti y te extenderá su mano. Y mi
amor a través de ti se extenderá hacia él, y encontrará su paz. Y cuando él
pueda aceptar Mi Amor que a través de ti se extiende, estará listo para
extender su mano a otro de Mis hijos que se encuentra perdido.
Así,
sucesivamente, como una cadena que se construye eslabón por eslabón, Mi Amor
será extendido, y el Reino olvidado será nuevamente recordado en el corazón de
todos. Ahí se darán cuenta que, aunque no pueden Hacerme daño en realidad, se
lo estaban haciendo a ellos mismos al haberse olvidado de que Yo no soy algo
separado de “ellos”, sino que Somos lo mismo."
-Nick Arandes
#nickarandes