Comentario: El
pequeño detalle que estás pasando por alto, y esto es lo que generalmente
sucede, es que "tú" (personaje) estás intentando soltar el odio y el
rencor. Eso lo que implica es que estás totalmente identificada contigo como
persona y no como conciencia. Es por eso que ésta respuesta, aunque aparenta
que te la dirijo a "ti", no va hacia tí, sino a aquello que te sueña.
Entonces, quieres
soltar el odio y el rencor, y ese deseo paradójicamente lo que hace es que
refuerza y sostiene la rabia y el rencor ahí. Curiosamente, eso que tú
etiquetas odio y rencor es simplemente una energía cruda muy intensa. La misma
no significa nada. Pero esa intensidad energética, en el momento que le pones
un nombre, una etiqueta: "odio", "rencor", se torna en algo
“negativo” del que ahora te quieres deshacer. Ahora te encuentras en guerra
contigo misma porque esta energía "negativa" quieres que se vaya.
Sin embargo, y
presta mucha atención, cuando sientes placer intenso, creámoslo o no, es la
MISMA ENERGÍA cruda sólo que con una textura diferente. Esa sí quieres que se
quede. Inclusive, la alimentas mucho para mantenerla. El problema es que el
placer al igual que el dolor sirven solo para atraer tu atención a ese
"yo" que te crees ser. Como puedes ver, el problema no es la energía
cruda que sientes, más bien es que estás identificada con tu "yo" como
si eso fuese lo que tú eres.
Entonces, ¿cómo
abordar esas sensaciones crudas que están surgiendo a través de ti de manera
que dejen de tener un efecto psicológico y tu paz no se vea afectada por ellas?
Simple. Las vives despojada de significado. De esa manera se observan como
movimientos que tienen lugar y que a su vez, como todo en la vida, en su debido
momento continúan su rumbo. Pero para que esto tenga lugar tiene que haber en
ti un profundo deseo por la paz interior.
Paz interior, en
el contexto que aquí comparto, no implican pérdida ni sacrificio. Simplemente
implica qué cualquier escenario que la vida presente, emociones, pensamientos,
situaciones, etc., se le cambie su propósito. Es decir, todo aquello que en un
principio utilizaba para efectos de derivar algún beneficio personal, ahora se
sutiliza para mirar donde existe el miedo en mi de manera que pueda ser visto y
sanado. Sanado, no por "mi", sino por el amor (lo que Soy) en mi que
lo acoge y le permite ser.
Cuando se tiene
claro que el deseo profundo es la paz, es la ausencia de conflicto, todo ahora
es bienvenido. Nada es rechazado. No se lucha contra nada: pensamientos,
emociones, sensaciones, circunstancias, y la transformación en ti es que puede
empezar a tener lugar.
¿Significa eso
que nunca sentirás odio ni rencor? Yo contestaría esa pregunta de la siguiente
manera. Pueda que ese movimiento crudo pueda surgir. Pero al no etiquetársele
rabia o rencor se puede vivir en paz con ello. Eso es lo que se quiere decir
cuando se habla de permitir que las emociones nos atraviesen.
En otras
palabras, si miras honestamente la rabia y el rencor, eso sólo surge porque
deseas algo del mundo que no se te dio. Otra manera de decirlo sería, quieres
intentar controlarlo algo, y cuando no puedes controlarlo o no se te da lo que
quieres surge la rabia y el rencor. Pero según la mente va sanando y el apego
al mundo se va cayendo observarás como esas sensaciones crudas, que en un
principio se etiquetaban como rabia o rencor, se observan ahora como
movimientos pasajeros que simplemente forman parte de la experiencia humana y
tan rápido como surgen observas como los mismos se sueltan.
Siempre ten en
cuenta que todo tipo de movimiento y sensación surgirá en la experiencia humana.
Lo que hace que esos movimientos se queden por un periodo de tiempo prolongado
es por la historia que la mente fabrica sobre ellos. Inclusive, el querer que
se vayan los sostiene porque, de nuevo, tiene que haber una historia que dice:
"Estas sensaciones son negativas o malas porque..."
Obviamente, este
es un comentario generalizado. Hay personas que quizá un apoyo terapéutico
profesional por un terapeuta capacitado a veces podría servir de ayuda. Pero en
mi experiencia, cuando surge el deseo profundo por la paz, la vida misma se
encarga de dirigirme en dirección al apoyo que sea necesario.
Así que, en vez
de querer que esos sentimientos se “vayan”, si aprendes a vivir en paz con
ellos, paradójicamente es que te has liberado de ellos. Repito, no del sentimiento
ni la emoción misma, sino del significado que les habías otorgando, que eran la
razón por la cual los sufrías. Ahora no los “sufres”, mas bien los vives. El
día que no vuelvas a sentir nada es el día de tu funeral.