Pregunta: “Llevó muchos años casada y tengo hijas maravillosas ya mayores, tengo un trabajo que me gusta y que me da independencia económica. Hace 3 que practico el curso y me ayuda mucho a ver las cosa de manera diferente, sin embargo, no se cómo salir de esta relación con mi marido que, aún no siendo malo, me falta continuamente al respeto. Si sigo el curso ante un episodio doloroso, intento convencerme de que no ha pasado lo que me ha dolido, que es mi percepción, lo perdono, porque nadie me hace nada , que es el reflejo externo de una condición interna, etc etc...y ahí sigo con él, porque el curso me dice que yo no tengo que hacer nada, se lo entrego a mi fuente y espero, para que lo que tenga que ser será..y a veces creo que las cosas van funcionando y que todo está bien, hacemos planes juntos y me ilusiono y cuando menos me lo espero, zas!! Ahí está esta otra vez el primate hablándome sin respeto delante de cualquiera, en esta última ocasión, porque ha perdido un partido porque su pareja de juego era muy mala, cualquier motivo vale..Qué hago Nick? He intentado separarme otras veces y se pone muy agresivo primero, me habla mal, luego se asusta cuando me ve más decidida y se rebaja a mi porque "no quiere" perderme por nada del mundo...es tan simple que no concibe la vida sin mi...
Pasan los días y por pura rutina seguimos juntos y así un
año y otro año, dando una imagen falsa de una pareja a la que le va bien..y yo
venga a leer y escuchar audios del curso y entregando la situación a ver si el
ES la corrige...pero todo sigue igual, a veces parece que mejor y de repente
viene la humillación en público, sus malos modales conmigo, sus palabras
feas...y mientras tanto se me pasa la vida..consintiéndolo. Necesito tus
palabras..sigo entregando y esperando? Mientras tanto como me comporto con mi
marido, como si no hubiera hecho nada? Dime algo, me siento fatal!”
Comentario: Que hacer o
que no hacer es algo en el que no te puedo apoyar. Sin embargo podría compartir
observaciones, que no las considero ni como “correctas” ni como “incorrectas”.
Son simplemente observaciones basadas en mi entendimiento y práctica de la
teoría no dual de Un Curso de Milagros.
Primero que nada el único problema es que
tu te sigues identificando con un “yo” personal separada de Dios, y en vez que
utilizar el perdón para recordar que eres Dios, que eres Amor, para preparar la
mente para despertar del sueño lo estás utilizando para “mejorar” tu personaje.
De hecho, cuando dices, “tengo
hijas maravillosas ya mayores, tengo un trabajo que me gusta y que me da
independencia económica…,” crees que de alguna
manera eso es algo “bueno”, algo “importante”.
Sin embargo esas son solo experiencias
que aparenta ocurrir en tu “mundo” de separación, el que tanto defiendes a toda
costa por miedo a la verdad. El curso lo plantea de la siguiente manera: “En el ámbito del conocimiento no existe
ningún pensamiento aparte de Dios porque Dios y Su creación comparten una sola
Voluntad. El mundo de la percepción (ésta experiencia física), por otra parte,
se basa en la creencia en opuestos, en voluntades separadas y en el perpetuo
conflicto que existe entre ellas, y entre ellas y Dios. Lo que la percepción ve
y oye parece real porque sólo admite en la conciencia aquello que concuerda con
los deseos del perceptor. Esto da lugar a un mundo de ilusiones, mundo que es
necesario defender sin descanso, precisamente porque no es real.” (Prefacio UCDM)
Luego, dentro de ese mundo te encuentras
con un marido que te falta el respeto. Pues si deseas este mundo tendrás que
adherirte a los opuestos. Es como decir, “quiero seguir soñando este sueño de separación donde me
percibo como un cuerpo separado de ‘otros’ y de Dios, solo que éstas partes del
sueño sí las quiero y éstas otras no.”
Eso es típico cuando se empieza a leer el
curso porque por lo general empezamos con esa enseñanza para resolver nuestros
problemas, sin embargo, lo que el curso hace es apoyarnos a reconocer que
nuestra realidad es algo que no puede ser de ninguna manera afectada por esta
experiencia.
Es como cuando duermes y sueñas. Si la
mente se le olvida que está soñando un sueño, digamos en éste caso de que un
marido le falta el respeto, sufre. Pero si la mente sabe que está soñando un
sueño, se puede inclusive reír de ello. Por eso el Curso nos dice, “Este curso puede, por lo tanto,
resumirse muy simplemente de la siguiente manera: Nada real puede ser
amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.” T-In.2:1-4 En otras palabras, “nada real puede ser amenazado” significa que la mente que sueña no puede ser amenazada por lo
que esté ocurriendo en el sueño. “Nada
irreal existe” significa que el sueño no
existe. Siendo la mente consciente de ello, “en esto radica la paz de Dios.”
Por lo tanto el curso es para hacerte
consciente, no para “arreglar” tus problemas en el mundo. Habiendo dicho eso,
vamos a mirar algunas formas en la cual estás interpretando la enseñanza del
curso.
Por un lado dices, “intento convencerme de que no ha pasado
lo que me ha dolido, que es mi percepción, lo perdono, porque nadie me hace
nada , que es el reflejo externo de una condición interna, etc etc…” Intentar convencerte de que no ha pasado nada cuando para los
efectos de tu “realidad” sí ha pasado algo porque lo sientes es un auto engaño.
Si no pasara nada no sentirías nada.
El milagro que el Espíritu Santo te
ofrece en ese momento, no es que tu marido cambie, sino que tu cambies de
mentalidad acerca de él. Pero eso no puede ocurrir si tu deseo es de que el
cambie sosteniendo tu posición como víctima culpando. Mas sintiéndote afectada
por él es darle realidad a las ilusiones. Pues en realidad no es él al que
tienes que perdonar sino que a ti, no por ser “culpable” sino que por juzgarlo
a él. La razón es porque si eres consciente de que él y tu son lo mismo,
¿entonces a quien estás en realidad juzgando? El curso lo plantea de la
siguiente manera: "El
secreto de la salvación no es sino éste: que eres tú el que se está haciendo
todo esto a sí mismo." T-27.VIII.10:1
Recuerda que el perdón del curso no tiene
nada que ver con “perdonar” a nadie sino que mas bien tiene que ver con dejar a
un lado tu manera de percibir las cosas. Eso es lo que el perdón hace. No tienes
acceso al perdón si crees que hay un culpable. Recuerda: “El perdón reconoce que lo que pensaste
que tu hermano te había hecho en realidad nunca ocurrió. El perdón no perdona
pecados, otorgándoles así realidad. Simplemente ve que no hubo pecado. Y desde
este punto de vista todos tus pecados quedan perdonados. ¿Qué es el pecado sino
una idea falsa acerca del Hijo de Dios? El perdón ve simplemente la falsedad de
dicha idea y, por lo tanto, la descarta. Lo que entonces queda libre para
ocupar su lugar es la Voluntad de Dios.” W-pII.1.1:1-7
También hablas de que lo que ves es un
reflejo externo de una condición interna. Eso viene del capitulo 21 que nos
dice, “El mundo que ves se
compone de aquello con lo que tú lo dotaste. Nada más. Pero si bien no es nada
más, tampoco es menos. Por lo tanto, es importante para ti. Es el testimonio de
tu estado mental, la imagen externa de una condición interna.“ T-21.In.1:2-5
Habla del mundo que ves, no de los
detalles. En otras palabras, el mundo que se percibe con nuestros sentidos es
la imagen externa de una condición interna. ¿Cual es esa condición interna?
Nuestro deseo de sentirnos separado de Dios. Sin embargo, el Espíritu Santo, si
se lo permitimos, nos apoya a reconocer que esa imagen “externa”, o mejor dicho,
proyectada, no significa nada. Solo de esa manera, mediante Su percepción es
que podemos experimentar esa paz que tanto se desea.
Esto que comparto es para que por lo
menos seas consciente de que tienes un poder de elegir. Pero ese poder de
elegir no es el de elegir un marido excepcional o hijos muy “buenos” o un
trabajo que te gusta, etc. Eso es simplemente como tu guión se ha ido desenvolviendo.
Intentar “elegir” para que las cosas vayan como desees es utilizar la
espiritualidad para intercambiar ilusiones y por consiguiente mantenerte
dormida en el sueño de separación.
Ese poder de elegir que tienes es el de
elegir entre el sistema de pensamientos del ego o el del Espíritu Santo EN LA
MENTE. Y si estás culpando a tu marido y te sientes como víctima, ¿adivina que
sistema de pensamientos estás eligiendo? Por lo tanto hay que tomar completa
responsabilidad de que nada te está sucediendo a ti sino que mas bien está
sucediendo a través de ti.
Una vez que eres consciente de que no
eres víctima del mundo ni de las circunstancias, entonces puedes pedir ayuda. Y
la ayuda, de nuevo, no se pide “entregando” los problemas al Espíritu Santo y
esperando a que Él los “arregle. La ayuda se pide cuando estás abierta a la
posibilidad de ver tu experiencia de otra manera, y en tu caso, pueda que
quizás tu marido podría estar reflejando la falta de respeto que sientes por ti
misma, solo que en vez de tomar responsabilidad de ello simplemente le hechas a
culpa a él.
Te lo planteo de esa manera porque si te
das cuenta, en tu pregunta hablas de lo que él te hace a ti. Sin embargo él
está en tu vida de la misma manera que tu deseas estar en la vida
de él pues es así como se esconde el miedo en ti y se le proyecta a él, y a su
vez, él hace lo mismo. Son espejos negando el contenido de sus mentes y
proyectándoselo al otro. Y de nuevo, le “entregas” al Espíritu Santo a ver si
algo cambia. Pero en realidad nada puede cambiar porque estás viendo el
contenido de lo que se encuentra en tu interior negado y por consiguiente
proyectado “fuera”. En este caso, un marido que te falta el respeto.
El Espíritu Santo no puede corregir tu
percepción errada si tu crees saber cual es el problema y por consiguiente cual
sería la corrección. “Si
mi marido cambiase se arreglaría mi problema.”
o “Si me fuese de esta
relación se arreglaría mi problema.” Y el
problema no está ahí. El problema está en que todavía deseas el mundo porque
crees que tiene algo de valor para ti.
¿Por qué se buscan relaciones especiales?
Porque creemos que ahí vamos a encontrar nuestra felicidad. Ahora que te das
cuenta que no está ahí. Si te sintieses plena en Dios ni siquiera te sentirías
necesitada de un marido. Podrías disfrutar de esa experiencia, solo que no
sería una necesidad. Quizás no es lo que queremos oír, pero es mejor mirar en
nuestro interior y responsabilizarnos que continuar reciclando la culpa
proyectándosela a “otros” y por ende continuar sufriendo eternamente esperando
a que el Espíritu Santo venga al “rescate”. Queriendo que Él acomode las cosas
como las deseamos sin darnos cuenta que la paz y la dicha plena del Espíritu
Santo la tenemos ¡ahora mismo! si estamos abiertos a un cambio de mentalidad.
También dices; “He intentado separarme otras veces y se pone muy agresivo
primero, me habla mal, luego se asusta cuando me ve más decidida y se rebaja a
mi porque "no quiere" perderme por nada del mundo...es tan simple que
no concibe la vida sin mi…” Tu te dejas
manipular por la culpa, y eso es lo que necesitas ver en tu interior. No
obstante eso que está teniendo lugar con él es lo que se proyecta en tu guión,
en tu sueño para mantenerte distraída de la verdad. Esa es la escena que el
sistema de pensamientos del ego utiliza para mantener la mente distraida en el
sueño y olvidarse que su realidad es mente soñando. Es por eso que necesitamos
la ayuda del Espíritu Santo para que esa experiencia, al igual que la de
sentirte especial por tener hijos “buenos” o trabajo que te guste no sean
distracciones de la verdad. Por lo tanto es cuestión de tener claro lo que
deseas, la paz de Dios (la verdad) o tus ilusiones. Y aquí, no hay negociación.
Sin embargo ésta no es razón para sentir
temor porque el Espíritu Santo no te va a quitar tus ilusiones de golpe. Él muy
amorosamente te enseñará a percibirlas de otra manera para que según tú dejes
de darles valor y valores más y más el amor y la paz de Dios en reconocimiento
de que eso és lo que eres, serás tú quien las soltaras naturalmente sin ningún
sentido de pérdida o sacrificio.
Una última observación sobre lo que has
interpretado del curso, y es cuando dices, “ahí sigo con él, porque el curso me dice que yo no tengo
que hacer nada…” Cuando el curso habla de que
no tienes que hacer nada está hablando de que cuando se está juzgando,
evaluando, interpretando, sintiéndose como víctima y por consiguiente no hay
paz, que te des un espacio para perdonar antes de actuar. En otras palabras,
que no reacciones. Pero si estás en una relación donde según tú se te falta el
respeto, el curso no te dice que te quedes ahí. Lo que podría estar ocurriendo
es que te quedas ahí por miedo de salir de ella. Eso es culpa, no amor.
No estoy diciendo que salgas de la relación,
inclusive podrías ser firme y compartir tu sentir. Y si la persona continúa con
ese comportamiento, en ese caso, el milagro puede tener lugar en el momento que
se desarrolla el coraje, por un acto de amor hacia uno mismo, de salir de esa
experiencia. Es por eso que a veces un acto de separación es un acto de amor.
Pero si se separa uno, lo hace sin juzgar, sin justificar, sin culpar.
Simplemente se aprecia el regalo que la relación proveyó para sanar y se
continúa el camino del perdón. Ya que de lo contrario si sale uno culpando al
otro, esa misma culpa inconsciente se le va a proyectar a la próxima pareja.
Por lo tanto, repito, que hacer o que no
hacer no es mi posición para decir. Pero sí puedes empezar por reconocer que no
eres víctima del mundo que ves, que tu marido está ahí y te trata como te trata
porque eso es lo que deseas, o crees que así mereces ser tratada, y ahora
quieres ser consciente de que no le “entregas” tus problemas al Espíritu Santo
sino que tu interpretación de ellos.
Así que tu marido está haciendo su papel,
el que inconscientemente le has dado. Y tu función es perdonar. No a él, sino
que reconocer que esa experiencia está teniendo lugar y que ahora lo que deseas
es recordar que eres plena en Dios y no éste personaje que se cree ambular por
este mundo de separación. Eso es desear le verdad. De lo contrario te quedas
haciendo estás preguntas que te mantienen corriendo en círculos porque en este
mundo no hay salida. La única salida es despertar de él. El curso nos recuerda:
“El Hijo de Dios no necesita ser
perdonado, sino despertado.” T-17.I.1:3