Comentario: Las lecciones
simplemente lo que hacen es hacerte consciente de manera que reconozcas que
todo es proyección y este es un mundo de ilusión, por consiguiente pones en
práctica el perdón para reconocer que tu naturaleza es algo que va más allá de
esta experiencia física. El problema es que tú crees que el perdón tiene que
ver con las lecciones y según vas haciendo las lecciones vas perdonando
"mejor."
Mientras continúas creyendo que eres un
cuerpo estarás constantemente poniendo en práctica el perdón hasta que deje de
ser necesario. Entonces ésta experiencia física se deja a un lado. No es que
tengas que empezar con las lecciones una vez más sino que vas haciéndolas tal
como se te indica y observas la resistencia que surge. Cuando las terminas
observarás que Jesús te dice que no habrá más lecciones específicas en el
sentido de que no habrá más lecciones en el formato como las estás leyendo sino
que una vez completas el libro de ejercicios es cuestión de llevarlas a la
práctica a tu vida diaria, no volver a leerlas de nuevo, a menos que de tu
corazón surge el deseo de volverlas a leer. Pero eso es una decisión personal,
no una regla.
Así es como Jesús nos dice en el epílogo
del libro de ejercicios una vez terminas las lecciones. “Ya no se asignarán más lecciones específicas, pues ya no son
necesarias. En lo sucesivo, oye tan sólo la Voz que habla por Dios y por tu Ser
cuando abandonas el mundo para buscar en su lugar la realidad. El dirigirá tus
esfuerzos, diciéndote exactamente lo que debes hacer, cómo dirigir tu mente y
cuando debes venir a Él en silencio, pidiendo Su dirección infalible y Su
Palabra certera. Suya es la Palabra que Dios te ha dado. Suya es la Palabra que
elegiste para que fuese la tuya propia." (Epílogo-3:1-5)
Y en tu caso no es que se te haya olvidado
perdonar sino que todavía estás teniendo experiencias de apego y hay mucha
confusión ahí. Estás intentando utilizar el perdón para experimentar algún tipo
de “resultado”, como un cambio en lo físico, y no es ahí hacia donde el perdón
va dirigido, aunque un efecto secundario pudiera ser ese, sino que hacia el
reconocimiento de que tu realidad es mente, de que tu realidad es Dios y no
cuerpo separado en un mundo de separación. Ahora el “resultado” por así
decirlo, no es que algo en tu vida cambie sino que tu mentalidad acerca del
mundo cambia. Y lo que se experimenta a raíz de ese cambio de mentalidad es una
paz que sobrepasa todo entendimiento. Eso es todo.
Hablas también de que tus hijos son tus
hijos aunque todos somos uno y el problema es que estás hablando desde tú como
personaje, como individuo separado, y el perdón no es para ti como individuo,
es para la mente que te está soñando a ti. Esa es la que tiene que despertar, y
desde ese espacio es que somos uno. No desde esta experiencia física. Por lo
tanto, se paciente contigo misma y simplemente observa los sentimientos que
surgen para recordar que no sabes absolutamente nada y por consiguiente te
abres a la mentalidad del Espíritu Santo.
Según te vas abriendo a esa comprensión,
el miedo a soltar el sueño se va desvaneciendo en reconocimiento de que tu
realidad es mente y no cuerpo. Entonces todo esto empieza a hacer perfecto
sentido. Mientras tanto simplemente continúa haciendo tu proceso de perdón al
igual que las lecciones tal cómo se te van dando, sin intentar adelantarte ni
acelerar el proceso. En este y cada momento lo que se requiere es paciencia y
confianza en el proceso.