Saturday, February 25, 2017

¿Por Qué a Nick Arandes No Le Interesa Enseñar Un Curso de Milagros?


Desde el momento que Un Curso de Milagros llegó a mi vida, nunca me interesé en enseñarlo ni compartirlo porque tengo claro que el Curso es para ser integrado y para vivirlo. Inclusive, los videos que hacia, siempre especificaba que yo no me he considerado, ni me considero, ni un “maestro” o “maestro de Dios”, ni “facilitador” del Curso. Porque para yo ejercer ese papel tendría que literalmente expulsar al Espíritu Santo o a Jesus de Su papel como Único Maestro y ahora ponerme yo en esa posición.

No obstante, por alguna razón que no puedo explicar, y no es porque he sido “guiado por el Espíritu Santo” ni nada así por el estilo, mi guión se ha desenvuelto de manera que me he encontrado compartiendo ésta enseñanza. Siento que ha sido porque así fue como mi guión se ha ido desenvolviendo para sacarle provecho a las grandes oportunidades de perdón que se ma han ido presentando. Pero estoy claro de que mi intención no es ser ni “maestro”, o “maestro de Dios” ni “facilitador”, ni el de ir por el “mundo” divulgando este material porque eso pasaría por alto la enseñanza básica del Curso, la cual es; “El mundo no existe! Este es el pensamiento básico que el curso pretende enseñar, W-pI.32.6:2 Por lo tanto recordemos; "No trates, por lo tanto, de cambiar el mundo, sino elige más bien cambiar de mentalidad acerca de él. T-21.In.1:7

El Manual para el Maestro muy claramente comparte sobre lo que es ser un Maestro de Dios, que una vez más, el ego agarra el titulo “Manual para el Maestro” y pasando por alto todo lo que el curso enseña cree que es para convertirse uno en “maestro” del curso. Voy a compartir lo que el manual muy claramente estipula en la introducción sobre lo que es ser un maestro de Dios y entre lineas iré compartiendo mis observaciones en paréntesis.

1. En el pensamiento del mundo, los papeles de maestro y estudiante están, de hecho, invertidos. 2Esta inversión es típica. 3Parece como si el maestro y el alumno estuviesen separados y como si aquél le diese algo a éste, en vez de a sí, mismo.
(Aquí muy claramente estipula la típica confusión donde si me creo separado de otros, creo que el maestro es un “individuo” que le “enseña” a otros. En otras palabras, si creo que hay un “otro” estoy simplemente perpetuando en la mente la creencia en la separación. Por consiguiente, no importa lo que enseñe, inclusive, no importa si enseñase la teoría del curso “correctamente”, todo lo que hago es corroborando mi deseo de sentirme especial, de sentirme separado, por consiguiente el ego está contento.)


4Es más, se considera que enseñar es una actividad especial, a la que uno dedica una parte relativamente pequeña de su tiempo.
(Otra vez, como muy claramente se puede ver, se nos recuerda que el ego cree que enseñar es una actividad en donde dedico una parte de mi tiempo para una vez mas enseñarle a “otros” sin darme cuanta que todo lo que hago es seguir corroborando la creencia de que “existe” un “yo” separado de “otros”. Esa es la identidad como ego que no se quiere soltar.)

5El curso subraya, por otra parte, el hecho de que enseñar es aprender, y de que, por consiguiente, no existe ninguna diferencia entre el maestro y el alumno. 6Subraya, asimismo, que enseñar es un proceso continuo, que ocurre en todo momento del día y que continúa igualmente en los pensamientos que se tienen durante las horas, de sueño.
(Cuando habla de que enseñar es aprender, que no tiene nada que ver con “enseñar” nada a nadie, ¿que es lo que estoy aprendiendo cuando enseño? Muy simple. Si le intento enseñar a “otros”, todo lo que estoy enseñándome es que soy un cuerpo que vive en un mundo de separación. Y una vez que caigo en esa trampa, ya he negado al Espíritu Santo Cuyo único propósito es recordarme que no existo, que este mundo no es mi realidad. Que mi única realidad es en Dios.)

2. Enseñar es demostrar.
(Esta oración resume prácticamente todo lo que se nos está diciendo en ésta introducción. Que enseñar no tiene nada que ver con lo que yo haga con “otros” sino que mi actitud hacia otros. Yo no enseño en base a lo que digo, yo constantemente enseño en base a lo que creo y por consiguiente es lo que demuestro. Si me creo ser un cuerpo queriendo ir por el “mundo” a enseñar este material todo lo que hago es corroborando que el sistema de pensamientos del ego es real. Si de lo contrario no reacciono al mundo y lo puedo observar como una ilusión que no tiene ningún efecto sobre mi estoy enseñando que el sistema de pensamientos del Espíritu Santo es real. Si desde esa posición, volviendo a utilizar mi experiencia como ejemplo, por la razón que sea me encuentro compartiendo ésta enseñanza, no es porque mi intención es enseñarla, sino que como compartí anteriormente, ese es el currículo que de alguna manera se ha ido desenvolviendo en mi vida para continuar profundizando en la práctica del perdón hasta que ya no sea necesario continuar con ese currículo. O quien sabe si eso es lo que terminaré haciendo por el resto de mi vida. Eso yo no lo sé.)

2Existen solamente dos sistemas de pensamiento, y tú demuestras constantemente tu creencia de que uno u otro es cierto. 3De tu demostración otros aprenden, al igual que tú. 4No es cuestión de si vas a enseñar o no, ya que en eso no hay elección posible.
(Lo que dije anteriormente se rectifica aquí. Que solo “enseño”, o que el sistema de pensamientos del ego es real, o que el del Espíritu Santo es real. Y como eso que “enseño” es lo que voy demostrando en cada momento, siempre estoy enseñando y aprendiendo. Y el ego utiliza la oración, “De tu demostración otros aprenden…” para desviar la mente otra vez al mundo de las ilusiones.)

5Podría decirse que el propósito del curso es proporcionarte los medios para que elijas lo que quieres enseñar, en base a lo que quieres aprender.
(Por lo tanto, ¿que es lo que quiero aprender, que soy un cuerpo en un mundo “real”, o que soy Espíritu? Si quiero creer que soy un cuerpo y que el mundo es real, seguramente voy a buscar la manera de “enseñarle” el curso a “otros.” Si de lo contrario quiero recordar que soy Espíritu, entonces no tengo nada que hacer sino que vivir mi día a día poniendo en practica el perdón y nada mas. Y de ahí en adelante observar como el guión se desenvuelve. El curso proporciona los medios para que elija lo que quiero enseñar en base a lo que quiero aprender. Que una vez más es, o que el sistema de pensamientos del ego es real o que el del Espíritu Santo es real.)

6No puedes darle nada a otro, ya que únicamente te das a ti mismo, y esto se aprende enseñando. 7Enseñar no es otra cosa que convocar testigos para que den fe de lo que crees.
(¿Que quiero creer, que soy un cuerpo y de que el mundo existe? En ese caso invocaré testigos a eso que quiero creer sobre mi mismo. Si de lo contrario quiero demostrar que solo Dios es real y de que este mundo no es mi realidad, una vez más, no tengo nada que hacer salvo observar y perdonar. Y lo que termine “haciendo” formará parte del currículo para continuar profundizando en el perdón. Algunas personas pueda que sean guiadas a facilitar el curso y otras no. Pero utilizando mi ejemplo, si lo facilito, no estoy buscando ni seguidores ni discípulos, ni me creo facilitador o maestro. Simplemente es un ocurrir que tiene lugar muy espontáneamente para que la mente se recuerde a si misma de su realidad en Dios.)

8Es un método de conversión que no se lleva a cabo sólo con palabras. 9Toda situación tiene que ser para ti una oportunidad más para enseñarles a otros lo que tú eres, y lo que ellos son para ti. 10No tiene que ser más que eso, pero tampoco menos.
(Volvemos a corroborar lo que se nos dice desde un principio. Las palabras y las acciones no son necesarias porque en todo momento estoy interactuando conmigo mismo. Es simplemente observar. Vamos a leer el resto de la introducción y solo voy a añadir unos últimos comentarios al párrafo 5 para que volvamos a ver que tan fácilmente se puede pasar por alto lo que el Manual para el Maestro muy claramente nos acaba de explicar.

3. Por lo tanto, el programa de estudios que estableces está determinado exclusivamente por lo que crees que eres y por la relación que crees que otros tienen contigo. 2En la enseñanza tradicional, es posible que estas cuestiones no tengan nada que ver con lo que crees estar enseñando. 3Sin embargo, es imposible no usar el contenido de cualquier situación en la que te encuentres en favor de lo que enseñas realmente, y por ende, aprendes realmente. 4En relación con esto, el contenido verbal de lo que enseñas es irrelevante. 5Puede que coincida con ello, puede que no. 6La enseñanza que yace tras lo que dices es lo que te enseña. 7Enseñar no hace sino reforzar lo que crees acerca de ti mismo. 8Su propósito funda¬mental es aplacar las dudas que albergamos acerca de nosotros mismos. 9Esto no quiere decir que el ser que estás tratando de proteger sea real. 10Pero sí quiere decir que el ser que tú consideras real es al que le enseñas.

4. Esto es inevitable. 2No hay forma de escapar de ello. 3¿Cómo podría ser de otra manera? 4Todo el que sigue las enseñanzas del mundo, y todo aquel que está aquí las sigue hasta que cambia de parecer, enseña únicamente para convencerse a sí mismo de que él es lo que no es. 5He aquí el propósito del mundo. 6¿Cómo podrían entonces ser sus enseñanzas diferentes? 7A esta situación de enseñanza restringida y sin esperanzas, que no enseña sino muerte y desolación, Dios envía a Sus maestros. 8Y conforme éstos enseñan Sus lecciones de júbilo y de esperanza, su propio aprendizaje finalmente concluye.

5. Si no fuera por los maestros de Dios, habría muy pocas esperanzas de alcanzar la salvación, pues el mundo del pecado parecería ser eternamente real.
(Si no soy consciente de que el curso nunca está hablando de la forma, de lo físico, y paso por alto lo que me ha dicho en ésta introducción, esa oración el ego la utiliza para volver a poner la atención en el mundo haciéndome creer que “yo”, personaje separado, como “maestro de Dios”, tengo que ir al “mundo” a “enseñar” el curso para la salvación. Sin embargo, si soy consciente de que solo hay una mente, y que lo que me dice es que si yo pongo en practica las enseñanzas del curso para mi, mi mente es la única que se salva, entonces ya el mundo del pecado deja de perpetuarse eternamente. Porque al despertar YO del sueño, todo el “mundo”, o mejor dicho, todo “mi” mundo, desaparece.)

2Los que se engañan a sí mismos tienen que engañar, ya que no pueden sino enseñar engaño. 3¿Y qué otra cosa sino eso es el infierno? 4Éste es un manual para los maestros de Dios, 5quienes no son perfectos, pues, de lo contrario, no estarían aquí. 6Su misión, no obstante, es alcanzar la perfección aquí, y, por lo tanto, la enseñan una y otra vez, de muchísimas maneras, hasta que la aprenden. 7Y después ya no se les ve más, si bien sus pensamientos siguen siendo una fuente de fortaleza y de verdad para siempre. 8¿Quiénes son? 9¿Cómo son escogidos? 10¿A qué se dedican? 11¿Cómo pueden alcanzar su propia salvación y la salvación del mundo? 12El propósito de este manual es contestar estas preguntas.
(Dejando a un lado la introducción y comenzando a leer el Manual para el Maestro permitiendo que el Espíritu Santo sane mi mente, mi actitud reflejará ese nuevo estado de consciencia. Y como compartí anteriormente, pueda que algunas personas sean guiadas a compartir esta enseñanza ya que ese es su perfecto currículo para alcanzar la perfección de la cual el curso habla. Pero no la perfección como personaje, pues como muy bien lo estipula en este último párrafo, “Éste es un manual para los maestros de Dios, 5quienes no son perfectos, pues, de lo contrario, no estarían aquí.Un Maestro de Dios perfecto no estaría aquí. La perfección de la cual habla es una mente sosegada, llena de paz al haber perdonado el mundo. De ahí en adelante se deja el sueño a un lado, ¿pues quien querría conservar un sueño de separación cuando su realidad es la unidad, el amor, la plenitud, la dicha, la vida eterna? Y el maestro que ha alcanzado ese estado no tiene que enseñar nada, su actitud lo demuestra.)

Por lo tanto, todo aquel que la vida me ponga en frente, ya sea a través de conferencias, charlas, encuentros individuales, o lo que sea, soy consciente de que no es para que yo me crea el papel de “maestro de Dios”. Es simplemente el encuentro que la mente ha orquestado consigo misma para recordarse de su realidad en Dios. Y de nuevo, ¿cuanto tiempo continuará éste personaje Nick Arandes compartiendo este mensaje? No lo sé. El guión lo decidirá.

Un video que recomiendo donde comparto mas detalladamente esta dinámica de lo que es sentirse especial se titula: La Corrección del Error y Los Maestros de Dios. El mismo se puede ver a través del siguiente enlace de YouTube: https://youtu.be/kfhb9P1FOBs