Según el mundo de autoayuda y la metafísica contemporánea se sostiene la creencia de que los bebés nacen “inocentes” y que según van creciendo basado en lo que se les enseña es que se desarrolla su ego y por consiguiente pierden esa inocencia. Pero según la premisa de Un Curso de Milagros esto no es así. Por lo tanto primero miremos la dinámica de cómo el ego opera para que podamos entender la razón por la cual no existe la idea de que los bebés nazcan “inocentes”.
El ego es una creencia que tiene lugar EN
LA MENTE, no la mente “humana” sino la mente universal y no en el mundo de las
formas. Esa creencia en la mente que se le conoce como ego es la que proyecta
el mundo de las formas. El mundo de las formas es esta experiencia física donde
aparentemente seres humanos “nacen”, tiene una “experiencia de vida” y
finalmente “mueren”.
Por lo tanto cuando un bebé “nace”, nace
con el ego 100% desarrollado tal y como el de un “adulto”. El ego de un bebé recién
nacido no es diferente que el del tuyo ni el mío porque todos somos
proyecciones de él mismo ego. Por lo tanto el bebé, ni tú, ni yo “tenemos” un
ego. Todos estamos siendo parte de una misma proyección y por ende formamos
parte de el ámbito del ego. Y mi ego no es más “grande” que el tuyo ni el tuyo
más “grande” que el mío ni más ni menos “desarrollado” que el de un bebé. Es EL
MISMO ego expresándose en diferentes formas.
Lo que ocurre es que si tomamos un niño
recién nacido, no libre de ego sino que libre de creencias, su comportamiento
reflejará el sistema de creencias que él o ella haya elegido consciente o
inconscientemente adoptar.
Si digamos que un bebé recién nacido se
cría en una familia donde se le inculcan creencias “saludables” por así decirlo,
es más apto, aunque no garantizado, de que pueda funcionar de una manera
saludable en una sociedad. Si por el contrario ese mismo bebé se cría en una
familia disfuncional, es más apto, aunque no garantizado, de que su
comportamiento en la sociedad refleje esa disfuncionalidad.
El ego cree que cambiar una creencia
“negativa” por una “positiva” te acerca más a la verdad cuando lo que en
realidad hace es alejarte de la verdad sólo que en dirección opuesta. Por
consiguiente las creencias “positivas” que apoyan a ese individuo a
“sobresalir” en la sociedad están sosteniendo el mismo ego que las creencias
“negativas”. Pues ambas sólo sirven para sostener la identidad de creer que su
realidad es ser una “persona”.