Thursday, January 25, 2018

Atenderse a Uno Mismo es Una Forma de "Egoísmo Saludable"


Una persona estaba hablando con mi pareja sobre lo mucho que da, lo mucho que contribuye a la vida de otros, lo cual en su lenguaje decía que daba mucho “amor”, mas sin embargo no se atiende a ella y por consiguiente sufría.

Vamos a mirar esto un poco mas de cerca. Esa persona nunca estuvo dando "amor". Simplemente lo que hacia, sin darse cuenta, era dar por interés (manipular). Eso lo hacemos mucho sin ser conscientes. Nuestra idea de dar "amor" es mas bien, ¿qué puedo recibir de esta situación? ¿Doy por quedar "bien"? ¿Doy para que otros me "amen"? ¿Doy para recibir atención? ¿Doy porque es lo "correcto? Y así sucesivamente.

Si lo que deseo es que otros me amen, recibir atención, en realidad ese "dar" es una acción impulsada por la culpa disfrazada de "caridad". Y aunque en lo externo creo que estoy dando "amor", ya sea en forma de dinero, de mi tiempo, de mis recursos, y creo que muchos en realidad me "aman" por ello, lo que estoy es odiándome a mi mismo, resintiendo, ¿y quien termina pagando el precio? Yo. Y es curioso cuando por alguna razón ya no le das a esas personas que tanto te "amaban", que rápido desaparecen de tu vida o te resienten. Entonces, ¿de verdad te amaban? Claro, es un gancho de culpa que sale de ti y se proyecta "fuera" para corroborar la creencia en la separación. Por eso esta nota no es para juzgar ni culpar a nadie, sino que para que se observe el mecanismo del miedo.

Atenderse a uno mismo es una forma de "egoísmo saludable". Utilicé esas palabras que parecen contradictorias para establecer un punto. Poner toda nuestra atención en el amor, en Dios, el la paz interna, requiere dejar de poner la atención en el mundo, en las ilusiones. Desde el punto de vista del mundo eso es "egoísta" porque no estás "ayudando" a los "demás." No estás haciendo lo que según el mundo "deberías" hacer, o ser. Por eso es que el sacrificio, el sufrimiento se le da tanto valor e importancia. Sin embargo, son formas sutiles desde la cual es la culpa la que dirige nuestro comportamiento.

Entonces, una práctica podría ser, primero, antes de dar, respirar profundamente y siendo muy honesto observar cual es el motivo detrás de mi deseo de dar. ¿Quiero que esa persona me atienda? ¿Quiero ganarme (comprar) el amor de esa persona? Independientemente de la excusa que sea, la pregunta seria, ¿quiero honestamente dar por el deseo profundo de extender la plenitud y el gozo que siento en mi sin recibir nada a cambio? Y sentir ese espacio, observando todo lo que sale. Quizás tu deseo es ir a la playa porque es lo mas amoroso que puedes hacer por ti, mas sin embargo no quieres quedar "mal" con la familia, o amistades, o quien sea, y dices, "como los 'amo´, voy a sacrificarme por ellos, y así me siento "´bien´, o estoy haciendo lo ´correcto´. Pero si eres honesto, ¿en realidad te siente bien? Algunas personas dirían que eso es lo que el "amor" haría. Para las muy religiosas, eso es lo que Dios quisiera que hagamos.

Eso se basa en la idea de un dios que juzga. De un dios que cree en lo "bueno" y lo "malo", que cree en el sacrificio como lo "caritativo" y atenderse uno mismo como algo "egoísta". En un dios que cree en la separación. Sin embargo, el Amor, Dios, Espíritu Santo, siendo consciente de que todo esto es un sueño, no entra en ninguno de esos juegos mentales. Simplemente al no darle realidad al sueño, la mente se mantiene identificada con el verdadero amor, y paradójicamente, todo lo que se hace se hace desde el amor, y todos se benefician. Es ahí cuando se da uno cuenta que el amor no se "da" sino que el amor mismo es lo que se extiende por la naturaleza de lo que soy. Y si soy amor, y todo es amor, ¿quien seria el "dador" y quien el "recibidor" de ese amor sino que yo mismo?

Como podemos ver, es un proceso circular. No se “da”, se extiende y por ende se experimenta. Atiéndete entonces, tomate el tiempo de estar contigo mas tiempo. Se egoísta en ese sentido, para que conectes con esa paz interna, con ese amor, y puedo asegurarte que todo lo que hagas desde ese espacio, lo haces por amor. ¿Y que pensarán los “otros”? Sabemos que no hay “otros”, pero para efectos prácticos, esa sería “su” lección de perdón, no la tuya.