Tuesday, September 25, 2018

Intentar Conciliar Libertad del Ser con la Relación de Pareja por Fayna Curbelo


La relación de pareja por definición es exclusión, porque es, identificarte con una parte en detrimento del todo. Es agarrar a una persona y renunciar a las demás en cierta manera. La idea de renuncia que va adherida a la relación de pareja es el problema. No la relación de pareja en si. Porque si tú puedes vivir la relación de pareja sin ninguna expectativa, totalmente presente, sabiendo que esto puede estar ahora y mañana puede no estar, o que se puede dar en unos términos o en otros, si tú puedes vivir la relación de pareja totalmente vacío de pasado y de futuro, totalmente presente, no hay ningún problema.

El problema surge cuando la relación de pareja se convierte en una relación especial, en lo que el condicionamiento nos ha dicho que una relación de pareja es o “debe” ser. Entonces, una relación de pareja “debe” ser monógama, en una relación de pareja “debe” uno estar pendiente del otro, “debe” uno “hacer” para la felicidad del otro, una relación de pareja “debe” proveerte de ciertas gratificaciones psicológicas, emocionales, sexuales, físicas…, lo que sea, entonces, claro, cuando tú entras en una dinámica de relación de pareja con todas estas expectativas, este es el problema.

Cuando tú entras con esas expectativas, automáticamente empiezas a sentirte aprisionado. Qué pasa, si mis expectativas de relación de pareja se cumplen momentáneamente, y digo momentáneamente porque nunca se cumplen indefinidamente, mientras se están cumpliendo yo tengo la sensación, el placer me da la falsa sensación de que todo está “bien”. De que estoy “feliz”. De que la relación “funciona”.

Cuando eso se cae, porque no existe lo permanente en el mundo de las formas, por lo cual la otra persona, tarde o temprano, va a hacer algo que no te gusta, o pueda ser que se sienta atraída por otra persona, o pueda ser que quiera hacer sus cosas independientemente de ti, qué ocurre, que automáticamente tú entras ya en estado de resistencia. Y dices, "esto no es lo que yo quiero."

Cuando ya dices esto no es lo que yo quiero, curiosamente empiezas a ver la relación de pareja tal cual es. Empiezas a ver la relación de pareja como una limitación. Y empiezas a resentirlo. Y entonces es cuando empiezas a proyectar todo ese aprisionamiento mental, todas esas creencias limitantes las empiezas a proyectar a la relación.

Y dices, “la relación de pareja me hace sufrir". ¡No es la relación de pareja la que te hace sufrir! Lo que te hace sufrir es el estado mental con el que tú estás viviendo esa relación de pareja. Tú estás en la relación de pareja con el sistema de pensamientos de el ego que te dice, "de esta relación “deberías” obtener determinadas cosas, y no las obtienes, y encima estás renunciando a otras muchas...," pues claro que el resentimiento surge. Claro que el malestar surge. Claro que la idea de, qué hago aquí, me quiero marchar surge.

Entonces, es tan fácil usar la pareja como chivo expiatorio y decir, "es que esta no es. Es que esta relación no es. Porque si esta relación fuera la correcta yo me encontraría (y aquí es donde el sistema de pensamientos de el ego hace su fiesta y fábrica su mundo), es que entonces yo me sentiría como se siente mi amigo que lleva casado 30 años con la misma persona y el está feliz.”

Él no está feliz porque lleva casado 30 años con la misma persona. Él está feliz porque pueda que esa sea su condición, si es que él está feliz, pues eso yo no lo sé. Pero lo que yo sí sé, es que cuando yo agarro el amor y lo limito a una persona, y digo, "sólo puedo sentir esto por esta persona", cuando la realidad es que uno no controla lo que siente ni hacia quien lo siente, porque eso es la Divinidad expresándose a través de ti quien lo va a determinar, y yo digo, "ésta es la forma 'correcta' de sentir, y hacia esta persona tengo que sentir esto y hacia esta otra que sentir otra cosa...", y luego viene la vida y hace lo que le da la gana, y te pone a sentir de una forma o de otra con unos y con otros, te confronta directamente con tus mentiras. Con las mentiras que te has creído de lo que el amor es.

El amor es lo que es. El amor es este estado de totalidad en el que todo es aceptable. En el que mi sentido de afinidad con X persona es aceptable. En el que el deseo que puede surgir en la mente por cada uno de los objetos que veo en el mundo es aceptable. En el que mi caminar en una u otra dirección es aceptable. Entonces, si este es el estado de amor en el que yo soy la totalidad del Ser en todas Sus expresiones, ¿qué sentido tiene limitarme?, ¿cómo podría estar cómodo con la idea de limitarme a sólo una forma de expresar amor con una persona determinada? ¡Es terrorífico! No puede funcionar nunca. Nunca, desde esa perspectiva.

Con lo cual la relación de pareja se convierte en sufrimiento porque la relación se convierte en la negación del amor, y dices, “yo quiero amar”, pero niego el amor que soy al querer limitarlo a una idea donde no cabe. No cabe. El Amor no cabe en una relación donde yo limito la expresión de mi Ser a unos conceptos. A unas ideas. Entonces decimos, “quiero conocer el amor”, ese es nuestro anhelo más profundo, conocernos como amor que somos. Conocernos como totalidad. Pero no me puedo conocer como totalidad si me sigo limitando a los conceptos que yo tengo.

Por eso es que la aceptación total es una consecuencia del estado natural de amor. Aceptación total, porque la aceptación total es el reconocimiento de lo que es, que es el reconocimiento de lo que Soy. Permitir que la vida sea es permitirme ser. Si yo tengo miedo a que la vida sea, yo tengo miedo a ser. Si tengo miedo a ser, yo siempre estoy sufriendo. Porque entonces la vida me lleva en una dirección y yo estoy nadando contracorriente. Y sufro. Y me canso. Y me agoto. Y digo, "no puedo más". No puedo más, y es normal que no puedas más. Y la vida te dice, "¡suelta y déjate llevar!".

Si tú eres el Todo, si tú eres toda esta expresión, ¿porque te habrías de conformar con esa pequeña idea de ti mismo que tienes? Suelta la idea de ti mismo que tienes para que puedas empezar a comprender cuan grande, cuan pleno tú eres. ¡No te falta nada! Pero sosteniendo la pequeña idea de mi mismo, esa experiencia se escapa constantemente.

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