Comentario: El
problema aquí es que crees que "tú" eres quien perdona. El perdón es
la palabra que el curso emplea para ponerle nombre a una herramienta que va
dirigida a la mente misma para que se haga consciente de que es mente y no
"individuo separado".
Desde la
perspectiva de un "yo" no hay nada que perdonar, porque no hay un
"yo". Esa es la trampa. "Tú" estás haciendo la pregunta
desde la premisa de que hay un "tú", y que ahora ese "tu"
quiere aplicar esta herramienta que le llamamos perdón a aspectos específicos
de la ilusión, como a los pensamientos, las sensaciones, que tú las describes
como cosas "aparte" de las ilusiones.
No te estás dando
cuenta que "tu" misma formas parte de la ilusión que el perdón mismo
intenta deshacer. En ese sentido es que el perdón no es una práctica que
"tú" haces hacia nada. Es más bien una rendición total a lo-que-es.
Pongámoslo de
esta manera, ese "tú" que está haciendo la pregunta de cómo poner en
práctica el perdón es el "tú" que el perdón deshace. Y el miedo que
tienes a soltar la identificación con ese "tú", no sólo mantiene a la
mente corriendo en círculos eternamente haciendo esa pregunta, sino que hace
del perdón una herramienta que ahora sirve para seguir sosteniendo tu identidad
como un "tú".
Por eso siempre
me gusta compartir la analogía del estudiante que le pregunta a su maestro que
si la meditación contesta sus preguntas. Y el maestro con una sonrisa le dice
que ninguna de sus preguntas serán contestadas a raíz de la meditación, pero
que a raíz de la meditación desaparecerá el que hace las preguntas. ¿Ves la
paradoja?
Desde esta
perspectiva personal, si te das cuenta, intentas poner en práctica el perdón
para obtener un resultado. La gente quiere perdonar los pensamientos para no
pensarlos más. La gente quiere perdonar los sentimientos para no sentirlos más.
Otros quieren perdonar para que se "arregle" su circunstancia. Pero todo
eso continúa sosteniendo la ilusión en pie. El perdón no se practica para
obtener un resultado perceptible en el mundo de las formas. El perdón es la
práctica diaria de hacerse consciente dejando un lado las evaluaciones e
interpretaciones personales (juicios), de manera que la mente pueda hacerse
consciente de que es mente, y así la experiencia "humana", el mundo
de las ilusiones, deja de ser distracción.
Cuando hablo de
que la experiencia humana, de que el mundo de las ilusiones deja de ser
distracción, esto no implica que ya los ojos dejarán de percibir un mundo de
separación. No implica que el cuerpo dejará de sentir sensaciones. No implica
que pensamientos dejarán de surgir en la mente. Todo eso continuará ocurriendo.
Solo que ahora es observado desde una perspectiva que sería lo mismo que una
persona que va al cine y es consciente de que está viendo una película. Por
consiguiente, al no involucrarse en el drama, se la disfruta sin sentirse
afectado por ella. Es como vivir un sueño lúcido, en el que el sueño se continúa
percibiendo, pero al ser consciente de que es un sueño, ya no tiene ningún
efecto sobre la mente que lo sueña.
“Yo”, el
personaje Nick Arandes no perdonan nada. La rendición total a la experiencia
presente en total aceptación a lo que es, libre de juicios, libre de interpretaciones
personales, es vivir la práctica del perdón. “Yo” no perdono. Perdonar es lo
que ocurre a través de este organismo cuerpo-mente. Esa comprensión va teniendo
lugar cuando cada vez más se va haciendo uno consciente de que no es el
hacedor.