Celebramos poco
mas de un año desde la vida nos ha puesto a Fayna y mi a vivir juntos y a
compartir este maravilloso camino. Sin embargo, dado todo el condicionamiento
que mi mente cargaba fue un año de mucha sanación. Eso no implica que todo fue
un camino de rosas para mí. Hubo momentos en el que experimenté mucho sufrimiento.
He hecho, mientras la mente iba sanando, mas del 50% del tiempo era
sufrimiento. El ego siempre me decía lo mismo, una y otra vez, "¡sal de
ahí!", "¡vete!". Sin embargo, me encontraba sin poder hacer nada
al respecto.
Ella es una
mujer que siento un amor y una afinidad tan profunda. Pero, además de que los
conceptos que tenía sobre las relaciones surgían, que por eso nunca en el
pasado podía vivir en paz en una relación de pareja, me encontraba en un
contexto con niños que requerían de una responsabilidad, poniendo a prueba mi
paciencia una y otra vez. "¿Dónde está mi paz?" me preguntaba,
"¿Por qué tengo que aguantar todo esto?" ¿"Yo no pedí tener
hijos?", y más y más excusas surgían de mis entrañas ¡sentidas en las
tripas!
Me sentía
impotente, no creía que podía más con ese escenario. Luego la mente inventaba
que si yo sintiese todo eso que las películas románticas dicen (relación
especial), seguramente podría lidiar con todo lo que me rodeaba. Pero no había
salida. No había escapatoria. Mi mente estaba llena de contenido. Y no había
forma de evitar todo lo que estaba surgiendo.
Sin embargo, el
Espíritu me decía algo muy diferente. No como una voz que me hablaba, sino a
través de la comprensión de lo que estudiaba y ponía en practica, era como que
me decía, "Perdona. Esa es tu única función." Y mi argumento era,
"Reconozco que mi única función es perdonar, ¿pero es necesario continuar
sufriendo?" Y la respuesta sentida que surgía era, "No hay que sufrir
en lo absoluto. De hecho, sufres porque no perdonas. ¿Puedes confiar en
Mí?"
Así que pasaba
el tiempo, y algo curioso empezó a tener lugar. Según la comprensión se iba asentando,
donde los conceptos que he aprendido y he ido compartiendo en publico durante
todos estos años se iban integrando, todo empezó a cobrar sentido. Al no ser
"yo" el hacedor de mi experiencia, la vida es la que me puso en este
escenario para que aprendiese que ni los niños, ni la relación determinaban mi
falta de paz o son fuentes de mi felicidad. Sino como espejo, su función era
mostrarme todo aquello en mí que no podía ver, que estaba escondido, que
resistía para poder mirarlo y sanarlo. Todo aquello, al no estar listo para
mirar, mis relaciones anteriores se limitaban a solo derivar placer de ellas,
aun cuando yo creía querer tener una relación intima. Pues la verdad es, en la
intimidad verdadera es que salen todos los miedos, y es por eso que es mas
"fácil" ser espiritual cuando no hay mucho que mirar. En otras
palabras, cuando uno está "solo".
¡Ojo! Hay
individuos cuyo guion depara que no estén en relaciones de pareja, o que estén
solos. De hecho, muchas veces me he cuestionado si quizás yo no soy apto para
un entorno familiar con hijos. Y si ese es el caso, la vida se encargará de que
lo que tenga que tener lugar en mi experiencia se dé. Pero en éstos momento, me
encuentro en un entorno de familia, con hijos, una perra, y eso implica que es
mi aula perfecta para perdonar.
También
observé, que a menos que me encontrase en una tesitura que exponga lo que hay
en mi por un período de tiempo prolongado, si por alguna razón fuese tan
dolorosa la experiencia que no pudiese con ella, LA VIDA MISMA me hubiese
sacado de ese escenario, tal y como LO HA HECHO SIEMPRE en escenarios
anteriores, por lo que en esos casos la vida MUY AMOROSAMENTE me estaba
llevando de la mano dado que no estaba listo para aprender esa lección. Es por
eso que una enseñanza llamada Un curso de milagros me dice, "Las pruebas
por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven
a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea
(elegir el sistema de pensamientos del ego), puedas ahora hacer una mejor
(perdonar) y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste
previamente." T-31.VIII.3:1
Según a ido
sanando la mente, puedo observar lo mucho que amo a Fayna y a los niños, sin
juzgar su comportamiento. No estoy insinuando que ya no hay movimiento en mí.
Pero las lecciones de perdón no son intensas y son más pasajeras. Sufrí porque
quería que las cosas se acomodasen a mis expectativas, a mis condicionamientos,
a mis creencias, a mis deseos, y cuando eso no ocurría, siempre justificaba la
huida con la explicación lógica que el ego me ofrecía.
Por lo tanto,
ahora que soy consciente de que mi única función es perdonar, no tengo que
preocuparme por qué decir ni qué hacer. Estoy donde estoy porque así lo decide
la vida. Estoy con quien estoy porque así lo decide la vida, y ahora puedo
descansar en paz, no porque así lo decide la vida, sino porque eso es lo que
realmente la vida es; paz. El amor que siento por Fayna y los niños es
inquebrantable, aun cuando en ocasiones se experimente movimiento, ya que es el
amor que voy cada vez mas sintiendo hacia mí mismo, una vez mas, al reconocer
que mi función es perdonar.
Cuando ahora la
gente me pide consejos, cada vez me doy cuenta que la única respuesta que puedo
compartir es, perdona. Y si se requiere de una respuesta directa sobre algo
concreto, si me salgo del medio, dejando a un lado mis juicios e interpretaciones,
confío en que surgirán las palabras que esa persona esté lista para aceptar, no
porque salgan de "mi", sino porque Aquel que orquestó el encuentro,
que es la misma Conciencia que me inspira a escribir éstas palabras, hablará a
través de este instrumente cuerpo/mente de la misma manera que ha utilizado
otros instrumentos cuerpo/mente para hablarme a "mi".