Es como el sistema de pensamientos de el ego decir, “lo
importante es que no te apegues pero sí es muy importante que tengas preferencias”.
¿Por qué es el sistema de pensamientos del ego diciendo esas palabras? Porque
aunque se disfrace como una sugerencia muy “espiritual”, en realidad sigue
sosteniendo la creencia en un “yo” separado.
Así que vamos a explorar juntos este tema. El personaje “yo”
que me creo ser viene condicionado con unas preferencias básicas. Luego a raíz
que va creciendo aprende de la familia, de la escuela, de las instituciones
religiosas, de la cultura, todo aquello que él cree le gustaría obtener o
experimentar para ser feliz. Y se la pasa en una interminable búsqueda de
objetos, de experiencias, de logros, para cuando las alcance, entonces
experimentar su felicidad.
Después de llevar suficiente tiempo en el camino, quizás le
llegue la comprensión de qué nada de lo que obtenga en el mundo puede hacerle
feliz, el sistema de pensamientos de el ego se espiritualiza y se autoconvence
de que uno no debe perseguir cosas del mundo que desee. Puede entonces entrar
en negaciones de los deseos, en suprimir los deseos, y en un innumerable tipo
de prácticas y creencias para creer que cuando no deseo nada experimentará ese
estado de “iluminación” o como se le quiera llamar.
Una vez se da uno cuenta que ni esa negación de los deseos y
preferencias tampoco funciona, vuelve a traer la atención al mundo, sólo que
esta vez utiliza el concepto “preferencias” para decir que todavía desea el
mundo pero en términos más “amables”. En otras palabras, dice, “prefiero esto o
prefiero lo otro”. Y la vida, que es la que está cargo de todo, nos pone en
tesituras en las cuales esas preferencias no están presentes. Y aunque uno no
se enganche en pos a perseguir sus preferencias porque quiere demostrar lo
“avanzado” que está, no obstante se encuentra rechazando la experiencia que la
vida le pone de frente.
Cuando la comprensión profunda de que mi único propósito es
reconocer el amor en todo, aunque las preferencias puedan surgir dado el
condicionamiento de la mente, hay un espacio de aceptación total de lo-que-es
en el cual las preferencias se caen y lo que queda es amar lo que es. Y lo que
nos damos cuenta es que si la vida nos vive, y somos parte de ella, no hay nada
que se prefiera sobre la experiencia presente porque todo lo que está teniendo
lugar es para enseñarnos a amarlo todo.
Este planteamiento puede generar preguntas como, “¿pero si
estoy lleno de ira y me encuentro agarrando una pistola para matar a alguien, o
si me están robando en la casa, o si estoy viendo las catástrofes del
mundo...", y las lista de preguntas es interminable.
Pero la respuesta no cambia. La respuesta sigue siendo, sólo
deseo mirar esto con los ojos del amor. Ahí es cuando empieza a ver una
apertura de corazón, y todo escenario, luzca como luzca, tiene un propósito que
trasciende cualquier preferencia. Ese propósito es recordarme en amor en cada
momento. Y la acción que tenga que tener lugar en cada momento tendrá lugar
independientemente de nuestras preferencias por qué obedece a un plan, que
aunque en un principio no podamos entender, está diseñado para retornarnos al
amor.
Si ahora me preguntas cuales son mis preferencias, después de todo lo que he estado viviendo, la respuesta es muy simple, aceptar todo lo que la vida me ponga en frente, ya que si no rechazo nada, no voy a poder sino que experimentar en todo momento que solo soy amor. Y después de haber compartido todo esto, si por alguna razón parte de mi condicionamiento dicta que todavía surjan preferencias simplemente se honran recordando siempre que toda experiencia sirve para un único propósito, perdonar.
Es por eso que dije que este tópico es muy delicado de tocar dado que la sutileza con la que el ego puede interpretar estas palabras es para juzgarnos porque preferencias surjan. Por eso me encanta como un curso de Milagros muy amorosamente me recuerda, “He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales (deseos, preferencias), sino transformarlas.” T-17.IV.2:2