Sunday, January 27, 2019

Las Preferencias Del Personaje Son Condicionamientos Aún No Perdonados

Este es un tema muy delicado y muy sutil. La idea de que está bien tener preferencias. Estoy de acuerdo con ello salvo que se puede pasa por alto un pequeño detalle; lo que en realidad se está alimentando en el trasfondo es la creencia de que si esas preferencias tienen lugar entonces podré ser “feliz”.

Es como el sistema de pensamientos de el ego decir, “lo importante es que no te apegues pero sí es muy importante que tengas preferencias”. ¿Por qué es el sistema de pensamientos del ego diciendo esas palabras? Porque aunque se disfrace como una sugerencia muy “espiritual”, en realidad sigue sosteniendo la creencia en un “yo” separado.

Así que vamos a explorar juntos este tema. El personaje “yo” que me creo ser viene condicionado con unas preferencias básicas. Luego a raíz que va creciendo aprende de la familia, de la escuela, de las instituciones religiosas, de la cultura, todo aquello que él cree le gustaría obtener o experimentar para ser feliz. Y se la pasa en una interminable búsqueda de objetos, de experiencias, de logros, para cuando las alcance, entonces experimentar su felicidad.

Después de llevar suficiente tiempo en el camino, quizás le llegue la comprensión de qué nada de lo que obtenga en el mundo puede hacerle feliz, el sistema de pensamientos de el ego se espiritualiza y se autoconvence de que uno no debe perseguir cosas del mundo que desee. Puede entonces entrar en negaciones de los deseos, en suprimir los deseos, y en un innumerable tipo de prácticas y creencias para creer que cuando no deseo nada experimentará ese estado de “iluminación” o como se le quiera llamar.

Una vez se da uno cuenta que ni esa negación de los deseos y preferencias tampoco funciona, vuelve a traer la atención al mundo, sólo que esta vez utiliza el concepto “preferencias” para decir que todavía desea el mundo pero en términos más “amables”. En otras palabras, dice, “prefiero esto o prefiero lo otro”. Y la vida, que es la que está cargo de todo, nos pone en tesituras en las cuales esas preferencias no están presentes. Y aunque uno no se enganche en pos a perseguir sus preferencias porque quiere demostrar lo “avanzado” que está, no obstante se encuentra rechazando la experiencia que la vida le pone de frente.

Cuando la comprensión profunda de que mi único propósito es reconocer el amor en todo, aunque las preferencias puedan surgir dado el condicionamiento de la mente, hay un espacio de aceptación total de lo-que-es en el cual las preferencias se caen y lo que queda es amar lo que es. Y lo que nos damos cuenta es que si la vida nos vive, y somos parte de ella, no hay nada que se prefiera sobre la experiencia presente porque todo lo que está teniendo lugar es para enseñarnos a amarlo todo.

Este planteamiento puede generar preguntas como, “¿pero si estoy lleno de ira y me encuentro agarrando una pistola para matar a alguien, o si me están robando en la casa, o si estoy viendo las catástrofes del mundo...", y las lista de preguntas es interminable.

Pero la respuesta no cambia. La respuesta sigue siendo, sólo deseo mirar esto con los ojos del amor. Ahí es cuando empieza a ver una apertura de corazón, y todo escenario, luzca como luzca, tiene un propósito que trasciende cualquier preferencia. Ese propósito es recordarme en amor en cada momento. Y la acción que tenga que tener lugar en cada momento tendrá lugar independientemente de nuestras preferencias por qué obedece a un plan, que aunque en un principio no podamos entender, está diseñado para retornarnos al amor.

Si ahora me preguntas cuales son mis preferencias, después de todo lo que he estado viviendo, la respuesta es muy simple, aceptar todo lo que la vida me ponga en frente, ya que si no rechazo nada, no voy a poder sino que experimentar en todo momento que solo soy amor. Y después de haber compartido todo esto, si por alguna razón parte de mi condicionamiento dicta que todavía surjan preferencias simplemente se honran recordando siempre que toda experiencia sirve para un único propósito, perdonar.

Es por eso que dije que este tópico es muy delicado de tocar dado que la sutileza con la que el ego puede interpretar estas palabras es para juzgarnos porque preferencias surjan. Por eso me encanta como un curso de Milagros muy amorosamente me recuerda, “He dicho repetidamente que el Espíritu Santo no quiere privarte de tus relaciones especiales (deseos, preferencias), sino transformarlas.” T-17.IV.2:2