Friday, September 13, 2019

La Vida Es Este Instante

La vida es este instante. No existe otro instante que no sea éste. ¿Cuál, entonces, podría ser el único problema con este instante? El significado que la mente le proyecta. Si la mente le proyecta un significado que nos gusta se experimenta “placer” en este instante, que es, lo que culturalmente hemos aprendido a identificar como "felicidad". Si la mente le proyecta un significado que no nos gusta, experimentamos dolor en este instante, y es, lo que culturalmente hemos aprendido a identificar con lo que conocemos como "infelicidad".

Si, no obstante, no se le proyecta significado a este instante, lo que se experimenta es paz interior. La razón por la cual puse la palabra felicidad e infelicidad entre comillas es porque la verdadera felicidad de la que estamos hablando es permanente. Y esa permanencia de felicidad sólo se experimenta cuando la mente no está identificada, ni con el placer, ni con el dolor debido al dejar de proyectarle significado al momento presente. Simplemente, al estar en total aceptación de Lo-que-Es, eso es paz interior.

Por eso se puede deducir que paz interior y felicidad son uno y lo mismo. Y cuando hablo de dolor y placer, no estoy hablando de una sensación física. Porque la experiencia humana es dolor y placer. Estoy hablando más bien de una interpretación psicológica.

Cuando expongo este tipo de planteamiento, la pregunta que constantemente surge es, ¿y por qué, aunque entiendo esto teóricamente, aun así, se me dificulta experimentar esa paz, esa felicidad, sobre todo cuando en mi experiencia presente se perciben dificultades?

La contestación simple y directa es, a la que me refiero como la superficial, porque no hay confianza en la vida. Dije la superficial porque todavía hay una identificación con un "yo", con un "personaje" que aparenta estar "viviendo" esta experiencia, y desde ese espacio de confianza el personaje aparenta tener la opción de vivir la experiencia presente libre de sufrimiento.

Pero cuando lo llevamos a lo más abstracto, que va más en acorde a la Verdad (letra mayúscula) a nuestra esencia como Ser, a eso que trasciende la condición, o la experiencia "humana", es cuando la mente se convierte en la testigo de la experiencia, y no hay una identificación con este personaje “yo”, no hay una identificación con el cuerpo como “mi realidad”. Sino, más bien, hay una experiencia humana, pero no una identificación con ella.

Esto no implica que el personaje dejará de tener problemas en el mundo, o que no sentirá las mismas cosas que todo ser humano siente, o que no verá las cosas que cualquier otra persona ve. La única diferencia, es que mientras viva cualquiera que sea la experiencia, se genera un espacio de no identificación con el “yo”, en el cual las cosas ocurren, pero no se perciben como que le están ocurriendo al “personaje”. Simplemente forman parte del ocurrir de la experiencia presente.

Es como decir, “yo” no siento dolor. Dolor ocurre. “Yo” no sufro, sufrimiento ocurre. “Yo” no soy feliz o infeliz, felicidad o infelicidad ocurre. Nadie me esta haciendo nada a “mi”, solo se observa un ocurrir tener lugar. “Yo” no tengo, ni dejo de tener nada. Tener o no tener es un ocurrir que tiene lugar. “Mi” cuerpo no muere o nace, este cuerpo aparenta “nacer” y aparente “morir”. Ahora mismo, “yo” no soy el “autor” de estas palabras. Palabras se escriben, solo que aparenta como que surge de “mi”, pero la realidad es, este escribir es un ocurrir. Y todo en la vida es un ocurrir, que si se le despoja de significado, lo que hay es paz (felicidad) con Lo-que-Es, aun si en Lo-que-Es se experimenta dolor o placer.

Estoy utilizando palabras para intentar explicar o describir lo inexplicable. Y es por eso que las palabras sólo apuntan en una dirección, pero la experiencia es algo que tiene lugar por sí solo. Palabras apuntan en dirección a Eso (letra mayúscula) de lo que no se puede hablar. Porque hablar de ello, inclusive intentar explicarlo, tiene que haber una identificación con un “yo” que habla de ello o que lo explica. Y de nuevo, es aquí donde ya las palabras no sirven. Lo único que se exhorta es, permanecer en silencio.

Y no es ese “yo” que permanece en silencio. Ni siquiera permanecer en silencio para intentar tener una experiencia. El silencio es la naturaleza del Ser, y todo lo que tiene que ver con esta experiencia física, es lo que se le conoce en el Advaita como la conciencia identificada (ego). Pero, de nuevo, aquí ya las palabras no sirven de nada, salvo que para seguir distrayendo a la mente.

#nickarandes