Thursday, January 26, 2017

LECCIÓN 309: Hoy No Tendré Miedo de Mirar Dentro de Mí


LECCIÓN 309: Hoy no tendré miedo de mirar dentro de mí.

1. Dentro de mí se encuentra la Eterna Inocencia, pues es la Voluntad de Dios que esté allí para siempre. 2Y yo, Su Hijo, cuya voluntad es tan ilimitada como la Suya, no puedo disponer que ello sea diferente. 3Pues negar la Voluntad de mi Padre es negar la mía propia. 4Mirar dentro de mí no es sino encontrar mi voluntad tal como Dios la creó, y como es. 5Tengo miedo de mirar dentro de mí porque creo que forjé otra voluntad que aunque no es verdad hice que fuese real. 6Mas no tiene efectos. 7Dentro de mí se encuentra la santidad de Dios. 8Dentro de mí se encuentra el recuerdo de Él.
2. El paso que he de dar hoy, Padre mío, es lo que me liberará por completo de los vanos sueños del pecado. 2Tu altar se alza sereno e incólume. 3Es el santo altar a mi propio Ser y es allí donde encuentro mi verdadera Identidad.

Comentario: Una mañana me levanté con la mente atormentada juzgando a un individuo en especifico que según mi criterio estaba distorsionando las enseñanzas del Curso de Milagros. Sin embargo el que alguien interprete la enseñanza no dual del curso de manera que distorsione el mensaje original no era el problema. El problema era que yo me sentía muy molesto e inquieto y por consiguiente todo lo que estaba ocurriendo es que toda esa culpa que se encontraba en mi se le estaba proyectando a esa imagen que aparentaban estar “fuera” haciendo lo que sea que esté haciendo.

Dado ese el caso era imposible ver la inocencia en mi. Esta lección 309 me apoyó muchísimo a reconocer que las imágenes que percibía “afuera” simplemente estaban siendo utilizadas para inconscientemente seguir perpetuando el miedo, la culpa en mi mente y por lo tanto pasar por alto mi inocencia.

Al poder observar esa trampa pude hacer un trabajo de perdón profundo y según empezaba a ser consciente de la inocencia en mi, no como algo intelectualmente entendido sino que como algo sentido, pude darme cuenta que todas esas imágenes que provienen de mi, no de mi como personaje sino que de mi como mente soñadora, son mis hermanos inocentes cuyo deseo es igual que el mío, sanar la mente. Sólo que al haber resistencia interpretarán el mensaje del curso, o para los efectos cualquier mensaje cuyo propósito sea hacernos conscientes de que no somos cuerpo, basado en lo que a este nivel pueden aceptar tal y como me sucedió a mi cuando comenzó mi búsqueda.

Esto no implica que yo esté de acuerdo con las interpretaciones que se puedan hacer de una enseñanza cuyo propósito es despertar al personaje del sueño. Pero sí implica que si yo, con la ayuda del Espíritu Santo, puedo reconocer la inocencia mi al pasar por alto mis interpretaciones entonces no voy a poder sino que percibir inocencia “fuera”.

Por consiguiente, esas imágenes proyectadas se convierten en mis maestros y salvadores porque me ofrecen el regalo de ver dónde está la culpa inconsciente en mi para poder así invitar al Espíritu Santo a recordar una y otra vez que soy (somos) inocente(s).

Pero ¡ojo! Mirar dentro de mí implica observar toda la culpa que yo he interpuesto y atravesarla con la ayuda del Espíritu Santo. Por eso la lección no dice “hoy miraré dentro de mi” sino que, ...no tendré miedo de mirar dentro de mi.” En otras palabras es mirar el miedo de frente solo que dejando a un lado mis interpretaciones para que entonces se pueda reconocer que es falso. Volviendo a lo que conmigo aconteció, el miedo que estaba escondido en el inconsciente, solo que al ser suprimido o ignorado, lo podía ver claramente proyectado en esa persona que según yo estaba distorsionando el Curso.

Para otras personas ese mismo miedo escondido puede serle proyectado a un individuo que le insulte y por lo tanto reacciona, a un gobierno corrupto y por lo tanto reacciona, a un individuo que supuestamente le ha robado o traicionado y por lo tanto reacciona, a un ordenador (computadora) que no está funcionando bien y por lo tanto reacciona, en fin, a todo aquello a lo que uno reacciona creyendo es la causa de su pérdida de paz.

Por consiguiente que hoy y por siempre no se me olvide mi único propósito el cual es perdonar. ¿Perdonar a quien? A mi, no por ser culpable ni por haber sido juzgado. Sino que por simplemente haberme olvidado que soy el Santo hijo de Dios inocente libre de pecado. Y como el mundo es “…la imagen externa de una condición interna,” T-21.In.1:5 al percibir inocencia en mi eso es lo único que podré percibir en todo.