“Mi hermano impecable is mi guía a la paz. Mi hermano pecador es mi guía al dolor. Y el que elija ver será el que contemplaré.” W-pII.354
Comentario: vamos a
mirar ese extracto oración por oración para ademas de ver su sencillez apreciar
la profundidad de esa lección.
“Mi hermano impecable
is mi guía a la paz.”
Lo que determina como me siento no tiene
nada que ver con lo que mi hermano haga o deje de hacer sino que más bien como
lo vea yo a él. Si lo percibo como inocente no voy a poder sino que sentirme
bien conmigo mismo.
“Mi hermano pecador
es mi guía al dolor.”
Si percibo a mi hermano como pecador no
voy a poder sino que experimentar dolor independientemente de lo que él haga o
deje de hacer. Al igual que la oración anterior, esto es debido a que mi
hermano y yo somos lo mismo. En esto se basa la ley que dice que lo que das
recibes.
“Y el que elija ver
será el que contemplaré.”
Cuando dice el que elija ver, no es que
intelectualmente voy a decidir verlo de una manera y por consiguiente no sentir
los efectos de cómo lo veo. Tiene que ver más bien con el sistema de
pensamientos que estoy identificado en cada momento. Las razón es porque con el
sistema de pensamientos del ego es imposible ver a mi hermano inocente aunque a
veces pueda autoconvencerme de que puede ser así.
El trabajo del perdón profundo no es ir
por el mundo pretendiendo que he perdonado o diciendo que he perdonado. Es más
bien observar cautelosamente los sentimientos de culpa, de miedo, que están
escondidos y que a su vez muy rápidamente surgen cuando viene a la mente el
pensamiento de un hermano que por alguna razón u otra lo considere culpable,
alguien que yo sienta me haya hecho algún daño o injusticia.
De la única manera que puedo percibir
inocencia en mi hermano es cuando a raíz de elegir el sistema de pensamientos
del Espíritu Santo puedo reconocer la inocencia en mi. Es por eso que el cambio
de mentalidad del que hablamos surge a raíz del deseo por la verdad, no él de
ir por el mundo intentando ver personajes “inocentes”, que aunque en algunas
ocasiones pueda servir de puente de entrada, sigue manteniendo la mente
enfocada en el sueño.
Cuando verdaderamente estamos
determinados a perdonar, lo que estamos diciendo es que nuestro deseo por la
verdad es más importante que nuestro deseo por todavía querer conservar el
mundo. Entonces lo que se hace ahora es que se atiende muy cuidadosamente a los
sentimientos que surgen en cada momento, que a su vez quieren ser dirigidos o
proyectados a las imágenes, a nuestros hermanos, y volver a redirigir la mente
hacia la verdad.
Aunque el trabajo es muy simple no es
necesariamente fácil. Es muy simple en el sentido de que todo lo que tengo que
hacer es ser honesto conmigo mismo en cada momento que un sentimiento de culpa
surja y que inmediatamente se lo quiera dirigir hacia algo o alguien, y en ese
momento tomar conciencia y recordar que “nunca estoy disgustado por la razón que creo.” W-pI.5, o reconocer que esto no significa nada, o que lo que
siento no tiene nada que ver con la historia que estoy utilizando para
justificar ese sentimiento y dejar mi mente bajo la directriz del Espíritu
Santo.
Pero a su ves no es fácil porque mientras
el sentimiento aparenta tener el poder de acapararnos, la historia que la mente
utiliza para justificarla es perfectamente lógica.
No obstante, la motivación para poder
profundizar en el perdón es simplemente recordar, por más difícil que aparente
ser, qué será imposible poder sentirme bien conmigo mismo hasta que no pueda
sentirme bien con mi hermano, pues una vez más, mi hermano es mi guía hacia la
paz debido a que él y yo somos lo mismo. En cierta manera se podría decir que
nunca estoy perdonando a nadie sino que siempre me estoy perdonando a mí mismo
por haber juzgado a “alguien”.
Una vez más, el trabajo aparenta ser
dificultoso porque la lógica del sistema de pensamientos del ego tiene pruebas
concretas de que mi hermano me hizo daño. Pero no importa la razón por la cual
yo crea sentirme de la manera que me siente, la salida siempre será la misma, y
es: “Mi hermano impecable
is mi guía a la paz.”
¿Por qué? Porque, "El secreto de la salvación no es
sino éste: que eres tú el que se está haciendo todo esto a sí mismo. No importa
cuál sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. No importa quién
desempeñe el papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad.
No importa cuál parezca ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento que
sientas, eso sigue siendo verdad. Pues no reaccionarías en absoluto ante las
figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. No importa
cuán odiosas y cuán depravadas sean, no podrían tener efectos sobre ti a no ser
que no te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño." T-27.VIII.10:1-6