Saturday, March 25, 2017

No Entiendo La Lección Sobre Estar Enojada Por Ver el Pasado


Pregunta: “Hola cómo estás? Estoy en los comienzos de UCDM. Mi duda radica En una de las primeras lecciones que dice que estoy enojada por qué solo veo el pasado. La pregunta es como se aplica está idea a momentos en los que acontece algo grave en el presente. Pongo de ejemplo algo extremo... Supongamos un ser torturado...O alguien en un campo de concentración en la Alemania Nazi...Como podría aplicar esta lección? su sufrimiento se debe a ver el pasado? Se resuelve ignorando por completo el sufrimiento del cuerpo y perdonando? …”

Comentario: La experiencia que estamos teniendo ahora mismo, aunque aparenta ser “presente”, sigue siendo pasado porque la separación de Dios nunca ocurrió. Y aunque “aparenta” que sí ocurrió debido a que esa es la experiencia que aparentamos estar teniendo, en el momento que “supuestamente” ocurrió se deshizo. “En el instante en que la idea de la separación se introdujo en la mente del Hijo de Dios, en ese mismo instante Dios dio Su Respuesta. En el tiempo esto ocurrió hace mucho. En la realidad, nunca ocurrió.” M-2.2:6-8

Sientes el enojo (miedo), una vez más, no por lo que estás experimentando en el “presente” sino que porque lo que tú crees está “ocurriendo” es simplemente una interpretación del pasado. Si no hubiese pasado en tu mente no tendrías punto de referencia para interpretar tu aparente “presente”. Dado ese el caso no habría razón para experimentar enfado alguno. Aunque el extracto que compartí del curso aplica en general a la experiencia de la separación, vamos a utilizar un ejemplo de la vida cotidiana para que puedas ver como esto hace perfecto sentido.

Trae a tu memoria la imagen de una persona que cuando piensas en ella te genera un sentimiento de incomodidad. Alguien en la que tú no confías en lo absoluto o que sientes te haya hecho daño. Si esa persona te llamase ahora mismo tu obviamente sentirías esos sentimientos. Si te preguntas por qué sentirías esos sentimientos la contestación es simple. Porque no estás viendo a esa persona en realidad sino que estás viendo el pasado en tu mente. Si soltases el pasado verías a esa persona como si la conocieses por primera vez. Eso es amor.

La práctica del Instante Santo te apoya en dos maneras; una, que al observar cada momento presente libre de tu pasado (de tus interpretaciones) te relacionas desde el amor, y segundo, de ser consciente, no necesariamente de que esto nunca ocurrió, sino que más bien de que tu realidad es en Dios lo cual va más allá de lo que tus sentidos aparentan mostrarte.

Lo que ocurre en cada momento es irrelevante para la mente que está soñando el sueño porque nada de lo que ocurre en el sueño tiene poder sobre ella. La mente, siendo lo que es real, y el sueño, siendo lo que es irreal, a eso se debe que el curso puede resumirse de la siguiente manera, “Nada real puede ser amenazado. Nada irreal existe. En esto radica la paz de Dios.” T-In.2:2-3

Eso es todo lo que es importante recordar. Y las lecciones te van poco a poco apoyando en ello. Sin embargo el sistema de pensamientos del ego plantea escenas hipotéticas para intentar responder a una pregunta que en realidad no viene al caso. Pero para satisfacer tu inquietud, si un individuo en un campo de concentración compartiese la mentalidad del Espíritu Santo no experimentaría sufrimiento alguno. Tan simple como eso.

Así que para efectos de la lección del curso, ahora mismo tú estás viendo el pasado porque al querer seguir sintiéndote separada de Dios continúas proyectando la película, que una vez más, se deshizo en el momento que aparentó haberse proyectado. Pero aunque sigas percibiendo el pasado ya que eso es lo que esta experiencia física representa, el Espíritu Santo te enseña a reinterpretarlo de tal manera que el sufrimiento se erradica de la mente.

Por lo tanto atiende a las elecciones y aplícalas tal como se te indican, aun cuando en momentos quizás no las entiendas. En la introducción de las lecciones se nos recuerda: “Recuerda solamente esto: no tienes que creer en las ideas, no tienes que aceptarlas y ni siquiera tienes que recibirlas con agrado. Puede que hasta te opongas vehementemente a algunas de ellas. Nada de eso importa, ni disminuye su eficacia. Pero no hagas excepciones al aplicar las ideas expuestas en el libro de ejercicios. Sean cuales sean tus reacciones hacia ellas, úsalas. No se requiere nada más.” W-pI.In.9:1-5

Deja a un lado todas las preguntas hipotéticas que el ego formula. Pues a final de cuentas si no estás siendo torturada y no estás en un campo de concentración, ¿para qué perder tu tiempo formulado esas preguntas? Disfruta mejor de la paz que la mente va a ir experimentando según aplicas el perdón a tu experiencia diaria.